Una de las preocupaciones y demandas más frecuentes de los entrenadores o/y deportistas es poder estar centrado en aquello que se quiere hacer, sin que nada les distraiga de su objetivo; sea en un movimiento técnico, en un entrenamiento o en competición. Para ello el entrenamiento de la atención es fundamental, y ésta se puede introducir en la dinámica del entrenamiento sin tener que trabajarla específicamente fuera de él (siempre que no exista ningún déficit). Con este objetivo, debemos diferenciar entre atención y concentración. Diríamos que la atención es la habilidad voluntaria del manejo de los sentidos hacia un determinado estímulo u objeto mental, en otras palabras es el FOCO. Mientras que la concentración es la INTENSIDAD, la habilidad para centrar toda la energía psíquica (pensamiento, emoción y sensación) en el foco evadiéndonos del resto de estímulos.
ATENCION= FOCO VS CONCENTRACION= INTENSIDAD
Por lo tanto, el primer objetivo a introducir en el entrenamiento es la identificación de los focos atencionales. Saber seleccionar los estímulos pertinentes sobre los que el deportista se debe fijar en un ejercicio o movimiento técnico en concreto. El segundo objetivo es el grado de intensidad (concentración) que requiere dicha situación. Y por último, la combinación de todo ello en función del número de estímulos a tener en cuenta y si éstos son externos o internos. Veamos algunos ejemplos:
En el tenis el foco atencional a la hora de restar es la pelota, en la que debemos poner la máxima intensidad y concentración (un solo estímulo y externo a nosotros, lo que llamamos foco atencional reducido- externo). En este caso, una manera de poner en práctica la atención en una sesión de entrenamiento de tenis con golpes paralelos o cruzados en el resto, es añadir conscientemente estas variables a las instrucciones del ejercicio. De esta manera el jugador sabe en qué debe fijarse (en un estímulo o varios) y con qué intensidad debe hacerlo.
En el caso de un entrenamiento de baloncesto, podemos introducir estas variables con el mismo objetivo. Por ejemplo, en la explicación de un ejercicio de defensa del lado débil: “Fíjate en dos estímulos: pelota y tu jugador a defender simultáneamente, sin perder de vista ni a uno ni a otro” (foco atencional amplio- externo) conseguimos que el jugador centre su atención en los estímulos relevantes. Incluso podemos introducir mecanismos para autorregular el nivel de alerta o intensidad según el grado de intervención en la jugada (a más distancia menos alerta y a menos distancia más alerta).
Como vemos, tanto en deportes individuales como en colectivos se puede trabajar la atención en los entrenamientos. La ventaja es que cuando el deportista aprende a manejar los focos atencionales y su intensidad, los aplica de manera casi automática e inconsciente; focaliza, desfocaliza y vuelve a focalizar en cada momento en función de la demanda de la situación, y se acerca al rendimiento óptimo. Y lo más importante, sabe que posee este recurso y que lo puede aplicar de manera consciente (como en el entrenamiento) cuando la competición lo requiera. Del mismo modo el entrenador puede recordarlo, con el objetivo de que el jugador se concentre en la correcta realización de los movimientos entrenados.
Volviendo al mundo del tenis, seguro que habéis observado que muchos jugadores, cuando cometen un error, repiten en el aire el movimiento correcto exitoso rectificando el gesto. Igual que cuando un jugador de baloncesto falla un tiro libre. En ese momento el deportista maneja un foco atencional reducido- interno visualizando el movimiento para grabarlo mentalmente. Y eso que nos sale inconscientemente, podemos mejorarlo con lo que llamo la regla del 1 2 3:
“REGLA DEL 1 2 3”
Segundo 1 para desfocalizar y lamentar el error.
Segundo 2 para respirar profundamente y grabar mentalmente el movimiento correcto.
Segundo 3 para concentrarse exclusivamente en el siguiente punto o acción, y en su correcta realización antes que en el resultado del mismo.
El mayor experto del manejo de los focos atencionales es el maestro Rafael Nadal, quién focaliza-desfocaliza-focaliza de una manera extraordinaria buscando constantemente soluciones a los errores, y jugando todas las bolas como si fuera la última independientemente del resultado. Mucho tiene que aprender el mundo empresarial de este tipo de comportamientos.
Animo a entrenadores y deportistas a introducir con creatividad estas variables atencionales en los entrenamientos, convencido de que os acercará a tener una mayor sensación de control en la competición, mejorando así la autoconfianza y el rendimiento deportivo. Recuerda: sólo con esto no ganarás, pero seguro que no perderás partidos que podrías haber ganado.