La caja de arena es una técnica que se utiliza en psicoterapia. Se ha estudiado su aplicación para distintas problemáticas y poblaciones como la migración, la discapacidad, el trauma o los trastornos de ansiedad o del estado de ánimo.
Sus inicios se lo debemos a dos autoras que trabajaban con niños. La primera, Margaret Lownefeld, la desarrolló en la década de los 20, a través del juego que sus pacientes más pequeños iban construyendo. Más tarde, Dora Kalft, perfeccionó la técnica entre los años 50 y 60. Aunque se basaron en los trabajos de Carl Yung, se puede implementar la caja de arena con un enfoque metafórico, no verbal y experiencial dentro de la terapia psicológica.
En este artículo te queremos hablar de la caja de arena, en qué consiste y cuáles son las ventajas de trabajar con ella en terapia.
¿Cómo funciona la técnica de la caja de arena?
La caja de arena, como su propio nombre indica, consiste en una caja de madera (de unas determinadas dimensiones) con arena dentro. Se recomienda que el fondo de la caja sea de color azul para poder representar elementos como el cielo o el agua, si así se desea. Además, también se pone a disposición del paciente un conjunto de figuras (normalmente, muñecos de juguete) que representan personas, animales, objetos u otros elementos de la naturaleza.
La psicóloga invita al paciente a construir su mundo interno, una escena de su pasado o su familia, dependiendo de lo que se quiera trabajar en ese momento. Lo podrá representar a través de las figuras, cómo las disponga e, incluso, cómo disponga la arena. Todo ello, si quiere, no hay normas. Así, podrá dar mucha información sin necesidad de contar con todo lujo de detalles algo que le ocurrió o cómo era su dinámica familiar.
Mientras, la psicóloga acompaña, a través de preguntas, a que el paciente conecte consigo mismo. Eso sí, es él o ella quien decide si lo que va saliendo le cuadra o no. Tiene total libertad de decidir si lo que ha proyectado en la caja de arena y lo que va sacando con ayuda de las preguntas de su psicólogo, tiene relación con él o no.
¿Qué beneficios tiene la técnica de la caja de arena?
1. Promueve traer a la consciencia lo inconsciente.
A través de la representación, proyectas contextos y emociones de tu vida de las que no eras consciente y que se estaban quedando enquistadas y sin procesar. Traer a la consciencia lo que nos ocurre es fundamental en cualquier proceso terapéutico. La caja de arena nos permite hacer consciente aquello que no estamos preparados para ver sin necesidad de utilizar las palabras.
2. Ayuda con el procesamiento de emociones difíciles.
Además, del proceso mental de traer a la consciencia que tiene lugar en la caja de arena, otro proceso a destacar es el del procesamiento emocional. Esto puede llevar a la reparación de emociones y la reconciliación con las mismas, lo cual, a su vez, permitirá transformar la manera de percibir el mundo.
3. Medio de expresión seguro.
La técnica de la caja de arena deja trabajar sin las defensas. El terapeuta no fuerza ninguna interpretación, sino que es la persona, quien a través de las figuras que elige y cómo las dispone, se da cuenta y puede ver lo que signifique para ella. En definitiva, ayuda a conectar con las emociones sin necesidad de las palabras o de verbalizar detalles de un suceso que puede haber sido traumático. Además, esta técnica se emplea mucho porque es poco invasiva y respetuosa con las heridas emocionales del paciente.
4. Facilita el uso de metáforas.
Se trata de un método muy revelador, ya que permite establecer metáforas sobre las emociones, las circunstancia vividas o las relaciones que tenemos. Las metáforas se utilizan mucho en terapia, ya que posee un gran poder terapéutico.
5. Favorece la introspección.
Te ayuda a ver dentro de ti, creando un puente entre tu realidad interna y el mundo exterior. Esto facilita que te comprendas a ti mismo. Ayuda a comprender los problemas emocionales, darles cabida y expresarlos.
En conclusión…
Como vemos, esta técnica no es para interpretar o “leer” la mente. No se trata de acceder a heridas psicológicas de manera invasiva. El psicólogo es un mero espectador y acompañante. Lo único que busca es conocer, en el caso de que esté en fase de evaluación, o que el paciente conecte consigo mismo o con sus emociones cuando no puede de otra manera. Se trata de utilizar una vía más fácil que el diálogo y la conversación cuando las emociones se nos atascan.
Aunque, inicialmente, su aplicación fue pensada para niños, se trata de una herramienta muy útil y poderosa en la terapia con adultos. Acceder a nuestro mundo interno no siempre resulta fácil, y herramientas como la caja de arena (entre otras) nos ayudan a establecer esa conexión, lo que tiene un profundo valor terapéutico.
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Referencias bibliográficas
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