- En una persona sana el pH de la sangre se encuentra entre 7.40 y 7.45. Uno de los minerales más importantes para neutralizar la acidez de la sangre es el calcio, seguido del magnesio, potasio y sodio. De modo que si la alimentación que ingerimos tiende a ser ácida, el organismo extraerá de los huesos, de los dientes y de los tejidos, el calcio suficiente para neutralizar esa acidez. Por tanto, podría desmineralizar y provocar: osteoporosis, caries, uñas frágiles, anemia, problemas digestivos, etc.
- Nuestra alimentación, para que esté equilibrada, debe ser un 80% alcalina y un 20% ácida (legumbres, frutos secos crudos, etc.).
- Si la sangre baja del 7.38 PH, nos podríamos morir. Ella es la que se encarga de buscar el equilibrio a través de robar calcio, magnesio, potasio y sodio. Podríamos decir que la osteoporosis nos ha salvado la vida.
- Alimentos ácidos tóxicos: proteínas animales, lácteos, harinas refinadas, azúcar, etc., pero también nos acidifican la sangre el estrés, los disgustos, los contaminantes, los pensamientos negativos, etc.
- Uno de los alimentos que más acidifican la sangre también son los alimentos transgénicos. La ciencia rompe la cadena molecular con la creación de estos alimentos tan tóxicos para los seres vivos. Y si continúa, romperá el orden natural que mantiene la unidad. De aquí pueden salir enfermedades serias, malformaciones, etc.
- Analicemos bien lo que ponemos en el plato y valoremos si realmente queremos salud en nuestra vida o placer por comer.
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VEHYS.