¿A qué llamamos exactamente relación sana? Este término está en boca de todo el mundo y lo solemos utilizar como un término paraguas para referirnos a relaciones familiares, de amistad y, sobre todo, de pareja, que funcionan. Sin embargo, bajo mi punto de vista las relaciones sanas van mucho más allá que solo ser funcionales. Cumplen una serie de características, no obstante, la principal es que las relaciones sanas son aquellas que ayudan a cicatrizar las heridas del pasado del individuo.
Los seres humanos tenemos la necesidad (biológica, ojo) de conectar con los demás. Las relaciones sanas nos deben proporcionar apoyo, contacto físico, regulación emocional, seguridad, comunicación y sensación de pertenencia. La teoría del apego de Bowlby señala que las personas son más felices y se sienten más seguras a la hora de desarrollar sus capacidades cuando hay una o más personas a las que saben que estarían ahí en caso de necesitarlas si surgen problemas.
En este artículo, os quiero hablar de la importancia de rodearnos de gente que nos proporcionen esa seguridad, apoyo y contacto y cómo se pueden construir relaciones sanas.
¿Cómo construimos las relaciones sanas o no tan sanas?
Desde que nacemos y en la infancia, aprendemos cómo funcionan las relaciones. Son nuestras figuras de apego quienes nos enseñan, para bien o para mal, cómo debemos relacionarnos y cómo se van a vincular los demás con nosotros. Así, nos montamos esquemas mentales en nuestra cabeza que nos ayudan a movernos por el mundo. Por ejemplo, “Es seguro confiar en los demás”, “Soy una persona simpática y divertida” o, algunas personas desarrollan esquemas más negativos como “no le importo a nadie” o “si confías te acabarán haciendo daño”. Cómo se desarrollen estos esquemas dependerá de las experiencias que nos haya tocado vivir.
Para quienes han sido heridos en lo relacional durante la infancia, tener vínculos sanos y profundos puede ser todo un desafío. Por un lado, esperan sufrir rechazo, humillación, abandono o traición y no confían en nadie para protegerse de todo esto. Por el otro lado, tienen una enorme necesidad de ser vistos y buscan desesperadamente relaciones afectivas que les brinden algo de esa necesidad. Esto les lleva a emitir conductas que se conocen comúnmente como “tóxicas”, puesto que no soportan la idea de dependencia y, al mismo tiempo, quieren tener a alguien en quien confiar.
Estos esquemas en algunas personas son tan rígidos que no siempre encajan con todas las relaciones que desarrollan a lo largo de la vida y es entonces donde acaban dañadas, haciendo daño a los demás o no siendo capaces de desarrollar vínculos profundos. Por eso, es tan importante tener relaciones sanas desde la infancia que nos eduquen, regulen y proporcionen seguridad para que tengamos un desarrollo saludable.
¿Qué caracteriza las relaciones sanas?
A continuación, os indico algunas señales que nos pueden decir si estoy en una relación sana o no. Las relaciones sanas deben tener algunas de las siguientes bases:
- Mi relación está basada en la empatía, la igualdad y el respeto mutuo.
- Ambas partes podemos establecer límites claros y soy capaz de comunicarlos siendo asertiva sin ser agresiva.
- Hay un equilibro entre la dependencia, la interdependencia y la autonomía de cada cual.
- Existe un sentimiento mutuo de seguridad que no depende de que la otra parte esté disponible todo el tiempo.
- Tengo presente a la otra persona, o sea, cuando no estoy con ella, me acuerdo de que existe.
- Ambas partes podemos regular las emociones que implican estar en una relación.
- Cuando surge el conflicto, se puede hablar, negociar y pactar para mantener la relación. Pediremos ayuda externa si se necesita para ello, porque la relación nos importa.
- Ambas partes tenemos cierta seguridad en nosotras mismas y una opinión estable sobre nosotras mismas.
- Podemos confiar en la otra parte. No tengo la creencia constante de que me van a intentar hacer daño, abandonarme o defraudarme.
- Puedo reconocer cuando algo me ha dolido y comunicarlo de manera asertiva.
- Veo que la otra parte tiene deseos, necesidades, sentimientos y aspiraciones que no tienen por qué coincidir con los míos y los respeto.
- Veo y reconozco mis propias necesidades, deseos y sentimientos y los comunico.
- Nos escuchamos, nos entendemos o hacemos por entendernos y reflexionamos sobre lo que nos intenta transmitir.
- Negociamos para que ambas partes salgamos ganando; no hay una lucha sobre quién tiene el poder y el control.
- Puedo expresar mis sentimientos y hablar de lo que me ocurre sin miedo a que me rechace o me humille.
¿Cómo construir relaciones sanas?
Bajo mi punto de vista, la sociedad actual nos está educando un poco en el individualismo: en el tengo que mirar por mí, poner mis límites, escucharme. Y sí, todo eso es parte de nuestro autocuidado.
Hablemos de autocuidado: qué es realmente y cómo llevarlo a cabo.
Sin embargo, hay una fina línea entre todo eso y en el no tener responsabilidad afectiva. Esta responsabilidad afectiva es esencial en las relaciones y consiste en, también, mirar por el otro. Por eso, en mi consulta veo que existe esta idea generalizada de que, hoy día, tener pareja estable es algo difícil. No puedo ni confirmar ni desmentir esto, pero sí diré que construir relaciones sanas tiene que ver con los cuidados y con un esfuerzo diario. Tampoco tiene que ser una carrera de fondo, pero sí una parcela de nuestra vida que tendremos que regar y poner especial atención si queremos que florezca.
Para construir relaciones sanas hablaré de la disposición. Es decir, si queremos tener relaciones sanas tenemos que estar dispuestas o dispuestos a ciertas cosas. Los ingredientes para una relación sana incluyen la disposición para comunicarse y escuchar al otro, para cuidar y dejarse cuidar, para ponerse en el lugar de la otra persona, y ser generoso tanto con el tiempo como con la energía. También es fundamental estar dispuesto a aceptar algunas cosas sin esperar que la otra parte cambie, y saber poner límites, aunque resulte incómodo.
En conclusión…
Una cosa que hay que tener clara es que siempre surgen conflictos en las relaciones sean sanas o no. La relación sana no es aquella en la que nunca surge ningún conflicto, si no la que reparara esos conflictos y según de qué manera. Las personas nos equivocamos, malinterpretamos y nuestras necesidades no tienen por qué coincidir con las del resto. Podemos hacer daño sin querer y todo ello hace que, a veces, sintamos que las relaciones son demasiado complejas. Y lo son. Como ya he dicho es una cuestión de currárselo y despojarte de esta idea de ser felices y comer perdices, del todo debería ir bien o si me quieren deberían saber lo que siento y lo que deseo.
Por supuesto, en las relaciones sanas debe haber espacio para el humor, la espontaneidad y la diversión. Sentir que se está donde se tiene que estar y sentir una base de seguridad y tranquilidad también son necesidades básicas en nuestras relaciones personales.
Necesidades relacionales (Parte II): ¿Cuáles son?
¿Buscas ayuda para construir relaciones sanas?
La dificultad en construir relaciones sanas suele estar en uno mismo. Solemos estar colmados de creencias limitantes sobre los vínculos por cómo nos han tratado en el pasado. La buena noticia es que eso puedes sanarlo y repararlo. Comenzar terapia te ayudará a ver de dónde vienen todas esas creencias, conocerte mejor y darte más margen de maniobra para elegir de qué manera te quieres relacionar tú. Si el caso es que crees que puedes mejorar tu relación de pareja también se puede trabajar en terapia de pareja. Puedes ponerte en contacto conmigo aquí para poder valorar mejor tu caso.
Claves para superar los desafíos en tu relación: terapias de pareja como solución.
Referencias bibliográficas
Boon, S. (2015). Vivir con disociación traumática. Desclée de Brouwer.
Levine, A., & Heller, R. (2016). Maneras de amar: La nueva ciencia del apego adulto y cómo puede ayudarte a encontrar el amor… y conservarlo. Urano.
Gonzalez, A. (2020). Lo bueno de tener un mal día. Cómo cuidar de nuestras emociones para estar mejor. Planeta.
Erskine, R. G., Moursund, J. P., & Trautmann, R. L. (2012). Más allá de la empatía. Una terapia de contacto en la relación (N. Maestre, Trad.). Descleé de Brouwer.(Trabajo original publicado en 1999).