“Puede ser que en el pasado haya tenido que sufrir para aprender, pero no quiere decir que la única manera de aprender sea sufriendo”. «El dolor es inevitable, el sufrimiento, opcional».
Una de las más valiosas enseñanzas de la sesión ”El poder de las creencias” de Elma Roura, es que SUFRIR NO SIRVE PARA NADA…
Quien odia, envidia o se apega, sufre (y el otro, ni se entera).
El sufrimiento no nos trae lo que deseamos, no nos saca de la adversidad ni nos devuelve lo perdido, es un estado que nos hace gastar energía y a la larga, nos enferma.
Quien sufre, se victimiza en varios grados:
- Espera o desea (lo que tiene no lo quiere y quiere lo que no tiene)
- Se culpa a sí mismo y a los demás (incluso a la misma vida, a las circunstancias o a lo que sea)
- Encuentra siempre excusas (está a la defensiva, se justifica ante todo)
- Está en un alto grado de inconsciencia (pierde el control, está desconectado de su cuerpo y, por supuesto, de su esencia)
Si bien es cierto que el sufrimiento es el motor del cambio, llega un momento en el que te hartas de hacer el papel de víctima. El trabajo más grande es intentar cambiar el sistema de creencias que nos han llevado a experimentar ese sufrimiento, es entonces cuando se nos abren los ojos y comenzamos a:
- Cuestionar. Hacer un ejercicio consciente de identificación de nuestros pensamientos (que son los que nos agobian y no nos dejan estar 100% en paz) y luego, cuestionarlos. ¿Cómo? Escuchándonos (¿Qué es lo que pienso? ¿Es verdad lo que pienso? ¿Quién sería yo sin este pensamiento?) Esto funciona, teniendo en cuenta que las emociones son una consecuencia de nuestra interacción con los pensamientos.
- Aceptar. Decir “sí” a este momento, en palabras de Elma, SIN HISTORIAS. Esto implica no pelearnos con el resultado y darle vueltas en la cabeza a lo que pudo haber sido y no fue o lo que pude haber dicho y no dije, etc.
- Renunciar. Esto no quiere decir dejarlo todo repentinamente y ya está (como una especie de sacrificio), sino llegar a la renuncia a través de la generosidad. Desprendernos de nuestros pensamientos, salir de nuestra zona de confort es un trabajo que hicimos más adelante a través de otras técnicas que luego explicaré.
Fue así como Elma nos puso de frente con nuestras creencias para dejar de sufrir, comenzando con los juicios que hacemos de otros. Tuvimos la dura tarea de juzgar a un compañero (al azar), para luego descubrir que nos hablábamos a nosotros mismos. Personalmente fue con este juicio, como entendimos la segunda enseñanza de esta sesión: «No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos”.