FASCIA Y EMOCIONES
La Fascia es el tejido conectivo que envuelve todos los órganos de nuestro cuerpo, desde
músculos a células. Una red que conecta todas las partes de nuestro organismo. Nace apenas
nuestras células se especializan en sus cuatro grupos principales. Antes que muchas de las
estructuras con la que solemos identificarnos.
Desde el principio hasta el final de nuestra vida cumplirá un rol importantísimo en nuestra
estructura, sostén y movimientos. Posee la memoria de cada uno de nuestros pasos por esta
tierra.
El concepto de la memoria tisular es materia de estudio e investigación hoy en día, como muchas otras cualidades, y demás misterios sobre este órgano, que pareciera haber estado escondido delante nuestros propios ojos durante siglos, tanto para anatomistas, como cirujanos.
En el momento de nuestro nacimiento, toda nuestra piel y tejidos se ven estimulados por el nuevo mundo exterior al útero, y comienza a la vez, nuestro desarrollo dentro de la acción de la
Gravedad. Donde nuestros músculos y fascia, a través de nuestra necesidad de movimientos,
moldearán nuestros huesos para conformarnos en la integridad estructural, plenamente móvil y
resiliente, que supone un cuerpo sano y vibrante.
La Fascia se encarga de la protección y envoltura de cada una de nuestras estructuras, y eso significa también, permitirles a todas y cada una, poder articularse y deslizarse sobre otras. Aquí radica una de las tantas maravillas de nuestro cuerpo: no existen espacios vacíos, y muchas
estructuras, comparten espacios.
Cuando esta capa deslizante (húmeda, flexible, viscosa) sufre por falta de movimiento, accidente o trauma emocional, los tejidos tienden a adherirse, resecarse, y acumular toxinas.
En el siglo 21, luego de tanto camino recorrido e investigaciones, tanto desarrollo en materia
somato emocional, es innegable que nuestro cuerpo responde a nuestras emociones. Un trauma
emocional es una herida psicológica, que puede afectarnos consciente o inconscientemente, y
que se aloja en alguna parte de nuestro sistema, generando alguna patología, disfunción,
restricción o dolor.
¿Qué pasa cuando una de estas emociones se atora, y se convierte con el tiempo en un dolor crónico?
Ese dolor es provocado por una restricción en una zona en concreto, y con el tiempo generará un
“patrón de restricción” afectando, comprometiendo, cada vez más áreas de nuestro sistema.
Teniendo el cuerpo, y la mente, que adaptarse con compensaciones de todo tipo y generando
una nueva organización, cada vez más entrópica.
LIBERACIÓN DE LA FASCIA es la propuesta a un cambio de paradigma, donde el “toque”
consciente y respetuoso, propicia procesos de auto-sanación, que otras técnicas más invasivas,
fuertes, o basadas en rutinas, no pueden lograrlo. Es el tejido el que debe guiar al terapeuta en la
sesión, a un ritmo que permita que el paciente/cliente desarrolle su propiocepción y dónde se
reintegre y reorganice toda la estructura del cuerpo.
Aprender a trabajar con La Fascia es la llave para abrir la puerta de la esperanza en este nuevo
paradigma en el mundo de las terapias manuales.
Ayudar a Estar mejor para hacer del mundo un lugar mejor.
Sebastián Campanile y Deva Samita
Formación Presencial en Barcelona y Tarragona.