¿Alguna vez te ha pasado?
¿Te ha pasado que tomas conciencia de que las cosas no van bien y no sabes qué hacer para sentirte mejor al respecto?
En muchas ocasiones, la solución de problemas comienza desde un cambio de perspectiva sobre la situación, pasando por entender cómo identificamos, procesamos y ejecutamos la información que tenemos acerca de un problema.
En la educación que recibimos no hay una asignatura que nos enseñe a desenvolvernos en el complejo mundo de la mente, por lo que solemos enfrentarnos a estrepitosos fracasos una vez tras otra, teniendo que enfrentarnos a los problemas y situaciones complejas y desagradables, sentirnos a la deriva, sin habilidades o herramientas.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Lo primero de todo, autocompasión y amor propio. Bastante tenemos con descubrir que hay un problema y que no sabemos cómo mejorarlo, ¿no? La idea de encargarse de que tu peor enemigo no viva entre tus oídos no va desencaminada. Sentir compasión por tus problemas permite transformar la autodestrucción en frustración y más tarde, convertir la frustración en paciencia.
El amor propio lo utilizamos para encargarnos de que recibimos el autocuidado básico que necesitamos: comer, hidratación y sueño. Sin estos básicos, lidiar con lo demás se hace muuucho más difícil. ¡Priorízate!
La psicología del cambio
La psicología del cambio tiene que ver con como las personas percibimos, enfrentamos y nos adaptamos a los cambios.
Sería como pasar del amanecer al atardecer. El cambio sería el flujo constante de eventos y experiencias que ocurren a lo largo del día y que requiere adaptación y flexibilidad.
Tener una mentalidad oportuna implica tener la actitud correcta para aprovechar lo que el día traiga consigo, te ayuda a tomar decisiones cuando te encuentras con obstáculos, en el camino hacia tus objetivos. Una mentalidad que es oportuna, ayuda a anticipar desafíos, mantener el enfoque en la consecución de objetivos. Es la perspectiva que adoptamos mientras contemplamos el cielo cambiante, y nos permite reflexionar al final del día sobre lo ocurrido y aprendido, incluso mejorar nuestra capacidad de tomar decisiones en el futuro.
Trabajar desde la psicología del cambio va más allá de actuar cuando los cambios tienen lugar, ya que busca generar una actitud que desbloquee cambios. Busca obtener las habilidades y características necesarias para que la persona las manifieste en su vida, mejorando su calidad de vida de manera intencionada.
Utilizar conocimientos sobre la mente dirigidos al cambio, implica pasar de tener un rol de espectador a uno protagonista, enfocando las circunstancias hacia el beneficio propio.