De todos es sabido la gran capacidad extrasensorial de los caballos para percibir energías, emociones y expresiones faciales de los seres humanos. ¿Pero qué emociones reciben, transmitimos o hacemos sentir nosotros a ellos en nuestra relación diaria con estos nobles animales?
Respecto a las emociones los caballos son grandes expertos por ello tienen muchas cosas que contarnos:
<< Somos compañeros de camino con los que podéis compartir momentos maravillosos y con los que también podéis aprender a abrir el corazón para dejar de poner trabas a la expresión de vuestras emociones, pero no podemos ni tampoco estamos preparados para suplir todas las deficiencias emocionales que tengáis y/o para transformarnos en vuestros terapeutas, en los sustitutos de vuestros hijos y vuestras parejas o en simples instrumentos de entretenimiento, de éxito personal o de recompensación económica.
Para evolucionar, y ser individuos equilibrados y sanos, necesitáis reorganizar los valores de la vida y también aprender a confiar en vosotros mismos y a convivir en paz, armonía e igualdad con otros miembros de vuestra misma especie.
Los humanos acostumbráis a confundir amor con posesión y muy pocas de vuestras relaciones se encuentran fundamentadas en la única forma real de amor que existe en el universo: el amor incondicional
Como resultado de las acciones que soléis emprender con nosotros, en las fases iniciales de nuestra existencia, muchos potros alegres y divertidos acabamos transformándonos en individuos introvertidos, inseguros, desconfiados, miedosos y en autómatas que cumplen órdenes sin rechistar.
El miedo que nos genera el hecho de estar aislados y no tener posibilidad alguna de encontrar una solución viable para escapar de las múltiples amenazas que nos acechan en el entorno artificial en el que nos ha tocado residir; la tristeza que nos ocasiona perder a los compañeros de vista cuando somos vendidos o cedidos; el enfado que nos provoca no ser entendidos por la persona encargada de cuidarnos o de trabajarnos; la angustia que sentimos al percibir la importancia banal que le dais a nuestra vida; el pánico que nos causa ser maltratados y despreciados por el jinete o la impotencia que nos produce vernos obligados a compartir territorio con un vecino con el que no acabamos de simpatizar son emociones desagradables que se perpetúan día tras día en nuestra existencia cotidiana cautiva. Lamentablemente la falta de libertad de acción nos impide emprender cualquier tipo de actuación y nos frustramos muchísimo al ver cómo pasan los días sin poder hacer nada para eliminar la causa del malestar que nos aflige. Siendo esto bastante perjudicial no sólo para nuestra integridad estructural y funcional de nuestro organismo sino para nuestro propio estado emocional.
Entre los factores que ocasionan la pérdida de equilibrio en nuestro estado emocional cabe destacar el papel protagonista que han adquirido los traumas reiterados a los que solemos estar expuestos debido a las actitudes y acciones carentes de respeto y coherencia que, de forma habitual, estáis acostumbrados a emprender con los miembros del colectivo equino; algo que en muchas ocasiones soléis hacer de forma totalmente involuntaria pues no sois conscientes de la gran vulnerabilidad emocional que nos caracteriza. Y por esto podemos afirmar que en » casi » todas las enfermedades que padecemos hay algún altibajo emocional involucrado.
Mientras que las emociones positivas se caracterizan por tener una vibración muy elevada que fomenta, a gran escala, que puedan darse las condiciones idóneas para que nuestro cuerpo y nuestra mente puedan estar en paz y en equilibrio, las emociones negativas presentan una energía muy baja que produce una desestructuración del orden fisiológico orgánico que viene predeterminado, de forma perfecta y exacta, por naturaleza.
EL AMOR es el nutriente vital, por encima de cualquier alimento, fármaco o suplemento, que alimenta, da vida, regenera y rejuvenece a las células. Se trata de una pieza clave y vital en la existencia de cualquier ser vivo pues, gracias a todas las funciones que realiza, ayuda a sanar con eficacia al organismo.
La gran estabilidad emocional que los caballos disfrutamos cuando somos libres suele desvanecerse en cautividad por motivos que son completamente ajenos a nuestra voluntad.
El trato que soléis tener con nosotros, y la falta de atención que en general presentáis a la hora de escucharnos y darnos la oportunidad de elegir, qué preferimos o necesitamos para ser mínimamente felices, hacen que padezcamos continuos bloqueos emocionales; algo que en libertad no suele sucedernos NUNCA. Bloquearnos implica quedarnos con alguna emoción no expresada en nuestro interior que, a medio o largo plazo, acaba generándonos desajustes en el flujo energético armónico de nuestro cuerpo y, en consecuencia, alteraciones físicas y/o cambios de comportamiento.
Nos vemos incluso obligados a desarrollar tácticas para esconder los sentimientos y, en consecuencia, la transparencia emocional que nos caracteriza deja de ser el motor que guía nuestra forma de actuar>>.
Textos extraídos del libro «un mensaje de los caballos para toda la humanidad» de Marga Navarro.