La angina de pecho es una enfermedad cardíaca consecuencia de una estimulación constante con tabaco, café, té, malas combinaciones alimenticias y excesos de carbohidratos. Si observamos los efectos del ayuno en nuestros pacientes que sufren del corazón, estamos sorprendidos a la velocidad con la que éste se recupera de sus dificultades.
Las personas con enfermedades cardíacas creen que no tienen ninguna elección excepto tomar medicamentos para paliar sus síntomas. Pero sí que tienen una elección saludable. Los medicamentos no curarán y no producirán salud. El requisito más importante para todos los pacientes que sufren del corazón es el descanso fisiológico. Es decir, descansar en la cama y no consumir ningún alimento hasta que la curación del corazón haya tenido lugar. Durante este descanso fisiológico, las toxinas serán eliminadas del cuerpo; la acumulación del colesterol en las arterias se desintegrarán y serán eliminadas y expulsadas a través de los órganos de eliminación; y el corazón empezará a repararse. Durante el ayuno, no se gasta energía vital en la digestión y, por lo tanto, hay más energía disponible para la reparación.
No proclamamos que el ayuno en realidad “cure” algo. Sabemos que el ayuno quita al corazón un peso de encima de modo que pueda restablecerse de una manera más segura y veloz. El ayuno hace que un corazón rápido vaya más lento. Esto quita al corazón un gran peso de encima y ocasiona una reducción veloz de la presión sanguínea. Con una reducción de la tensión y del número de repeticiones de la pulsación del corazón el descanso está asegurado. Con menos trabajo que hacer, el corazón volverá a su funcionamiento normal.