Cuando se lee o se nombra la palabra abandono posiblemente nos evoca la idea de alguien que nos deja, que se marcha de nuestra vida, por lo que significa una pérdida. Y sí, este es un tipo de abandono, pero no el único posible. Hay muchas formas de abandonar o ser abandonada por alguien, incluso cuando la persona está presente físicamente.
El abandono es la herida quizás que más huella deja y más podemos arrastrar a lo largo de nuestra vida, pudiendo afectar en cualquier aspecto o faceta de la persona que ha pasado por esta experiencia. Es más grave cuando ese abandono se da en una época temprana, en donde existen más necesidades vitales tanto a nivel físico como afectivo.
Vamos a detallar a continuación diferentes tipos de abandono, algunos más claros y explícitos, y otros más sutiles y apenas perceptibles, siendo estos últimos los más difíciles de detectar y por consiguiente de evidenciar.
Tipos de abandono
El abandono físico es aquel en que una persona desaparece de la vida de otra. En la pareja, por ejemplo, se da cuando un miembro de la pareja decide abandonar la relación y desaparecer de la vida del otro. Sería el abandono más claro y explícito, siendo visible para la persona abandonada y para su entorno. Aquí habría que ver quién se fue antes de la relación; muchas veces una relación se termina cuando uno de los dos mueve ficha y deja la relación, lo que vendría siendo “el o la valiente”, pero en numerosas ocasiones hubo uno o una que ya estaba a kilómetros de distancia en lo que respecta a la parte sentimental y emocional.
Otro tipo de abandono físico sería el bebé o niño/a que por circunstancias x (aquí podrían incluirse miles de casuísticas posibles) es rechazado y abandonado a su suerte. En este caso es un hecho que marcará absolutamente la vida de ese ser, puesto que depende enteramente de la protección y el amor de los adultos. Y como hecho traumático, el patrón de abandono estará presente en la vida de la persona siempre, con mayor o menor afectación, dependiendo, primero, de cómo fueron las circunstancias del abandono y que fue de su suerte, y dos, de cómo se haya desarrollado su trayectoria vital.
Abandono de necesidades básicas, que se produciría mayoritariamente en personas dependientes, como pueden ser niños o ancianos. Aquí me centraré en la infancia; sería el caso de una madre o padre que no atiende a las necesidades del hijo o hija a cargo. En apariencia, estos padres están presentes, viven con la menor, pero no se preocupan de cubrir sus necesidades básicas, como por ejemplo: no atender al aseo diario de esa niña, no mantener las condiciones mínimas de higiene de la vivienda, no atender a la alimentación sana y equilibrada de la menor, etc. En este caso la menor no ha sido abandonada físicamente, sigue manteniendo la presencia de los padres, pero en su interior se genera sensación de carencia, sensación de no ser atendida, en definitiva, el patrón de abandono.
Abandono emocional, en donde el adulto referente no se encuentra disponible para esa niña. Quizá este abandono es el más sutil y el más difícil de detectar, puesto que en apariencia no existen carencias evidentes en la vida de esa niña. Pongamos el ejemplo de una niña que hasta los dos años ha vivido en un entorno feliz y se ha sentido sostenida a todos los niveles, pero un día el padre sufre un accidente y muere. La mujer no es capaz de sostener la situación y se hunde en la tristeza; una parte de ella está mirando hacia esa pérdida (esto se ve muy bien en el trabajo con los play móbil). A nivel físico sigue con su vida, atiende su casa, su trabajo y a su hija, pero internamente no está, no ha podido gestionar el duelo de la pérdida porque se siente abandonada y enfadada con el marido, y con una hija a su cargo. En este caso, para la niña se da un doble abandono; el del padre que ya no está, y el de la madre que está, pero sólo atiende a la manutención de la hija. Nadie mira su dolor emocional y tampoco sabe expresar lo que le está pasando. En la edad adulta este patrón de abandono estará presente sea consciente o no de ello, y afectará a cada decisión que tome en su vida.
¿Y qué hacer ahora con ese dolor?
Muchas de nosotras, en alguna medida sentimos abandono durante la infancia, cada una con sus circunstancias históricas particulares, y lo que es aún más importante; el modo en que cada una vivió esa experiencia, puesto que la misma experiencia puede ser vivida de maneras diferentes por diferentes personas.
Y aquí te voy a lanzar una pregunta para que te la hagas y respondas: ¿en qué medida te sientes sostenida por la vida? En función de tu respuesta así será el grado de sostén que tu parte adulta proporciona a la niña herida. Y recuerda que en todo momento estoy hablando de ti, de todas las partes que te habitan como Ser. Es muy importante ser capaz de sostenerse a una misma en la vida, porque de lo contrario estamos abandonando de nuevo a la niña que fuimos. Pero cuando hablo de sostenernos, no tiene que ver tanto con algo económico, que también, sinó con esa parte de sostén interno emocional y espiritual que nos vamos proporcionando igual que haríamos con una amiga que está pasando por un mal momento.
Y de nuevo…si fuera posible volver para atrás y cambiar el pasado, quizás sólo quizás… te gustaría viajar en el tiempo para modificar ese hecho traumático y eliminarlo. Esto sería una opción, pero ¿te has dado cuenta que eres quien eres, y tus circunstancias son las que son, gracias a todas y cada una de las experiencias que has vivido a lo largo de tu vida? Si cambiara sólo una de las piezas del puzle, la foto ya no sería la misma. Yo en mi caso, elijo no cambiar nada, por doloroso que fuera, ya que entonces no estaría aquí, escribiendo este artículo y transmitiendo esta información. Mi experiencia me ha permitido acompañar a muchas mujeres que han pasado pos situaciones similares a la mía. Desde mi conocimiento y sobre todo desde mi bagaje vital puedo empatizar y ayudar a sanar esas heridas. ¿Cuál ha sido la opción que yo he elegido? Hacer algo bueno con eso y dedicar mi vida a la ayuda a través de mi trabajo como Educadora y como Asesora en procesos emocionales. Sin todo lo vivido, hoy no sería quien soy, con todos mis aciertos y todos mis errores.
En ese hacer algo bueno con el pasado, además estamos honrando a nuestro linaje familiar, a todas esas mujeres y hombres que nos precedieron, que lo hicieron lo mejor que supieron con sus circunstancias particulares, y como nosotras, con sus aciertos y sus errores caminaron el sendero regalándonos lo más preciado, que es la VIDA con mayúsculas. Lo que hagas con ese regalo es sólo responsabilidad tuya. Aunque nuestro entorno social nos haya querido vender que somos víctimas de las circunstancias, yo te digo que eso no es así, que el poder está siempre dentro de ti. En tu interior se guarda toda la sabiduría del linaje al que perteneces y en tus manos está tomarlo o seguir renunciando debido al daño que te causaron, porque de ese modo estás rechazándote a ti misma en un intento de huir del dolor, de huir de ti misma.