La asimilación de un buen número de sustancias mejora con el ayuno: grasas, carbohidratos, minerales, azúcares. En general, para mantener esta mejora a lo largo del tiempo, el paciente requerirá también de un cambio de hábitos, sobre todo alimenticios.
Un ejemplo claro de ello es el caso de la diabetes, habitual en las personas que sufren obesidad y que siguen una dieta alta en grasas.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que se desarrolla con el tiempo y que puede surgir cuando el exceso de grasa dificulta al cuerpo el uso de insulina de modo correcto.
La función de la insulina debería ser la de mover el azúcar a través de la sangre hacia las células.
Con la diabetes, el azúcar termina acumulándose en la sangre, y las complicaciones renales, oculares o cardiovasculares son habituales.
CON EL AYUNO, LA DISMINUCIÓN DE GRASA REACTIVA LA PRODUCCIÓN DE INSULINA Y ESTA HORMONA, A SU VEZ, ALIVIA LOS PADECIMIENTOS ASOCIADOS A LA DIABETES.
Con una dieta alcalina + ayunos constantes + ejercicio moderado puedes decir adiós a tu diabetes.
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