Capítulo 1
Ella llegó esa tarde. Solía visitarnos frecuentemente. A veces solo para pasar unas horas entre intercambios de regalos, palabras de cariño y aliento, o preparando algo rico para compartir antes de volver a su casa. Otras veces se quedaba varios días. Otras, venía para contarnos cuentos. Esa tarde, nos reunimos temprano. Sabíamos que venía a compartir una historia.
En silencio nos acomodamos cerca del fuego y ella comenzó así:
-«Les seres humanes son una creación de laboratorio. Varias razas extraterrestres intervinieron el ADN terrestre original. Agregaron información perteneciente a la oscuridad y otras, pertenecientes a la luz. El objetivo fue crear un nuevo tipo de jugador en la constante batalla cósmica de ser luz o permanecer en la oscuridad.»
El llamado BigBang es un pulso constante, la respiración de la divinidad. Cada exhalación del poder creador divino genera un nuevo estallido de creación que es absorbido por la inhalación siguiente. Todes les seres, de todas las dimensiones y líneas temporales manifestadas, se encuentran inmerses en un intento de vibrar la mayor oscuridad posible o la mayor luz posible.
Todes aquelles en espacios intermedios de la creación poseemos ambas fuerzas. La humanidad, por poseer les 5 elementos en sí misma, fue elegida con el fin de encontrar la manera de crear la paz entre estas dos fuerzas. El amor, es una emoción universal que va más allá de la humanidad, y tiene el poder de generar armonía incluso en medio del caos y la discordia.
Por eso se le fueron entregados poderosos regalos, pero también fue manipulada para servir a la oscuridad.
Recordemos que el ADN humano original es una manifestación de la luz original, creada en la expansión de la exhalación divina, por lo tanto, es originariamente luz, transitando el “espacio” de no luz, durante el camino de retorno al origen de la inspiración divina.
Todo lo creado, incluso aquelles seres más oscures, tenemos en nuestro centro la luz en la que fuimos engendrades. Y todo lo creado vuelve indefectiblemente a ser completa y absolutamente luz. Nada puede impedirlo. Es el ritmo del latido, el ritmo del aliento de la gracia, la divinidad. Eso a lo que se le llama dios.
En todas las dimensiones y líneas paralelas de la gran creación manifestada, todes les seres transitan el mismo camino de expansión y contracción. Aquello que llamamos elevación del ser es en realidad la contracción del pulso de vida. Cuanto más se eleva la vibración de un ser, más cerca de la luz original está, más cerca del punto de extinción, del instante de pausa respiratoria antes de la nueva exhalación creadora. El nuevo big bang, el nuevo multiverso a manifestar.”
-Cuando ella dejó de hablar todes hicimos silencio.