Había comenzado una nueva serie de cuentos. En los días siguientes estuvimos compartiendo nuestras interpretaciones y pensamientos respecto a ese cuento tan especial. De hecho, cada relato de la abuela nos dejaba siempre algo que comentar. Muchas veces los usábamos como ejemplo para tomar alguna decisión, ya fuera simple o importante para nuestras familias, a nivel personal e incluso para la comunidad. Pero esta vez, el cuento era muy intrigante y hacía que nuestras mentes se llenaran de preguntas, algunas parecían muy locas, otras eran muy simples y de la vida cotidiana. Todas se interconectaban.
No pudimos esperar a que la abuela volviera, a veces tardaba meses en regresar!
Tomamos la decisión con total unanimidad y la invitamos a casa para escucharla.
No hizo falta explicarle acerca de los cuestionamientos de esos días. Cada quien hizo su parte para llegar a tiempo y aunque no fue del todo fácil, allí estuvimos. Con una sonrisa nos miró a los ojos y comenzó a hablar.
– “Hace mucho, midiendo la creación desde el concepto de tiempo humano, cuando les seres más brillantes decidieron intervenir, le entregaron al ser humane un potenciador de memoria para que jamás pueda olvidar del todo su luz intrínseca. Los cristales inherentes de su ADN se fortalecieron y aumentaron sus habilidades de comunicación interdimensional. Al mismo tiempo se implantaron bloqueadores y circuitos de red para manipular acciones, creencias y devociones. Desde entonces, algunes humanes son encargades de manifestar oscuridad y otres encargades de manifestar luz. Todes contenemos la luz original, ya que somos manifestaciones de ella, y todes recorremos el camino de regreso hacia la luz original, intensificando la luz a cada instante. La oscuridad sabe que aunque la batalla sea larga, está peleando una batalla perdida.
Existe un mecanismo que la oscuridad utiliza en su intento por alargar la batalla. Se trata de un implante que todes les humanes conocemos bien. Está compuesto por 2 emociones llamadas culpa y vergüenza. Esos sentimientos son lo que nos retiene en la densidad.
Solemos creer que la ira es el sentimiento más bajo que la humanidad puede experimentar; porque desde la ira podemos convertirnos en monstruos. Más no necesitamos ser monstruos para crear oscuridad. La oscuridad la creamos cuando sintonizamos con las vibraciones más bajas. No hay nada más absorbente de luz que sentirse culpable o avergonzado. Estas emociones crean una nube densa que se expande y traga toda alegría, esperanza y voluntad.
La ira, en cambio, es una emoción neutra. La ira contiene una inmensa energía creadora. Es la ira la que es capaz de gritar basta y detener todo. Una vez concentrada toda esa energía podemos elegir enojarnos y sumar oscuridad llamada odio, o podemos elegir convertirnos en espada y antena de luz para, a partir de ahí, generar el brillo de la luz original, desde nuestro centro y hacia toda la existencia. Cuando brillamos así, cada reacción es una acción iluminada.
Por otra parte, cuando nos conectamos con la culpa o la vergüenza, entramos en una espiral negativa de densidad que nos consume y nos aleja de la memoria iluminada.”
Verónica Brands 01.04.2024