Este artículo es un gran reto porque… ¿cómo hablar de lo que no tiene nombre? ¿Cómo describir lo indescriptible? Simplemente lo haremos jugando con las palabras y los conceptos con el afán de inspirar a quien esté leyendo estas líneas en este momento. ¡Al puro estilo de Jeff Foster!
Yo, yo, yo, yo mismo
Todo lo que me rodea es un reflejo de lo que soy. Le doy forma a mi mundo en cada momento en base a lo que yo creo o a lo que me han hecho creer. Repito las etiquetas aprendidas, enjuicio y me identifico con todo eso, con sólo eso. Hablo de Dios y de la Naturaleza como algo externo a mí, cuando todo surge desde dentro: yo soy Dios, yo soy la Naturaleza.
“Yo poseo este mundo y lo he creado de la nada. Yo soy un mago, un hechicero y hasta un dios que ha llenado la vacuidad de significado, de objetivo y de una sensación de pasado y futuro. Yo lleno la vacuidad de mí mismo.
Que no se me olvide, pues, que si percibo que el mundo es cruel y descuidado, soy yo quien lo ha hecho así. Si el mundo carece de amor y compasión, es mi responsabilidad restituirle el amor y la compasión. Y del mismo modo, si hay violencia en el mundo, es porque hay violencia en mí. Éste es mi mundo y sólo concluirá cuando yo le ponga fin.”
A los que siguen buscando
El buscador o la buscadora nunca podrá liberarse porque su existencia depende de la búsqueda. Nunca vive plenamente el momento presente porque rechaza lo que hay. Desea algo que no es. Lo sé porque soy uno de ellos. Sin embargo, no hay nada que alcanzar y menos la iluminación. No hay nada que comprender.
Aquí y ahora estoy en el lugar perfecto y en el momento perfecto, porque “la búsqueda ya ha concluido. Yo ya soy lo que estoy buscando. Siempre lo he sido.” Me lleva a la pregunta que me hicieron de pequeño: ¿qué quieres ser de mayor? Pues no tenía ni idea y sigo sin tener ni idea… Es más, hoy no quiero ser nada, ya soy.
Y ahora le damos la vuelta a la tortilla
Parece fácil: nada que hacer, nada que cambiar, todo ya es perfecto tal y como es… Pero Jeff Foster mismo describe sus años de búsqueda antes de llegar a esa conclusión… Entonces ¿con qué nos quedamos? Aquí damos un paso más allá y me encanta. Te dice: “por favor, no me creas. Busca si crees que debes buscar, busca y busca hasta que las apariencias se desvanezcan frente a ti.”
¡Eureka! Ahora lo entiendo: si me quedo con el primer mensaje — nada que conseguir — estoy juzgando a los que buscan, me separo de ellos y los rechazo… De alguna manera pienso que he alcanzado una verdad que no existe y vuelvo a caer… Pero no, la aceptación plena del presente quiere decir que no quiero cambiarme a mí mismo y que tampoco quiero cambiar a los demás. Entonces no busques, pero si quieres buscar, ¡busca!
Poesía del ahora
Estoy delante del ordenador
Olor a incienso de olíbano
Las ganas de escribir
El sonido de las teclas
Un mensaje de WhatsApp
Eso es todo lo que hay en ese instante. “Precisamente porque nada importa, todo es absolutamente importante.”
El final siempre es un inicio
Hace días que acabé el libro y le sigo dando vueltas. Me lleva a cuestionar la manera que tengo de vivir mi vida. Habla desde la experiencia vivida y se nota: cuando describe su despertar, me recuerda a otro gran maestro, Eckhart Tolle en El poder del ahora. Es lo mismo, pero explicado de una manera distinta.
¿Adónde me lleva todo esto? La verdad es que vivir desde el “no tengo nada que conseguir” me supone un gran alivio. En seguida siento una sensación de paz y de relajación. Suelto todas mis ambiciones y mis historias, quito el esfuerzo de mi vida y me entrego a lo que hay. Fluyo con lo que la vida me ofrece. “Nada ha cambiado, pero todo es diferente.”
Gracias Ana por el regalo y gracias Jeff por escribir un libro tan vacío y a la vez tan profundo ;-). Desde que lo he leído, ha cambiado por completo mi percepción de la vida: he dejado mi búsqueda constante para disfrutar del momento presente.