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El auténtico poder está en integrar las fuerzas que nos van a favor y las que nos van en contra. Como en algunas disciplinas orientales que se enseña a utilizar la fuerza del adversario para sacar de nosotros el auténtico poder.
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Aquellas situaciones o personas que se nos resisten nos hacen mejores. Sin oposición no hay crecimiento. Las dificultades de la vida son nuestros futuros logros.
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La alegoría del Árbol del Bien y del Mal nos enseña que lo que llamamos bien y mal no existen como tales sino que son distintas polaridades de lo mismo. Una misma energía se puede manifestar en una polaridad o en la otra.
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Carl Gustav Jung decía: “Todo aquello que reprimimos, todo aquello que pensamos que no es bueno va a ir a nuestra sombra”.
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Hay una sombra individual, una familiar, una colectiva y una mundial que, tarde o temprano se va a manifestar de alguna manera. Que nos guste más una polaridad u otra no significa que una cosa sea buena o mala.
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Con «sombra» nos referimos a un sistema psíquico autónomo que delimita lo que es el “Yo” y lo que no lo es. Se trata, a nivel individual, de los aspectos negativos de la personalidad, la suma de todas aquellas cualidades desagradables que desearíamos ocultar y las funciones insuficientemente desarrolladas y, a nivel colectivo, abarca desde el conjunto de valores morales y sociales hasta la sombra familiar, incluyendo la propia sombra de nuestros padres.
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Si la sombra toma el control de nuestras vidas sin un ego estructurado, seremos incapaces de gestionar nuestros impulsos dentro de un contexto social y familiar y únicamente funcionaremos de modo inconsciente, perdiendo el control de nuestras vidas y sintiéndonos apartados del mundo. Por el contrario, puede ocurrir que la persona se trague a la sombra, en el sentido de que existan tantas restricciones y tantas pautas que desconectemos de nuestros impulsos y nos sintamos vacíos y sin energía.
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Conectar con la sombra supone conectar con situaciones de un alto contenido emocional, supone volver a situaciones que el/la niño/a experimentó como dolorosas, momentos en los cuales tomamos decisiones acerca del mundo que, en ese momento, nos sirvieron para adaptarnos a nuestro ambiente pero que, desde la perspectiva del adulto, han quedado obsoletas.
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Cuando aparece la sombra se produce un efecto similar a sentir que un traje se te ha quedado pequeño pero tienes miedo a quitártelo por no sentirte desnudo. Otra posible resistencia a quitarte ese «traje» puede ser el temor a qué puede ocurrir en el equilibrio de tu entorno social y familiar en el momento en el que decides ampliar tu conciencia y desarrollar partes de ti que estaban inactivas. Es habitual que muchos de nuestros rasgos infantiles como la alegría, la confianza, la inocencia, hayan desaparecido repentinamente sin saber en qué punto ocurrió ni cómo nos puede estar afectando esto en nuestra edad adulta.
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Así, la sombra permanece conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la vitalidad; ahí puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo universalmente humano.
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Si tienes algún conflicto emocional en algún área de tu vida te motivo a que pruebes tan solo una sesión de bioneuroemoción! A las dos horas ya se producen cambios neurológicos en tu psique y tu sistema inmune se verá reforzado instantáneamente.
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<PATRICIA JORNET> Naturópata Higienista