Este año he entrado deshaciéndome de TODAS las capas que me sobraban, y mi cuerpo no ha parado de pedir mantita y cama.
Reconozco que he notado un montón de resistencias, especialmente desde el espacio mente, porque ya quería «estar bien» y ponerme en marcha. Me parecía pesado sentirme enferma desde diferentes lugares durante prácticamente todo el mes.
Y la verdad, es que solo he podido recuperarme tras escuchar, y sentir todo lo que quería mostrarme, hacerme consciente de esta transición, aceptando que hay cosas que ya no pueden seguir al menos desde ahí, soltando, abrazando el proceso y sintiendo.
Mudar la piel a veces duele, es incómodo, pero quita mucho mucho peso.