“El dolor es, él mismo, una medicina.”
William Cowper
¿Qué es el dolor?
Según los médicos, el dolor es una «percepción sensorial, localizada y subjetiva con intensidad variable que puede resultar molesta y desagradable en una parte del cuerpo». Para mí, esta definición se queda un poco corta, ya que no considera el flujo constante de energía que hay en un cuerpo sano. El dolor es una energía bloqueada que necesita ser puesta en circulación.
El dolor físico es una manifestación evidente del dolor emocional
El dolor físico nunca ocurre de manera aislada, siempre está relacionado con un dolor emocional, por eso, la meditación puede ayudarte a encontrar el camino de la sanación.
Donde hay vida hay gozo y también hay dolor. El primer paso para liberarte del dolor emocional o físico es abrazarlo, aceptarlo y no resistirte a él. Las sensaciones dolorosas no desaparecen de la noche a la mañana, pero sí se atenúan al dejar de percibirlas como parte del sufrimiento. De hecho, el dolor puede ser un vehículo para la observación del momento presente, para aquietar la mente al lidiar con él.
Todos los seres humanos tenemos un poder sanador dentro de nosotros y la meditación es una manera de descubrirlo.
¿Cómo meditar?
- Empezar a hacerlo sin juzgarte. No existe una forma correcta o incorrecta de meditar, cualquier persona puede hacerlo adaptándose a su estilo de vida, costumbres y rutina. Es una actividad simple y económica, que no requiere ningún equipo especial. Es normal que al principio tu mente divague y te cueste, pero no te juzgues. Si nunca antes has meditado, te recomiendo las meditaciones guiadas, que te conducen a lo largo del proceso.
- Ubicarte en una posición cómoda. Puedes practicar la meditación sentado/a, acostado/a, caminando o durante actividades. La comodidad es importante para aprovechar al máximo tu meditación y en todo momento intenta adoptar una buena postura.
- Concentrar la atención. Enfocarte en un objeto específico, una imagen, un mantra o incluso en la respiración, es uno de los elementos más importantes de la meditación, puesto que ayuda a liberar tu mente de pensamientos caóticos y preocupaciones.
- Hacerte consciente de tu respiración. Observar tu respiración ayuda a fortalecer la conexión mente-cuerpo. En general, durante la meditación se busca que las respiraciones sean profundas y que haya mayor flujo de oxígeno en el cuerpo.
- Buscar un espacio libre de interrupciones. Busca un sitio en el que tengas oportunidad de concentrarte en ti durante unos minutos. Al principio te será útil buscar el silencio, con la práctica podrás meditar casi en cualquier lugar: en tu casa, en la calle o en el parque si das un paseo, en la playa, en el autobús, cuando esperas en el consultorio del médico o incluso en medio de una reunión de trabajo.
- Abrir un espacio en tu agenda. Dedica un tiempo (tan corto o tan largo como te lo permita tu disponibilidad) para meditar en cualquier momento del día, antes de levantarte de la cama, al mediodía, en la tarde o antes de dormir. Puedes meditar de manera tan formal o informal como quieras.
- Practicar la visualización. Mientras tu cuerpo se relaja y tu mente se centra solo en tu respiración, visualiza tu dolor, hazlo más pequeño cada vez, hasta que se desvanezca.
Meditación de 10 minutos para liberarte de un dolor o molestia física
Hoy te guío en una meditación para conectar con la energía de tu dolor y descubrir el poder sanador que hay en ti. Haz esta meditación si estás experimentando un dolor o molestia en un órgano, músculo, hueso, herida o en cualquier parte de tu cuerpo.
Alivia y calma tu dolor o molestia física a través de la relajación y la observación del momento presente.