«Soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie»
¿En realidad qué significa esta frase tan popular de una conocida canción? Se refiere a la resiliencia, a la capacidad de resistir pese a las adversidades, pero también a la de ser flexible, de adaptarse, como el junco, a la ferocidad de los vientos.
La rigidez física y de pensamiento es una de las causas del sufrimiento y puede gestionarse a través de la meditación. Ser como el junco, en este caso, flexible, significa descubrir el estado expandido de tu ser, es decir, escuchar la sabiduría de tu cuerpo y de tus emociones, ya que no es posible tener el control de todo, todo el tiempo ¡Ni siquiera sería beneficioso!
Y es que no hay una estructura sólida en ningún lugar del cuerpo, la flexibilidad y movilidad existen desde el momento en que nacemos. Al hacer esto consciente, liberamos todo aquello que está atrapado en nuestra rigidez, como los traumas.
Si naciste con ayuda de fórceps o con cesárea, en un proceso en el que los huesos del cráneo no tuvieron la oportunidad de recolocarse a través del impulso propio en su viaje por el canal vaginal, recordarle a tu cuerpo esa capacidad es clave para aumentar tu felicidad y tu armonía.
¿Cómo meditar?
- Empezar a hacerlo sin juzgarte. No existe una forma correcta o incorrecta de meditar, cualquier persona puede hacerlo adaptándose a su estilo de vida, costumbres y rutina. Es una actividad simple y económica, que no requiere ningún equipo especial. Es normal que al principio tu mente divague y te cueste, pero no te juzgues. Si nunca antes has meditado, te recomiendo las meditaciones guiadas, que te conducen a lo largo del proceso.
- Ubicarte en una posición cómoda. Puedes practicar la meditación sentado/a, acostado/a, caminando o durante actividades. La comodidad es importante para aprovechar al máximo tu meditación y en todo momento intenta adoptar una buena postura.
- Concentrar la atención. Enfocarte en un objeto específico, una imagen, un mantra o incluso en la respiración, es uno de los elementos más importantes de la meditación, puesto que ayuda a liberar tu mente de pensamientos caóticos y preocupaciones.
- Hacerte consciente de tu respiración. Observar tu respiración ayuda a fortalecer la conexión mente-cuerpo. En general, durante la meditación se busca que las respiraciones sean profundas y que haya mayor flujo de oxígeno en el cuerpo.
- Buscar un espacio libre de interrupciones. Busca un sitio en el que tengas oportunidad de concentrarte en ti durante unos minutos. Al principio te será útil buscar el silencio, con la práctica podrás meditar casi en cualquier lugar: en tu casa, en la calle o en el parque si das un paseo, en la playa, en el autobús, cuando esperas en el consultorio del médico o incluso en medio de una reunión de trabajo.
- Abrir un espacio en tu agenda. Dedica un tiempo (tan corto o tan largo como te lo permita tu disponibilidad) para meditar en cualquier momento del día, antes de levantarte de la cama, al mediodía, en la tarde o antes de dormir. Puedes meditar de manera tan formal o informal como quieras.
- Practicar la visualización. Mientras tu cuerpo se relaja y tu mente se centra solo en tu respiración, visualiza escenarios, colores, situaciones o escenas agradables y utiliza las emociones positivas que se producen para disfrutar del estado de bienestar que aparece. ¡Utiliza tu imaginación!
Meditación de 15 minutos para conectar con la flexibilidad de tu ser
Hoy te guío por una meditación que te ayudará a conectar con la ligereza física y de los pensamientos.
Practícala en cualquier momento del día, cuando notes densidad en el cuerpo, pesadez en la cabeza o dificultad para pensar de manera fluida y ágil. Tu respiración te guiará por el baile invisible de energías que ocurre en tu interior mientras recuperas la flexibilidad que es natural en tu ser.