En nuestra concepción cotidiana, los milagros a menudo parecen estar más allá de nuestro alcance, como si fueran bendiciones destinadas solo a unes pocos privilegiades. Incluso, en ocasiones, nos sentimos indignes de recibirlos. Pero, ¿qué entendemos realmente por milagro en la sociedad actual?
Un milagro se define como un evento extraordinario que desafía las leyes naturales y se atribuye a una intervención divina, sobrenatural o espiritual. Por lo general, se perciben como manifestaciones de un poder superior o como signos de la presencia de lo sagrado en el mundo. Estos sucesos, sorprendentes e impactantes, suelen considerarse respuestas a la fe, la devoción o la oración, pudiendo manifestarse como curaciones inexplicables, intervenciones en eventos naturales o visiones divinas, entre otros fenómenos extraordinarios. La interpretación y la creencia en los milagros pueden variar según las diferentes tradiciones religiosas y culturales.
Desde esta perspectiva, surge una revelación importante: antes de que la sociedad moderna se sumergiera en lo que hoy denominamos «desarrollo», las personas estaban familiarizadas con los milagros. A través del chamanismo, vivían en comunión con lo divino, reconociendo la esencia sagrada de la vida y su propia divinidad. Esto nos lleva a comprender que nuestra capacidad natural para crear milagros está latente en nuestro interior, y que solo la limitación mental y la desconexión con lo divino nos separan de ella.
La ciencia contemporánea, finalmente, comienza a validar la idea espiritualista de que la mente tiene un poder trascendental. Si la mente cree en algo, puede hacerlo realidad. Este fenómeno está estrechamente vinculado con la fe, un concepto arraigado en la experiencia humana que puede adquirir múltiples significados dependiendo del contexto religioso, espiritual o personal.
La fe implica confiar en algo que trasciende la percepción sensorial o la razón, ya sea una fuerza divina, una verdad espiritual o una convicción personal. Ofrece consuelo, fortaleza y dirección en momentos de adversidad, proporcionando esperanza e optimismo incluso en las circunstancias más desafiantes.
Mi camino hacia la comprensión de los milagros comenzó con mi propia historia. Desde mi infancia, el lupus ha sido mi compañero de vida, provocando trastornos en mi cuerpo físico y emocional. Tras arduos años y con 6 intentos frustrados de concebir un hijo biológico, decidí abandonar toda esperanza. Sin embargo, mi conexión espiritual con lo divino nunca se vio comprometida. Aunque en mi niñez dirigía mi devoción a un dios amoroso pero externo, con el tiempo, aprendí a reconocer mi propia divinidad interior.
Mi práctica del budismo de Nichiren Daishonin me había enseñado que la verdadera transformación reside en mi propia budeidad, en mi capacidad inherente para crear milagros.
Entonces, en el año 2003, de manera inesperada, quedé embarazada nuevamente y determiné que mi bebé nacería. Durante los ocho meses de gestación, solo experimenté tres momentos de duda, enfrentando obstáculos que amenazaban la vida de mi bebé. Pero, a través de la fe inquebrantable en mi propio poder creador y la práctica del Reiki, mi hijo nació sano y fuerte.
Años después, enfrenté el diagnóstico de cáncer de cuello uterino. Pero una vez más, elegí confiar en mi capacidad para crear milagros. Durante un año, oré cinco horas diarias, afirmando con convicción que mi cuerpo estaba libre de células cancerígenas. Después de otros 2 años de controles acompañados de 3 horas de oración al día, recibí el alta médica.
Mis experiencias personales son solo un testimonio de la magia que reside en cada une de nosotres. He sido testigo de innumerables milagros en la vida de otras personas, a quienes acompañé en sus procesos de renacimiento o como dula de la muerte: desde ser testigo de madres que parecían incapaces de concebir, hasta la recuperación de adicciones devastadoras, y la restauración de la vida al amor y la compasión ocurrida poco antes de trascender el cuerpo físico.
Te invito a creer en la posibilidad de ser artífice de tus propios milagros y transformar tu vida por completo. Aunque puedas albergar dudas, recuerda que el poder para lograrlo siempre ha estado dentro de ti, y que la conexión con el mundo espiritual te pertenece. Permítete abrazar tu ser completo, honrar tu divinidad y descubrir tu poder creador.
Que la luz de la sabiduría guíe cada paso de tu camino.