Hola,
mi nombre es Alicia Manzano y soy Coach y Terapeuta emocional experta en Comunicación No Violenta.
Hoy quiero hablaros de las consecuencias que está teniendo entre los más jóvenes las redes sociales a nivel de comunicación y relaciones personales.
Hoy en día, resulta cada vez más evidente que l@s niñ@s y l@s adolescentes están profundamente desconectad@s de sí mismos y de los demás. Nos encontramos con un paradoja inquietante: vivimos en la era de la comunicación, donde las redes sociales y el internet nos permiten estar en contacto en cualquier momento y lugar, pero jamás hemos estado tan desconectad@s emocionalmente. Este fenómeno, que afecta tanto a las relaciones personales como al conocimiento interno, tiene consecuencias devastadoras en la vida de los más jóvenes.
Pienso, por ejemplo, en un niño que conozco llamado Pablo. Tiene apenas 12 años y pasa horas pegado a su teléfono, jugando videojuegos en línea y chateando con sus amigos virtuales. Sin embargo, cuando asiste a reuniones familiares o se encuentra con amigos en persona, parece perdido. No sabe cómo iniciar una conversación, ni mantenerla; no sabe cómo leer las emociones de los demás ni cómo expresar las suyas propias. Pablo no está solo en esto. Esta desconexión emocional es una realidad para much@s niñ@s y adolescentes.
Lo que más me preocupa, es cómo este comportamiento afecta a su bienestar emocional. Cada vez más jóvenes sienten un vacío interno que no pueden explicar. Pueden tener cientos de seguidores en Instagram, pero no saben a quién acudir cuando están tristes. Pueden comunicarse rápidamente con un clic, pero carecen de la empatía necesaria para comprender a los demás y a ell@s mism@s. Y lo que es más alarmante, no conocen sus propias emociones ni necesidades porque están demasiado distraíd@s con las pantallas.
La desconexión emocional: un problema de raíz.
Las redes sociales, aunque ofrecen oportunidades para compartir experiencias, a menudo presentan una versión distorsionada de la vida. Los jóvenes ven imágenes perfectas que les hacen sentir insuficientes y desconectad@s de la realidad. Además, la comunicación digital carece de matices como el contacto visual, el tono de voz y las expresiones faciales, elementos esenciales para desarrollar empatía y habilidades sociales.
Como resultado, much@s niñ@s y adolescentes tienen dificultades para construir relaciones profundas y auténticas. Esta desconexión afecta su autoestima y puede llevar a problemas como ansiedad, depresión y una sensación constante de insatisfacción.
Mindfulness: el camino hacia la reconexión.
Ante este panorama, creo firmemente que el Mindfulness es una herramienta poderosa para ayudar a los jóvenes a reconectar consigo mismos y con los demás. Esta práctica, que se centra en la Atención Plena y la conciencia del momento presente, les ofrece una forma de calmar la mente, explorar sus emociones y cultivar habilidades como la empatía y la escucha activa.
Quiero compartir en este artículo, algunas actividades que visto que funcionan y que podeis llevar a cabo con vuestr@s hij@s:
1.- La Caja de las emociones.
Invita a l@s niñ@s a crear una caja donde puedan guardar papeles con los nombres de sus emociones. Cada día, les podéis pedir, que dediquen unos minutos a escribir cómo se sienten. Esto les ayuda a identificar y aceptar sus emociones sin juzgarse. Una vez escrito, lo pueden meter en esta caja que ell@s mism@s han preparado.
2.- El minuto de la respiración consciente.
Enseña a los jóvenes a detenerse durante un minuto, varias veces al día, para enfocarse en su respiración. Es un ejercicio sencillo que les ayuda a calmar la mente y reducir la ansiedad. Es muy potente, os lo puedo asegurar.
3.- Escucha empática en parejas.
En un grupo o en casa, pide a l@s niñ@s que trabajen en parejas. Un@ habla durante dos minutos sobre cómo se siente, mientras que el/la otr@ escucha sin interrumpir. Luego cambian de roles. Este ejercicio fomenta la empatía y la comunicación efectiva.
4.- El paseo consciente.
Sal a caminar con ell@s y pídeles que presten atención a los sonidos, colores, olores y texturas a su alrededor. Esto les ayuda a conectarse con el momento presente y a desarrollar una mayor apreciación por su entorno.
Hacia una generación más empática y feliz.
No podemos ignorar la desconexión emocional que enfrentan nuestr@s niñ@s y adolescentes. Si queremos construir una sociedad más empática y feliz, debemos de enseñarles a mirar hacia adentro, a comprender sus emociones y a comunicarse desde el corazón.
El Mindfulness no es una solución mágica, pero sí un paso crucial hacia este objetivo. La Comunicación No Violenta de Marshall Rosemberg, también lo es.
Hago un llamado a padres, educadores y a to@s l@s que tienen contacto con niñ@s y adolescentes: fomentemos prácticas como éstas en casa, en las escuelas y en nuestras comunidades. Ayudemos a l@s jóvenes a reconectar con lo que realmente importa: ell@s mism@s y l@s demás. Sólo así podremos transformar esta era tecnológica en una era más humana.
La empatía y la felicidad no se encuentran en una pantalla, sino en las relaciones auténticas y en el amor propio. Si trabajamos junt@s, podemos guiar a nuestr@s niñ@s hacia un futuro lleno de conexiones reales y significativas.
Si necesitas más recursos y ayuda en este cambio, me ofrezco a poder ayudarte en este proceso, con tus hij@s y contigo mism@.
Gracias por leerme
Alicia Manzano.