La prisa, las preocupaciones y numerosas responsabilidades del día a día hacen que nos desconectemos por completo de nosotros mismos y andemos por la vida con estrés y en piloto automático. Nuestra mente se queda bloqueada en situaciones del pasado o se enreda en posibles escenarios del futuro que nos desconectan de lo único que es real, el momento presente.
En este artículo te cuento qué es el mindfulness y cómo puede ser beneficioso para responder a las demandas estresantes del día a día.
¿Qué es el Mindfulness?
El Mindfulness o Atención plena, es una práctica meditativa, que busca aliviar el dolor y el sufrimiento a través de la consciencia del momento presente desde la apertura, la aceptación y el no juicio. Es un estado mental que podemos desarrollar a través de la práctica diaria y permite permanecer abiertos a la experiencia del aquí y ahora dándonos cuenta de cada uno de sus detalles sin buscar que sea diferente.
Consiste en enfocar la atención en las sensaciones corporales, los pensamientos, y las emociones observando cómo nos sentimos en cada momento logrando alcanzar un profundo estado de consciencia y un aumento de nuestras capacidades psicológicas.
¿Cuáles son sus beneficios?
Reducción de estrés y ansiedad:
La práctica diaria del mindfulness reduce los niveles de cortisol en el organismo (hormona responsable del estrés). Aunque el cortisol es indispensable para mantenernos activos y despiertos, cuando sus niveles son muy elevados podemos sentir que estamos en un constante estado de alerta provocando efectos secundarios como insomnio y ansiedad. La práctica del mindfulness fomenta los estados de tranquilidad, serenidad y disminuye los pensamientos negativos y la crítica interna. Esto impacta de manera positiva en la salud mental y en la mejora condiciones físicas desencadenadas por el estrés.
Aumento de los niveles de atención y concentración:
La naturaleza de la mente es inquieta y dispersa, lo que los budistas llaman «la mente de mono». Con la práctica de mindfulness buscamos aquietarla a través de la atención sostenida y focalizada. En las prácticas formales, el objetivo es anclar la atención a diferentes objetos internos como los pensamientos, emociones, sensaciones corporales o la respiración o externos como por ejemplo los sonidos. Se ha demostrado científicamente en estudios como el de Slagter, Lutz, Davison, et ál, que con un entrenamiento intensivo y riguroso de atención plena , el cerebro aprende a procesar los estímulos con mayor eficiencia, se disminuye el parpadeo atencional y los periodos atencionales son más prolongados.
Mejora la regulación e inteligencia emocional:
Cuando practicas mindfulness desarrollas la autoconsciencia y la autorregulación de tus emociones permitiendo así gestionarlas de manera consiente en vez de dejarte llevar por sus picos y reaccionar impulsivamente. Te conviertes en el/la observador/dora de tu propia experiencia y podrás percibir las emociones con distancia evitando así identificarte con ellas.
Mejora la calidad de las relaciones interpersonales:
Con el Mindfulness, tus hábitos de comunicación se vuelven más conscientes. Desarrollas la habilidad de percibir lo que generan las conversaciones difíciles en ti, darte una pausa y reflexionar sobre lo que quieres conseguir con la conversación. Puedes ver el punto de vista tuyo y del otro desde la compasión lo que te permitirá cuidar del «nosotros» y no interponer el individualismo.
“El Mindfulness es un acto de amor con la vida, con la realidad y con nuestra imaginación, con la belleza de nuestro ser, corazón, cuerpo, mente y con el mundo.” Jon Kabat-Zinn
Cuando practicas Mindfulness logras aceptar lo que es, estar en el momento presente y liberarte de juicios innecesarios descubriendo así una forma diferente de relacionarte contigo mismo/a y con tu entorno. Aprenderás a dar respuesta a las adversidades del día a día en vez de de reaccionar y tus actitudes y comportamientos serán más coherentes con tus propósitos.