¿Hacemos las cosas porque nos apetece hacerlas o por que toca? ¿Cuántas veces nos vemos haciendo algo esperando a que acabe para poder disfrutar o sencillamente descansar? Quien dijo…” antes la obligación y después la devoción” no lo sé, pero creo que ¡se equivocaba!, es ¡mentira! O lo dijo para reírse de nosotros viendo cómo hacemos de hormiguitas sin cesar…, después de una obligación, viene otra obligación y otra y otra….y cuando por fin queremos dedicarnos a lo que nos apetece estamos demasiado cansados. Qué pasaría si durante un día, solo un día, hiciéramos aquello que nos apetece hacer y lo que necesariamente es obligación (trabajo remunerado) lo hiciéramos pensando en lo afortunados que somos por tenerlo, o bien, lo agradables que son nuestros compañeros de trabajo, o si no es ninguno de los casos, que también puede ser…, lo bien que hacemos nuestro trabajo y lo orgulloso que estamos de nosotros. Tal vez transformaríamos la obligación en devoción y entonces, ¿que sucedería entonces…? que quizás nos sentiríamos culpables por disfrutar, ¡o no! simplemente estaríamos felices también durante nuestro horario laboral, si ya lo has conseguido ¡te felicito!
Y ahora, más difícil todavía, que pasaría si por un día, solo por un día, llegáramos a casa y no nos impusiéramos ninguna obligación, seguramente estas pensando… pues que no cenaríamos o no haríamos eso… o aquello…, o imagínate que dijéramos : ¡No me apetece ir a esa comida familiar!, sin excusas, sin explicaciones. ¡No vengo por qué no me apetece! , os quiero pero hoy no me apetece quedar. Posiblemente estas pensando, vaya lio que se armaría…pues quizás no, no lo sabes, ¿lo has intentado? Luego eso sí, queremos hacer las cosas bien, con motivación, sin errores y quedando bien con todos. Pues como vamos a hacer todo eso si no lo pensamos, si no somos felices al hacerlo. Vive, disfruta de cada momento, porque todos los momentos son especiales. Son parte de ti.
Marta A. Jou