Espectacular discurso de Charles Chaplin, catalogado en las redes sociales como el mejor discurso de la historia y es que realmente tiene un gran impacto. «Lo siento, pero yo no quiero ser Emperador, ese no es mi oficio, no quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible.» Así es como empieza el discurso, con un gran acto de valentía y coraje, abriéndose en canal ante un publico, exponiéndose, mostrándose vulnerable. Reconociendo en su interior, desde su más profunda verdad, que él no desea ser gobernador sino colaborador, lo que él realmente desea es hacer la vida más fácil a los demás, porque según él así somos los humanos, en lo más profundo de nuestro ser, en nuestra esencia, somos seres llenos de luz y lo único que queremos es potenciar ese amor que somos. Tal y como él mismo dice: «Los seres humanos queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados.»
En este sentido, el discurso da lugar a la profunda reflexión porque entonces, nos preguntaremos, ¿por qué hay tanta guerra y destrucción actualmente en el mundo? ¿por qué está tan deshumanizado? Y la respuesta no la tiene nadie, pero me atrevería a decir que el motivo es que no estamos viviendo desde lo que realmente somos, sino que estamos viviendo desde lo que creemos ser, totalmente dormidos, bajo el mandato de nuestros pensamientos y nuestra intoxicada mente. De hecho, me llama también muchísimo la atención cuando dice: «En este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica», gran frase para repetir hasta la saciedad en este momento en el que existe una de las peores crisis de la historia con los refugiados. ¿Es cierto que en este mundo hay sitio para todos? Sin entrar mucho en cuestiones políticas, diría que por desgracia, no y bajo mi punto de vista vuelve a ser de nuevo un problema de consciencia, no sabemos quien somos ni somos conscientes del potencial de amor que poseemos, no sabemos que nuestra verdadera misión es como dice Charles Chaplin ayudar al prójimo y no cerrarle la puerta, venga de donde venga, debemos ayudarnos los unos a los otros, solo así lograremos vivir en paz y en plenitud.
El discurso en sí, es un perfecto resumen de lo que está sucediendo en la sociedad actual, vivimos inmersos en las prisas, la codicia, el individualismo, el cinismo, la vanidad y el odio manejan a menudo nuestras vidas, tenemos muchos títulos pero poca o ninguna educación emocional, luchamos a diario por nuestra propia esclavitud, tal y como dice el admirado actor: «pensamos demasiado y sentimos muy poco». Nos gusten o no, estos son los valores que rigen la sociedad actual, y podemos ser más o menos conscientes dependiendo de las ganas de ir más allá o no de cada uno, pero lo que sí es seguro que todos somos es víctimas, todos somos víctimas del sistema porque a todos nos afecta tanto su funcionamiento como su no funcionamiento. Personalmente, creo que no funciona y esta es la causa de la mayoría de las insatisfacciones personales, a nadie le gusta que reglamenten su vida, a nadie le gusta que le dirijan cual marionetas se tratase, a nadie le guste que le eduquen para ser mano de obra, a nadie le gusta ser una copia, absolutamente a nadie. La verdad es que nacemos libres, únicos e irrepetibles y es ahí a donde debemos volver, a nuestra verdadera esencia.