“Qué me va a decir a mí un psicólogo que yo no sepa”, “mis problemas se los cuento a mis amigos” o “yo también hago un poco de psicólogo en mi trabajo” son frases que profesionales de la psicología, sea cual sea su área de especialización, nos chirrían los oídos al escucharlas. Hemos estado años de nuestra vida formándonos para entender la conducta humana, por qué sufrimos las personas y, además, las buenas psicólogas nos seguimos formando. La experiencia y la formación continua son pilares básicos a la hora de ejercer la psicología con resultados y no hacer iatrogenia (esto es, un daño no buscado en la persona producido por el profesional de la salud). ¿Esto lo tiene tu amigo?
Como me dijo una vez una muy buena amiga y compañera de profesión ser psicóloga es saber abrir melones y saber cerrarlos. Efectivamente, en la terapia se abren heridas y, para que cicatricen, hay que saber cerrarlas. Tus familiares, tus amistades o quienes sean tus confidentes, por muy buena intención que tengan, pueden no ser conscientes de lo que ha causado esa herida, por qué no se cura o ni siquiera ver la herida.
En este artículo os quiero hablar qué implica ir a terapia psicológica, cuáles son sus beneficios y cuándo debes ir al psicólogo.
¿Cuándo ir al psicólogo?
Cuando vemos a alguien a quien queremos sufrir y no sabemos cómo ayudarle nos embarcamos en un duro viaje de decirle lo que debe hacer para dejar de pasarlo mal. En ese viaje nos encontramos con olas que nos vuelcan el barco una y otra vez. Cuando nos hemos cansado de erguir el barco, es cuando le recomendamos ir al psicólogo.
Para cuidar de tu salud mental, yo lo que recomiendo es ir al psicólogo si: estás atravesando una situación que te genera sufrimiento y no sabes cómo gestionarla. También, cuando llevas tiempo en esa situación y no sales, cuando se repiten sucesos en tu vida sin motivo aparente, crees que tu forma de vincularte no es sana, no sabes enfrentarte a determinadas situaciones o crees que puedes mejorar en algún área de tu vida, entre otras.
Quizás tenemos muy arraigado que pedir ayuda es sinónimo de debilidad. No estoy segura; yo trabajo todos los días con personas que piden ayuda y no veo gente débil. Veo gente valiente que, a pesar de lo difícil que puede llegar a ser hablar de lo que duele o lo que hace sentir mal, vuelven cada semana y se atreven una vez más.
Beneficios de ir a terapia
Hasta donde han demostrado los estudios científicos, unas corrientes son más eficaces que otras, sin embargo, ninguna puede ofrecerte garantía de los resultados, ya que depende de muchísimas variables. También puede ocurrir que el psicólogo o la psicóloga con la que des no sientas comodidad y que no te permita construir una buena relación terapéutica. No obstante, la terapia es valiosa en sí misma. Aunque parezca que no, si eres de esas personas que ha estado varias veces en terapia seguro que de cada una te llevas algo. A continuación, te cuento qué otros beneficios puede tener la terapia:
- Te ayuda a comprender.
Aprender a detectar tus emociones, ponerles nombres, entender su origen y ponerles nombre es algo que en todas las terapias se aprende, ya sea de manera implícita o explícita. Es habitual que, cuando una persona viene de haber hecho otras terapias, se note que ya lleva aprendida al menos esta parte. Aunque no siempre, el percibir y dejar estar tus emociones es un primer paso a evaluar y cumplir en cualquier terapia.
- Te cambia ideas limitantes.
Todo el mundo tiene creencias rígidas y limitantes que, aunque pensamos que nos ayudan a manejarnos mejor, en algún momento pueden hacer de tope e impedirnos avanzar. Estas reglas, nos sirven para movernos mejor por el mundo. El problema es que, si son demasiado rígidas, te limitan.
- Te ayuda a entender de dónde vienen esas ideas.
Las creencias que se vuelven limitantes están ahí porque en algún momento aprendimos que las cosas eran así y que siempre funcionan así. Es decir, se forman en nuestra mente en base a nuestra experiencia. Si hubiéramos vivido experiencias diferentes nos habríamos formado otras ideas. Además, otro origen que tienen las creencias son porque nos han dicho que las cosas son así, sobre todo en nuestra infancia y provenientes de figuras de autoridad (padres, profesores, etc.).
- Te enseña a cuidarte.
La mayoría de personas que vienen a terapia vienen con unas carencias en su propio cuidado bastante evidentes para la terapeuta. Evidentemente, también en la mayoría de los casos, este es el foco de su malestar. Aunque no todo se resuelve con autocuidado, es una pata fundamental para alcanzar el bienestar emocional.
- Mejora la autoestima.
A lo mejor no es tu objetivo, porque no consideras que tengas dañada la autoestima. Pero suele ser un efecto secundario de la terapia, debido a que a mejor te conoces, mejor sabes cuidarte y, a mejor te cuidas, mejor concepto tendrás de ti.
- Aprendes nuevas estrategias de afrontamiento.
Cuando aprender a detectar emociones, pensamientos y patrones en tus relaciones que te limitan, comienzas a hacerte responsable de ellos y, por tanto, comienzas a manejar las situaciones y aquello que no te hace feliz de otra manera. El cambio comienza y es desesperante y, a la vez, muy grato ver cómo sucede poco a poco. El cambio se da de manera muy sutil, pero ocurre.
- Te ayuda a tener más conexión contigo.
La terapia, fundamentalmente, a través del diálogo, el acompañamiento y la relación terapéutica con tu psicóloga, te hace más consciente del presente y a aprender a aceptarlo tal y como es. Al guardarte los sentimientos luchando por cambiarlos o eliminarlos, estos acaban generando mucho malestar psicológico saliendo de alguna manera, pero no de la mejor forma (somatizaciones, ataques de ansiedad, de ira, etc.)
- Te enseña a gestionar el exceso de conexión.
Al mismo tiempo, el guardarnos las emociones y pensamiento o vivirlos tan intensamente que no te permiten avanzar, dependerá de la historia de cada cual. Si tu caso es que vives mucho tiempo en tu cabeza y no puedes conectar con el mundo exterior, ir al psicólogo te puede beneficiar.
- Te da una visión objetiva.
A veces, estamos tan dentro de nuestras propias creencias limitantes y en nuestras heridas que no vemos más allá. El trabajo terapéutico consiste en que tú seas capaz de salir de ahí para analizar desde tu parte más racional lo que te está ocurriendo y, a partir de ahí, actuar de la manera en que tu creas que es más conveniente para tu bienestar psicológico.
- Previene recaídas.
Siempre tropiezas con la misma piedra y no sabes por qué. A pesar de que alguien de tu entorno o, incluso, un psicólogo te haya dicho qué hacer para no volver a caer, una terapia poderosa es aquella que te sirve para el largo plazo. No significa que no tengas que volver nunca más, pero si sabes de dónde vienen tus reacciones y cómo funcionas, las herramientas que tengas te serán mucho más fácil manejarlas.
Conclusiones.
Ir a terapia es un proceso largo y que se puede hacer muy duro. Ronda ese mito de que a terapia va quien tiene problemas y busca soluciones. Por muy formado que esté un psicólogo, soluciones no es lo que tiene. Y si las tiene, es un psicólogo con mucha imaginación. Tu terapeuta no tiene por qué haber vivido las mismas dificultades que tú, con lo cual no siempre se puede imaginar lo que haría en tu lugar. Y si lo hace, lo estará haciendo desde su propia historia de vida, sus creencias y sus valores. Con lo cual, será una terapia sesgada en la que estará interrumpiendo tu camino hacia el autoconocimiento.
Lo que hace un buen o una buena psicóloga es guiarte para que las decisiones que tú tomes sean libres y conscientes, entendiendo tu propia historia, y que el lugar desde donde las hagas tú seas consciente de ello.
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Referencias bibliográficas.
Blanco Lacasa, Y. (2022). Posibles beneficios de la terapia gestáltica para la depresión (Doctoral dissertation, Universidad Europea del Atlántico).
Yalom, I. D., & Fernández, J. S. (2018). El don de la terapia. Destino.
Erskine, R. G., Moursund, J. P., & Trautmann, R. L. (2012). Más allá de la empatía. Una terapia de contacto en la relación (N. Maestre, Trad.). Descleé de Brouwer.(Trabajo original publicado en 1999).