Creo que cuando el docente cambia para bien todo cambia para bien también. Es por eso que combino mi profesión de docente, que ejerzo hace más de 12 años, con la de coach especializado en el ámbito educativo. Me ilusiona acompañar a docentes en su proceso de cambio y ser testigo de cómo recuperan aquella ilusión que los impulsó a entrar en un aula a enseñar. En estos momentos de cambio, necesitaremos más que nunca profesionales resilientes, motivados y con visión en su campo, que sepan gestionar la incertidumbre que el Covid-19 nos ha traído a las escuelas y se adapten fácilmente a esta nueva realidad de la enseñanza y el aprendizaje.
“Pocas cosas dependen de nosotros. La clave está en ocuparnos de aquello que podemos controlar: nuestra clase, nuestras emociones y todo aquello que transmitimos a nuestros alumnos.”
Si educar ya es un desafío, acompañar a docentes debe serlo aún más. ¿Cómo iniciaste tu proceso de autoconocimiento como docente?
Mi camino del autoconocimiento como docente empezó después de una época de malestar en el aula e incoherencia con mis valores profesionales. Llegó un momento en el que me sentía muy insatisfecho y sentía que mis valores personales chocaban con mi día a día en las aulas. Sufría estrés por no poder llegar a todo, me faltaba tiempo para mí, ni tenía recursos para afrontar situaciones del día a día en mis clases. No entendía qué me pasaba. La insatisfacción me llevó a pasar por muchos cursos con poco éxito. Tenía la sensación de no llegar a todo y me sentía abrumado. Busqué ayuda fuera del aula, aunque nada me servía para el momento por el que estaba pasando. Mi perseverancia me hizo seguir buscando hasta que en un momento de saturación decidí parar. Decidí darme un tiempo y en ese momento de parón el coaching se cruzó en mi vida. El aprendizaje fue que sólo conociéndote a ti mismo puedes ayudar a los demás. El camino es doloroso, la recompensa mucho mayor. Volví a encontrar el sentido en lo que hacía, acompañando a docentes por procesos similares al que yo pasé.
¿En qué ayudas a tus clientes?
Actualmente estoy centrado en acompañar a docentes que han sufrido, como es normal, estrés y se han visto superados por la situación de pandemia actual por el Covid-19. El confinamiento que pasamos nos situó en un entorno totalmente virtual de clases, gestión de grupos y equipos de trabajo. Superamos el momento y ahora hemos empezado un curso con protocolos sanitarios, mucha incertidumbre por la falta de información precisa sobre el covid-19 y con toda una mochila de emociones y sensaciones que acumulamos durante los meses pasados (estrés, ansiedad, impotencia, limitaciones, imprevistos, conciliación, frustración, preocupación, etc.).
Nadie nos ha preparado para dar clases en estas condiciones, sin embargo, somos un colectivo con una gran capacidad de adaptación y con grandes dosis de creatividad y liderazgo. Vivimos con ilusión nuestra profesión y a la vez podemos tener sensaciones de incertidumbre, miedo, angustia por todo lo que supone el reto en el que nos encontramos.
Se habla mucho del acompañamiento a las familias y a los alumnos. Como profesores y en mi caso, como tutor, los acompañamos en estos momentos tan inciertos. Pero, ¿quién acompaña emocionalmente a los docentes en este momento de cambio?
¿Qué servicios ofreces a tus clientes?
Mis servicios principales están centrados dentro del ámbito educativo. Acompaño a familias, adolescentes y docentes tanto en formación grupal como sesiones individuales y procesos completos de coaching. Desde la formación docente, acompaño también a claustros de profesores cuando quieren trabajar alguna problemática o situación concreta de su centro. Mi objetivo es centrarme en las necesidades de las personas con las que trabajo debido a la pandemia por el Covid-19. Las personas y los contextos cambian y esto hace que cada proceso, taller y/o formación sea distinto. Adicionalmente, ofrezco sesiones individuales para todos aquellos docentes que sientan que quieren cambiar o mejorar sus habilidades y necesiten un acompañamiento para desarrollarlas y consolidarlas.
La pandemia del Covid-19 ha sido inspiración para ti para preparar a los docentes para enfrentar los desafíos de la nueva educación a través de un curso con el apoyo de la Universidad de Barcelona. ¿Podrías contarnos un poco más acerca de este proyecto?
Sí, como dices en estos momentos junto a Carla Mas (psicóloga y mentora digital) estamos ofreciendo una formación para docentes que se sientan comprometidos con su profesión y a la vez hayan sufrido todos los cambios que ha traído consigo la pandemia del Covid-19 en sus vidas y en la escuela. Se trata de una formación online de práctica reflexiva donde combinaremos píldoras formativas y contribuiremos por encima de todo a que sea un espacio para compartir experiencias y ayudar a docentes a vivir este momento de una forma distinta. Contamos con el apoyo de la Universidad de Barcelona, la Fundación de Escuela Cristiana de Cataluña, lo que implica que cualquier docente que realice la formación con nosotros podrá computar las horas para meritar profesionalmente (trienios, estadios, sexenios, etc).
Es un gran desafío trabajar no sólo competencias pedagógicas sino también emocionales en un mismo programa. ¿Qué temas se tratan en esta formación online?
En la formación nos enfocamos en tres ejes de trabajo: la adaptación al cambio, el liderazgo emocional y la comunicación digital. Trabajar la adaptación al cambio y la flexibilidad para que puedan estar preparados para cualquier cambio que no dependa del docente en el momento de dar clase. Queremos que los docentes tengan la percepción de ser buenos docentes y que sigan dando clases de calidad aunque las circunstancias sean limitantes.
El liderazgo emocional nos ayuda a conocer las propias emociones para trabajarlas con aquello que nos está pasando en el aula en estos momentos de pandemia y poder ser conscientes de aquello que queremos transmitir.
Trabajar la comunicación digital nos ayuda a gestionar grupos virtuales y todas aquellas relaciones con alumnos, familias y equipos de trabajo remotos con la misma espontaneidad, ilusión y emoción como si fuera presencial. Realidad a las que nos tenemos que familiarizar y disfrutar, sí o sí.
En la formación se enseña a ser un Referente Educativo en el aula. ¿Qué es un Referente Educativo?
Un referente educativo es el docente al que el alumno quiere parecerse en el presente o en el futuro. Docentes de todas las etapas actuamos como referentes (o adultos ejemplares, por decirlo de otro modo), de pequeños, jóvenes y adolescentes. Durante un tiempo, lideramos aulas y marcamos vidas. Confiamos y creemos en el poder del cambio, del aprendizaje, de la mejora continuada de alumnos y alumnas que pasan una parte de su vida con nosotros.
Como docentes comprometidos con nuestros alumnos adquirimos un compromiso con nosotros mismos y con el mundo. Nos formamos, innovamos y hacemos todo lo que está en nuestra mano para dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos gracias a nuestra labor dentro y fuera del aula. Nuestra visión y vocación hace de nosotros unos referentes necesarios para la evolución de la humanidad y este ser referentes empieza por nosotros mismos, somos nuestro propio referente.
¿Cómo es un proceso de cambio contigo?
La formación para docentes “ Cómo ser un referente educativo en el aula: adaptación al cambio, liderazgo emocional y comunicación digital” es un proceso de cambio en sí mismo, ya que el objetivo principal es reducir el nivel de estrés, incertidumbre y preocupación producidas por el Covid-19. Buscamos potenciar las habilidades emocionales y de liderazgo del profesor para que mejore su autoconfianza. Fomentamos las habilidades digitales del docente para que sepa encontrar la solución a los retos tecnológicos actuales y le ayudamos a definir el estilo de liderazgo emocional que quiere tener como referente educativo.
La formación está estructurada en un periodo de tres meses en el que semana a semana vamos a dar pasos hacia un estado mejor que al final nos llevará a una transformación personal y profesional que hará que veamos nuestra realidad en el aula desde una óptica mucho más positiva.
¿A quién ayudas con tus servicios?
Ayudo a docentes, maestros y profesores de educación infantil, primaria, secundaria y universidad de todas las disciplinas, a conectar con aquello que un día los llevó a un aula, a mejorar su autoconfianza y a encontrar recursos y herramientas que potencien sus habilidades como docentes. También acompaño a adolescentes en procesos de autoconocimiento, a encontrar sus talentos y a conectar con su esencia. Una de las preocupaciones que tienen muchos adolescentes tiene que ver con su futuro profesional, que estudiar, a qué dedicarse. Un proceso de coaching es muy efectivo para ellos, ya que los ayuda a identificar qué opciones tienen y a descubrir quién quieren ser.
¿Cuál ha sido la experiencia personal que más impacto ha tenido en ti?
Descubrí la vulnerabilidad cuando mi hijo con 4 meses acabó en la UCI por una complicación respiratoria producida por un virus común. Fueron unos días muy duros en los que me centré en estar con él. Esos días me hicieron replantear que quería ser en el sentido más profundo de la palabra. ¿Qué tipo de padre quería ser de ese momento en adelante? Esto sin duda afectó a mi visión del mundo, de mi rol como padre y como docente. En ese momento me conecté con mi esencia más profunda. Vivimos en piloto automático hasta que nos paran y no hay más opción que sentarnos, pensar y mirar hacia dentro para decidir quiénes queremos ser. Agradezco esta experiencia y deseo que ningún padre, madre, maestro o maestra sienta que necesita acompañamiento emocional sin la necesidad de vivir una situación personal tan dura. La experiencia y el trabajo que hacemos con ella nos prepara para poder vivir de nuevo situaciones parecidas y nos da recursos para vivir momentos complejos mucho mejor.
¿Y a nivel profesional?
A nivel profesional he pasado por distintos estados como docente durante mis 12 años ejerciendo en el sistema educativo. Empecé contento, ilusionado y con ganas de mejorar los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Llegó un momento que topé con el sistema y me di cuenta que mis valores fundamentales entraban en colisión con mi día a día y entorpecían mi relación con mis alumnos y me afectaba personalmente más allá del aula. En este punto decidí parar y fue cuando un coach se cruzó en mi vida y provocó que encontrara recursos que no tenía presentes. En poco menos de 30 minutos de sesión descubrí que podía vivir de otra manera, que podía mejorar mi situación y que no tenía por qué seguir siendo la misma persona y cometiendo los mismos errores. Fue un momento revelador que dio luz a un nuevo inicio. Mi visión cambió por completo y me di cuenta de que podía seguir disfrutando como docente.
¿Cómo has gestionado el aula durante la pandemia? Qué consejo darías a los y las docentes que nos están hoy leyendo?
Durante la pandemia usé todos los recursos que conocía para poder vivir el momento de la mejor manera posible. La clase virtual dificulta prácticas habituales a las que estaba acostumbrado. El reto fue mantener el aprendizaje durante los meses de pandemia buscando que todo lo que los alumnos hicieran tuviera sentido para ellos y los ayudara en la situación de confinamiento en la que estábamos. Ni alumnos ni docentes estábamos preparados para este momento. El reto fue encontrar el equilibrio, acompañar emocionalmente a los alumnos y a sus familias y transmitir tranquilidad y serenidad en unos momentos donde no teníamos información sobre lo que iba a suceder.
El confinamiento me sirvió para entender que hay pocas cosas que realmente podemos controlar pero que sí hay un terreno donde podemos actuar con libertad y decidir qué hacer. En nuestras clases y en nuestras interacciones con alumnos y familias somos libres de decidir cómo queremos comunicarnos, qué queremos transmitir y cómo liderar la situación. Nos dimos cuenta de que somos vulnerables y que solo juntos, apoyándonos los unos a los otros podríamos seguir hacia adelante.
¿Qué es la educación para ti?
La educación es estar abierto a conocer, es ser un estudiante toda la vida. Siempre hay cosas para aprender y para mejorar. En este sentido, lo que más aprecio es haberme dado el espacio y el tiempo para convertirme en un experto en mí mismo. A través del autoconocimiento y la conexión con los valores le he podido dar sentido a todas las cosas que había hecho antes, a lo que un día me llevó a ser profesor y a encontrar el motor en las pequeñas cosas del día a día tanto en el aspecto personal como profesional.
La educación debe permitir un espacio de autoconocimiento y para eso, es imprescindible dotar a los docentes de espacios y formación específica para ello. En la formación que llevo a cabo no solo pueden permitirse este hecho sino que les permite compartir con otros docentes experiencias de éxito y fracaso tanto de gestión emocional como digital y les brindamos un espacio de apoyo mutuo con profesionales expertos en estas áreas.
¿Cuál es tu definición de felicidad? ¿Cómo logras serlo en tu día a día?
Para mí se trata de estar en coherencia con tus valores fundamentales. La felicidad 100% no existe, creo más en momentos de felicidad. Clases que funcionan, relaciones exitosas con alumnos, buena relación con los compañeros y las famílias, tener salud y poder llegar a casa y compartir la vida con mi familia. Cada día tenemos inputs positivos y cuantos más tengamos mejor. Tenemos la tendencia a dar mucho espacio a experiencias que vivimos como negativas en el día. Para evitar eso, debemos generar momentos de felicidad. Hay que planificar, tal como lo hacemos para la próxima clase que vamos a dar o cómo organizamos la logística de nuestra semana. Si aquello que haces está en armonía con tus valores, podrás crear más momentos de felicidad y sentirte mejor.
Para acabar, y mirando hacia el futuro, ¿cómo te gustaría que fuera el museo de tu vida?
Me gustaría que lo que se contara girara en torno a tres conceptos: libertad, contribución y transformación. Tenemos que sentirnos libres para actuar en coherencia con nuestra esencia, con nuestros valores y nuestro propósito vital. Nuestras experiencias vitales y profesionales tienen que ser compartidas, solo llegarás más rápido, acompañado llegarás más lejos y solo así sucede la verdadera transformación. Una vez te transformas ya no hay vuelta atrás. La educación nos da libertad y nos transforma. Como docentes contribuimos a esa libertad transformando a jóvenes que harán un mundo mejor.