Hoy en día pienso que se nos hace extraño encontrar a una persona, y sobre todo si es mujer, que considere que está a gusto consigo misma tal y como es.
Es fácil escuchar, en entornos cercanos, como las personas se despachan a gusto criticando o juzgando su aspecto físico. Es una atención selectiva sobre los aspectos negativos ( totalmente subjetivos, y a veces no tanto) que poseemos y que nos gustaría cambiar. Le damos demasiada importancia a nuestro peso, como si fuese una extensión de nuestra estima, de nuestra propia imagen.
¿Qué es lo que está fallando socialmente para auto-exigirnos tales demandas de perfección?
En una intervención de la estimada Dra. Marta Díaz, en la cual me inspiro para escribir este post, se hablaba de niños de 6 años que están preocupados por lo que comen, preocupados por las calorías y que saben lo que es una dieta, y además están comenzado a seguir algún tipo de restricción alimentaria para evitar o corregir el sobrepeso. Esto me parece ALARMANTE.
Si las personas no están bien consigo mismas teniendo unos kilos de más, no lo van a conseguir despojándose de esos kilos. El trabajo que hay que hacer es de dentro hacía afuera y no desde fuera hacia dentro. Es cierto que una bajada de peso deseada puede ayudar a potenciar ciertos factores relacionados con el aumento de la autoestima, pero si basamos solo la autoestima en nuestro peso, estaremos dándole sustento sobre algo etéreo, insulso, cambiante y muy flexible. ¿Os podéis imaginar a vosotros mismos intentando mantener el equilibrio sobre un balón medicinal? Pues así se comporta la autoestima cuando se sostiene solo en la imagen corporal. Primero los pies en el suelo, firmes y manteniendo el equilibrio, después ya se verá como afrontamos una bajada de peso.
Se nos transmite socialmente a través de los medios de comunicación que el sobrepeso no es atractivo, que para tener éxito en la vida hay que estar delgado, que el estar delgado es salud y que es fácil adelgazar con los productos que venden. Estamos constantemente bombardeados por un montón de información y señales que nos crean unas expectativas irreales. En esta línea mi amiga twittera @laurascasanova escribía estas acertadas líneas para @alimmenta. En enlace del post lo podéis encontrar aquí. Este tipo de mensajes son altamente frustrantes puesto que generan unas expectativas de éxito inalcanzables y normalizan los objetivos. Y ¿qué podemos hacer para combatir esta fuente de frustraciones?
En la misma intervención de la Dra. Díaz se hablaba sobre un aspecto de prevención altamente preocupante. Aportaba un dato muy significativo sobre como la prevención independiente, o sea, la que va dirigida a promocionar aspectos saludables contra la obesidad y la que tiene como fin informar sobre los aspectos de los TCA, ha mostrado resultados negativos en el sentido que la propia intención preventiva sobre uno de estos problemas, había potenciado la conducta contraria.
Estas circunstancias me parecen muy importantes a la hora de diseñar planes preventivos. Se deberían tener muy en cuenta a la hora de establecer las recomendaciones e incidir mucho más en la salud en general.
Se incide demasiado en propio peso de las personas y muy poco en la salud de las mismas. La mayoría de las campañas preventivas así lo manifiestan.
Reducir la cantidad de hidratos de carbono, alerta con las grasas saturadas, cuidado con los azucares, etc… parecen ser la columna vertebral de cualquier recomendación dirigida a la modificación de hábitos alimentarios.
Es cierto que un consumo elevado de hidratos de carbono se puede relacionar con un aumento de peso, y el sobrepeso puede llegar a causar obesidad.
Pero también es cierto que hay personas que no van a desarrollar una obesidad en toda su vida. Ni tan siquiera un sobrepeso moderado, pero hay patrones de alimentación que siguen siendo totalmente disfuncionales.
Un niño no se puede comer 1 donut para desayunar o para merendar cada día, aunque no este gordito o aunque sea delgado.
No se pueden establecer pautas inadecuadas para personas que engordan y otras pautas adecuadas para personas que no engordan.
Hoy en día la mayoría de los programas preventivos están orientados a concienciar de los efectos negativos del sobrepeso y del exceso de grasa. Supone una conciencia de la inadecuación del sobrepeso tan alta que los niños han adoptado estrategias para controlar su peso y no tanto de la salud. Sobre todo en niñez y adolescencia.
Somos mucho más que el peso. Tenemos órganos y un sistema corporal que se va a ver resentido, aunque tardemos en darnos cuenta.
Se han dado casos de ingresos psiquiátricos por demencias prematuras en pacientes que en edades adolescentes cursaron trastornos de anorexia y que en una madurez tardía se han visto afectados por deterioros cognitivos como perdida de memoria a corto plazo, lagunas mentales, desorientación. Desconocemos aún los efectos tardíos de unos patrones de alimentación disfuncionales, pero de lo que si podemos estar seguros es que esos efectos no son nada deseables. Y con esto me refiero tanto a aspectos físicos, fisiológicos y psicológicos.
Y para hacernos una idea de que lo que estoy comentado en estas líneas no es un tema baladí, aquí os aporto unos datos sobre la prevalencia de las alteraciones alimentarias en nuestro país:
En mujeres de 12 a 21 años:
- TCA entre el 4,1% y el 6,4 %
- AN entre el 0,14 % y el 0,9 %
- BN entre el 0,41 % y el 5,3 %
- Trastornos no especificados entre el 2,76 % y el 5,3 %
En hombres de 12 a 21 años:
- TCA entre el 0,2 % y el 0,9 %
- AN 0%. No quiere decir que no haya casos, solo que no son estadísticamente significativos.
- BN entre el 0 % y el 0,36 %
- Trastornos no especificados entre el 0,18 % y el 0, 77 %
Obesidad:
- 16% en niños entre los 6 y los 12 años.
- Según la AESAN (2005), una de las tasas mas altas de toda Europa, tan solo por debajo de Escocia.
En resumen y como conclusión me gustaría destacar la importancia de la salud en detrimento del peso. Hay una tendencia a expresarnos solo por motivos estéticos dejando de lado la salud. La salud, lo primero, lo demás llegará solo.
REFERENCIAS:
– Curso: «Trastornos del comportamiento alimentario: Orígenes e intervención».UNED. Directora: Dra. Marta I. Diaz
3 comentarios
Siempre que emitimos una opinion con respecto al peso de algun paciente le recomendamos hablar con un medico y convencerlo de que tome conciencia y adquiera habitos para mejorar sus salud . Tambien que mejore su autoestima que por lo general siempre llegan con o muy baja o nula ese es otro factor a reforzar y mejorar en la persona , para que tambien alcence el convencimiento de mejorar su calidad y salud en la vida.
Muy buen artículo. Tuve la suerte de escuchar tu intervención en las Jornadas de DSP y me gustó mucho. El papel del psicólogo en el tratamiento de la obesidad y otros problemas relacionados con la alimentación es clave. Esperemos que los equipos multidisciplinares sean la norma para estos tratamientos en no mucho tiempo.
Un saludo
Muchas gracias por tu aportación y por tu visión de estos problemas. Es cierto, ojalá veamos en no mucho tiempo como se integra la psicología dentro de los programas interdisciplinares para tratar la obesidad y el sobrepeso. Recientemente además salió publicada la noticia que la APA ( American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) afirmaba que la psicología es clave para los programas de control de peso http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5606 .
Un fuerte abrazo Fani.