La Fascia y la Piel.
Los humanos somos seres complejos: somos cuerpo, mente y espíritu. Así es.
Y hemos aprendido con los ojos, dejando algunas veces de lado otros niveles.
Suele ser de mucha importancia como nos vemos, como nos ven, nuestro aspecto .
El modo en que nos vemos por fuera, muchas veces se debe a cómo estamos por dentro.
Así como los ojos son el reflejo del alma, la piel es un reflejo de lo que sucede internamente.
Es nuestro órgano exterior, que contacta y roza con el mundo. Es parte del gran porcentaje de
nuestro sentir.
A la vez, somos un sistema netamente móvil, ya que todas las estructuras y sistemas de nuestro
cuerpo están diseñadas para crear, recibir y adaptarse al movimiento.
Existe un órgano maravilloso, hermano de la piel, aún más voluminoso, que es la Fascia.
Por una parte podríamos llamar a la fascia nuestra segunda piel, y es a la vez la piel de cada
órgano, de cada víscera, y la encargada de conectarlo, sujetarlo y permitirle movilidad y
deslizamiento.
¿Qué pasa cuando en la Fascia existen restricciones, acortamientos, resecamiento?
El tejido no desliza correcta y suavemente, carece de nutrientes y pierde elasticidad.
¿Acaso no suena esto muy similar a hablar de lo que sucede en la piel?
Existen zonas de nuestro cuerpo donde la piel carece de tensión/compresión, donde ya no es
elástica, o donde su textura es mas áspera y rústica. ¿Será que la fascia por debajo de la piel se
encuentra en similar situación ?
Es muy común que coincidan zonas de tensión y dolor en nuestro cuerpo con un coloración y
cambio de textura en la piel. La piel es un órgano expresivo, un sistema de intercambio con el
medio. Y por supuesto se ve reflejado lo que sucede debajo de ella.
Desde la epidermis (piel exterior) hasta el músculo existen 7 capas de tejidos.
Todo está invernado, es decir conectado con el sistema nervioso, y vascularizado (por irrigación
sanguínea).
En la disecciones modernas se aprecia claramente que dos cuerpos no tienen de igual manera la
primer capa de fascia superficial por debajo de la piel: algunos más oscura, otros más
deshidratada, otros más dura, etc.
El trabajo de Liberación de la Fascia, no sólo beneficia lo que sucede “adentro” , es decir en
nuestros músculos, articulaciones y órganos, sino que beneficia el estado de nuestra piel, y por
ende, de nuestra relación directa con el mundo, de como lo percibimos y nos “sentimos” en él