Los amigos imaginarios son un tema que preocupa a los padres y a los profesores. En este artículo analizamos si son peligrosos o si podrían ser beneficiosos.
Son un tipo de fantasía muy habitual cuando los niños tienen una edad comprendida entre los 2-7 años. En estas edades, la forma de pensar de nuestros pequeños es egocéntrica, especial y muy subjetiva, por lo que es bastante normal que creen estos amigos imaginarios, y no tiene ninguna relación con que exista algún problema.
Pueden surgir en muchas etapas de la infancia y se caracterizan por ser identificados por el niño como reales, tratándolos de la misma manera como si existiesen.
Pueden representar ese amigo imaginario de muchas formas: podría ser un superhéroe, un ser mitológico, una persona, un animal. Tampoco es importante el tipo de amigo imaginario que hayan creado.
La forma de pensar de los niños en esas edades se caracteriza por estos 3 conceptos:
- Egocéntrico: El niño no se puede poner en la posición de otras personas para adoptar el papel de las mismas.
- Irreversible: Su mente todavía no es capaz de entender que las operaciones mentales podrían circular en 2 sentidos.
- Secuencial: Cada acción se percibirá como una parte aislada, no percibidas por completo.
Lo más normal es que estos amigos desaparezcan en edades comprendidas entre los 7 y 8 años. Podrían estar presentes más o menos tiempo, o reaparecer en el futuro.
¿Cuál es el motivo de que la mente de un niño cree un amigo imaginario?
Lo cierto es que todavía no se ha encontrado una causa específica de porque los niños crean amigos imaginarios. Algunos estudios asocian este comportamiento con una creatividad elevada del niño, además de con una elevada sensibilidad.
Son normales entre los 2-7 años y, en condiciones normales, no indican que exista ningún tipo de problema.
¿Qué beneficios tienen los amigos imaginarios?
Los expertos concluyen que los amigos imaginarios cumplen una función muy importante en la evolución del niño. Ayudan a su desarrollo social y emocional.
Podemos decir que dichos amigos crean un vehículo que el pequeño puede utilizar para canalizar su manera de pensar, para dar a conocer sus pensamientos (tanto los positivos, como los no tan positivos). El niño puede aplicar sus emociones a este amigo, para que de esta forma sean expresadas.
Otra de las grandes ventajas de los amigos imaginarios es que el niño puede proyectar sobre el mismo sus miedos y conflictos. Por ejemplo, si se produjese una situación nueva, y esta fuese complicada de alguna manera, podría utilizar ese amigo como una representación de cómo se está sintiendo.
Además de todo lo anterior, los amigos imaginarios también pueden servir para que el niño pueda hacer ensayos sobre cómo interaccionar con su entorno. Puede discutir con él, cerrar acuerdos, cedes, o imponer su voluntad sobre el amigo imaginario. Todas estas acciones las podrá aplicar en el mundo real, cuando tenga que interactuar sobre su círculo de amigos, o hasta con desconocidos.
¿Cuándo deben preocuparse los padres cuando su hijo tiene un amigo imaginario?
Por lo general, los padres no deberían hacer nada si se enteran de que su hijo tiene amigos imaginarios. Tan solo tendrán que darle tiempo para que su mente madure, crezca, y así esos seres desaparecerán por sí mismos.
Los padres deben encontrar un equilibrio sobre la forma de comportarse: ni prohibirán la fantasía, ni la fomentarán. Se debe abarcar como una base más relacionada con su desarrollo.
Ahora bien, hay algunas señales que nos indican que la existencia de amigos imaginarios no es beneficiosa:
- Aislamiento: Si el niño se aísla mucho con su círculo y otras personas.
- Conductas violentas: Si existe alguna conducta violenta relacionada con la fantasía.
- Persistencia: Si han pasado los 8-9 años y todavía persisten los amigos imaginarios.
Si salta cualquiera de las alertas anteriores, nuestra recomendación es acudir al psicólogo infantil con el objetivo de buscar ayuda. En ciertos casos, la presencia de amigos imaginarios podría estar indicando la existencia de algún problema de índole emocional en nuestros hijos.
En resumen, ante la presencia de esta fantasía, normalizaremos la situación cuanto antes, pero seguiremos controlando todo lo que ocurre.