La seducción es un proceso que proviene de motivaciones internas que tienen que ver con nuestras historias de apego, nuestra sensibilidad, gustos, preferencias y motivaciones.
Algunas personas que han tenido interacciones relacionales traumáticas en la infancia o en la adolescencia con personas significativas, pueden luego tener dificultades para experimentar una saludable seducción.
Entre las patologías más frecuentes de la seducción patológica están:
–El masoquismo: Aquellas personas que continuamente fracasan en sus relaciones de conquista o de seducción o que reiteradamente se comprometen con personas que las hacen sufrir (por su falta de compromiso, el modo de tratarlas o su inaccesibilidad emocional o física). Las personas masoquistas suelen seducir a otras necesitadas de afecto, cariño o valor pero luego no reciben nada a cambio o bien son personas que se dan tan poco valor que no se atreven nunca a ir a buscar lo que les gusta de verdad.
–Los narcisistas: Aquellos que tienen por defensa la creencia de ser mejores que los demás, de no necesitar de nadie y en caso de necesitarlo que sea para darse más valor a si mismos. Estas personas suelen tener perfiles seductores compulsivos donde hay relaciones sólo sexuales (promiscuidad sexual) o bien relaciones amorosas con parejas que les otorgan valor social, estético o profesional (los tipos de relaciones dónde el otro es una extensión de uno mismo o un objeto del otro).
–Los paranoicos: Son personas que son incapaces de seducir a nadie porque el miedo a ser heridos, a que se burlen de ellos, a hacer el ridículo o sufrir son mayores que el riesgo emocional que conlleva el ir a conocer a alguien que te gusta. Suelen poner muchas pegas a los demás y tomarse todo de modo inadecuado o negativo. Sospechan de todo y malinterpretan con frecuencia a los demás, si inician algo con alguien son celosos, suspicaces y posesivos limitando así su atractivo de cara a los demás.
Cuando una persona tiene integrada su identidad (sabe quien es, acepta lo que le gusta y se atreve a ir a buscarlo), sólo entonces tendrá una seducción saludable, donde se disfruta del placer de dar y recibir, notar sensaciones y sentimientos y poderlos disfrutar y jugar para irse conociendo desde la confianza.
En función del estilo de apego que cada persona ha mantenido en su infancia con sus cuidadores, en la época adulta suelen reproducirse estos estilos en las formas de seducción y relación de pareja:
-Las personas que han tenido un estilo de apego ansioso o ambivalente con sus cuidadores, suelen relacionarse de adultos como personas inseguras con sus parejas y muy demandantes y miedosas, pasan del miedo a la preocupación y la angustia con mucha facilidad, se preocupan mucho por mantener la vinculación con sus parejas y tienen dificultades para poner fin a relaciones malas o abusivas. A menudo son personas que lo dan todo (sexualidad incluida) desde el principio con la finalidad de no ser abandonadas o como forma de atraer el interés y la atención del otro, ya que no sienten que son lo suficientemente merecedoras de afecto para ser queridas.
-Las personas con un estilo de apego evitativo o rechazante, suelen pasar de las relaciones, son personas a las que parecen no afectarles los demás, van de autosuficientes, autónomas, seguras y libres. Este tipo de seducción es el del «si te he visto no me acuerdo» o el de «ojos que no ven corazón que no siente», es decir, suelen tener dificultades para comprometerse con los demás y mantener relaciones de confianza, intimidad y complicidad, lo que hace que o bien mantengan seducciones muy promiscuas o bien se alejen de los demás por completo.
–Las personas con un estilo de seguro, tienen relaciones de seducción libres, positivas, enriquecedoras. Estas personas se relacionan desde la empatía, la sinceridad, el interés por conocer a las demás personas y ver como son y la reciprocidad. Una persona con un estilo de apego seguro, sabe lo que siente, lo que quiere y lo que piensa y suele ser coherente así que le es más fácil relacionarse y seducir a gente accesible, cercana y cariñosa y sus relaciones son satisfactorias y enriquecedoras, saben cooperar y tener complicidad y confianza con los demás y mantener compromisos en el tiempo.