Por norma, general solemos normalizar y asumir el estrés como algo que irremediablemente está vinculado a nuestro estilo de vida, como si fuera el precio a pagar de manera ineludible por vivir como vivimos, y al hacerlo, ignoramos lo que está sucediendo a un nivel más profundo dentro de nuestros cuerpos, en nuestros órganos y en nuestras células.
Nos relacionamos con nosotras mismas de una manera poco amigable, bien porque no nos podemos permitir bajar el ritmo o porque no sabemos decir que no a cosas que realmente no nos apetecen, mientras nuestros días son como maratones y nuestro descanso cada vez menos reparador.
Entonces lo que sabemos sobre el estrés es que nos deja exhaustas, nos drena la energía y la capacidad para regenerarnos, mientras nuestros cuerpos envejecen prematuramente.
Pero más allá de esta merma de recursos personales…
¿Qué más sabemos sobre él?
¿Es necesario para nuestras vidas?
¿Qué papel cumple realmente?
ESTRÉS, EL GRAN DESCONOCIDO
Aunque es cierto que la manera en como vivimos constituye en sí un factor altamente estresante, me gustaría explicarte cómo se desencadena y qué funciones cumple más allá de hacer que nos sintamos atrapadas entre la ansiedad y el agotamiento físico.
Saber cómo y por qué se desencadena el mecanismo del estrés, te puede ayudar a tener una comprensión más humana y compasiva sobre cómo te sientes.
¿QUÉ FUNCIÓN TIENE EL ESTRÉS EN NUESTRA VIDA?
En realidad, el estrés es un mecanismo natural y necesario, gracias al cual la vida ha evolucionado en nuestro planeta durante miles de millones de años.
Gracias a este mecanismo, nos alejamos del peligro cuando este comporta un riesgo para nuestra supervivencia y nos acercamos a aquellas experiencias que nos aportan seguridad, protección y recursos.
La vida ha evolucionado así desde el principio de los tiempos, a través de este movimiento simple pero universal.
“Acercándonos o alejándonos”
Nacemos con esta programación biológica y nos relacionamos con los demás y con el mundo de acuerdo con este principio básico.
Así, que cuándo percibimos algún tipo de amenaza a nuestro alrededor, el mecanismo del estrés nos ayuda a poner en marcha todo un conjunto de reacciones fisiológicas para protegernos y salvaguardar nuestra integridad.
Nuestro ritmo cardiaco aumenta para llevar más sangre y más oxígeno a nuestros brazos y piernas, preparándonos ante una inminente defensa, ya sea luchando o huyendo, pero una vez que la amenaza ha pasado, estamos diseñados biológicamente para volver a un estado de reposo, descanso y reparación.
¿EL ESTRÉS ES EXCLUSIVO DE LOS SERES HUMANOS?
Sería justo decir que el mecanismo del estrés no es exclusivo de los seres humanos, como tampoco lo es del reino animal en su conjunto, ya que las plantas también disponen de respuestas defensivas impulsadas por el estrés y aunque no pueden moverse, ponen en marcha ingeniosas estrategias de defensa para salvaguardar su supervivencia…
- Volviéndose amargas para ahuyentar a sus depredadores
- Volviéndose venenosas para matar a sus depredadores
- Disminuyendo el grado de nutrientes en sus hojas para resultar menos apetecibles
DAVID CONTRA GOLIAT
A finales de los años ochenta se realizó una investigación científica al entorno de la misteriosa muerte de miles de Kudús, unos precios antílopes que aún viven en plena sabana Austral, en Sudáfrica.
¿CÓMO CREÉIS QUE PUDO SUCEDER?
Wouter Van Hoven fue el científico que se encargó de la investigación y después de hacer todos los estudios clínicos y ambientales pertinentes, concluyó que había una relación directa entre el número de Kudús que vivían en cada granja y el número de Acacias disponibles para poder alimentarse.
Wouter, descubrió que en las granjas donde había un mayor número de Kudús, las Acacias se quedaban sin hojas a un ritmo vertiginoso y ante esta amenaza, las Acacias incrementaron el contenido de taninos en sus hojas que actuaron como una arma química letal ante la voracidad de los Kudús, o lo que es lo mismo, se volvieron venenosas para los Kudús en un intento para salvaguardar su supervivencia.
MÁS ALLÁ DE LO ESPERADO
Pero por si esto fuera poco, también descubrió que las Acacias que estaban siendo devoradas, avisaban a las Acacias de su alrededor mandándoles un mensaje de alerta, desprendiendo un compuesto de gas en el aire que llevaba implícito el mensaje de…
“Peligro de muerte, nos están devorando”
Al recibir este mensaje, las Acacias circundantes saturaron sus hojas con taninos, incluso mucho antes de que los Kudús llegaran hasta ellas para devorarlas.
Este ejemplo nos muestra como el mecanismo del estrés forma parte de las estrategias naturales de defensa para responder a posibles amenazas en nuestro entorno y que, además, no son solo exclusivas del reino animal, sino que está presente en todas las formas de vida, desde una pequeña célula hasta un organismo complejo como lo somos nosotras.
EL ESTRÉS AL SERVICIO DE LA VIDA
Gracias a este mecanismo, reaccionamos en cuestión de milésimas de segundo ante una pelota cruzándose inadvertidamente delante de nuestro coche.
De repente, toda nuestra fisiología se pone en marcha para actuar de inmediato, sentimos como la temperatura corporal aumenta, nuestro corazón late rápidamente, nuestras pupilas se dilatan, todos nuestros sentidos y todo nuestro cuerpo, se ponen al servicio de un solo objetivo…
Hacer todo lo posible ante el peligro inminente de que un niño o una niña se cruce delante de nosotras, para no atropellarlo.
Pero si después del sobresalto inicial todo queda en una falsa alarma, nuestro corazón vuelve a latir con más lentitud, nuestra temperatura corporal baja y después de una respiración larga y profunda, nuestra fisiología vuelve paulatinamente a un estado de reposo, reparación y alerta saludable.
Hasta aquí habrás podido observar que el estrés es en realidad una respuesta fisiológica que nos ayuda a salvaguardar nuestra integridad y la de los nuestros
Entonces…
¿Por qué lo vivimos de una manera tan angustiante?
¿EXISTE UN ESTRÉS BUENO Y UN ESTRÉS MALO?
El mecanismo del estrés está diseñado biológicamente para cumplir una función muy específica…
“Salvaguardar nuestra integridad física y emocional”
Pero una vez que la amenaza ha concluido, necesitamos volver a un estado de reposo y reparación en dónde el mecanismo del estrés se quede en un estado latente para cuando otra nueva situación de amenaza o peligro, requiera su presencia.
Por eso decimos que el estrés es útil y necesario siempre y cuando cumpla este requisito…
“Qué esté acotado en el tiempo”
El estrés nos moviliza para que podamos hacer frente a un peligro, liberando cortisol en nuestro riego sanguíneo para activar nuestra fisiología y nuestra musculatura. Esta substancia despierta literalmente nuestro cuerpo para responder de manera activa ante una amenaza, pero…
¿Qué sucede cuando este mecanismo de defensa permanece activo en nosotras permanentemente?
Desde un punto de vista fisiológico quiere decir que nuestros cuerpos se quedan inundados de cortisol, que es la hormona del estrés y mientras esto sucede es imposible que nuestros cuerpos puedan acceder a su capacidad natural para recuperar el equilibrio, la salud y el bienestar. Es algo así cómo necesitar dormir y seguir tomando un café tras de otro.
Entonces, no es que exista un estrés malo, lo que existe es un estrés continuado en el tiempo, o lo que es lo mismo…
“Un estrés crónico”
Sufrimos estrés crónico cuando nuestro cuerpo sigue activando respuestas de defensa ante peligros o amenazas que, en realidad, muchas veces ya no existen.
¿CÓMO ME PUEDO LIBERAR DEL ESTRÉS CRÓNICO?
Hay muchas causas por las que nos podemos quedar enganchadas al estrés, causas que pueden tener su origen en hábitos de vida poco saludables, aunque también hay causas que provienen de una pobre gestión emocional, que están directamente relacionadas con nuestras heridas emocionales más tempranas.
Ahora no me adentrare este último aspecto, pero en este enlace encontrarás otro artículo que te ayudará a comprender cuáles son los factores emocionales que intervienen y que promueven el estrés crónico.
ESTILO DE VIDA Y ESTRÉS
Nuestros cuerpos no están diseñados para vivir en ciudades de cemento, con muchas obligaciones y poco tiempo para no hacer nada.
Todo sucede tan rápido que aún no hemos tenido el tiempo suficiente para adaptarnos desde un punto de vista biológico a esta nueva forma de vida, en realidad, evolutivamente hablando hemos pasado más tiempo colgadas de los árboles, que pisando asfalto y viviendo entre paredes de hormigón.
Aunque nos sintamos muy modernas y evolucionadas, todavía coexisten en nosotras una biología muy animal, una biología que necesita oler los aceites esenciales de las plantas, respirar aire limpio, ser tocadas por el mismo sol que fueron tocados nuestros ancestros y alimentarnos con frutos vivos y regeneradores…
Vivir de esta manera tan loca no es natural, y esto es algo que nuestro cuerpo sabe muy bien aunque insistamos en decirle que no, atormentándolo con un…
“Pero tú puedes…”
De esta manera, nuestros cuerpos no pueden bajar la guardia ni un instante y sin que seamos conscientes, reaccionan a esta forma de vivir como si se tratara de una verdadera amenaza, activando los mecanismos del estrés para responder de la misma manera que lo hicieron las Acacias ante la voracidad de los Kudús.
Aunque tampoco se trata de huir, salir corriendo y dejarlo todo atrás, irnos a vivir a la montaña o a una isla desierta de golpe y porrazo.
Se trata de darnos el permiso para saborear los pequeños momentos en los que podemos bajar la guardia y acercarnos a lo que nos hace bien, a lo que nos nutre y cuando nos acercamos a esas experiencias por pequeñas que estas sean, poder preguntarles…
¿Qué mensaje traéis hoy para mí?
¿CÓMO TE PUEDO AYUDAR?
SOMATIC EXPERIENCING®
El primer paso es trabajar con tu sistema nervioso y tu manera particular de ver el mundo, tus creencias y los patrones que se repiten en tu vida de manera totalmente inconsciente, para que puedas dejar de ver el mundo como algo peligroso y hostil y adquirir la flexibilidad suficiente para moverte entre estados de defensa activa y estados de reposo y reparación.
Lo que hace que el estrés se torne crónico en nuestros cuerpos es un estado de lucha interna y constante, contra un enemigo que ni vemos ni reconocernos normalmente.
El objetivo principal es puedas conseguir vivir de una manera más saludable y amigable contigo misma, sin tener que hacer grandes renuncias y en este sentido, la terapia de Somatic Experiencing® es el enfoque ideal para que puedas conseguirlo.
MASAJE CALIFORNIANO & ESALEN®
El segundo paso es diseñar acciones concretas para satisfacer tus verdaderas necesidades, alejándote de lo que te daña y acercándote a lo que te nutre, permitiendo que tu cuerpo conecte de nuevo con su capacidad natural de sanarse mediante estos dos movimientos universales.
Para que puedas volver a conectar con estos movimientos universales, te propongo el masaje Californiano& Esalen® porque podrás experimentar a través del tacto estos movimientos e integrarlos de nuevo a tu vida.
Esta integración te permitirá reafirmar tus propios límites, para que puedas decir que no a todo aquello que no te hace bien y acercarte a lo que te nutre y te sana sin tener remordimientos.
Si necesitas aclarar dudas al respecto, estaré encantado en atenderte personalmente y de forma totalmente gratuita mediante una sesión informativa online.