Es tiempo de parar y reflexionar sobre cómo nos alimentamos. ¿Realmente tenemos en cuenta que la alimentación no es sólo la física? ¿Y que la alimentación emocional y mental intervienen en nuestra salud tanto o más que el cuidado del cuerpo?
La alimentación tradicional que consumieron nuestros antepasados durante miles de años, estaba basada en: cereales integrales, leguminosas, verduras, frutas locales y estacionales, semillas, frutos secos, con una pequeña cantidad de productos de origen animal, algas y condimentos naturales. Vivían de una manera sostenible y armónica con la naturaleza y respetaban los ciclos de las cosechas y ritmo natural de la madre tierra.
Desde las últimas décadas, debido a la modernización de la agricultura y los marcados modelos económico-industriales del capitalismo y la globalización han hecho que vivamos la “CULTURA DE LA PRISA”. Hemos heredado DESCONEXIÓN INTERIOR y DESCONEXIÓN CON LA NATURALEZA.
Dejando paso a un estilo de vida sedentario, artificial y extremadamente consumista. Una realidad incongruente con los ritmos naturales e insostenible en recursos. Donde los productos procesados, modificados genéticamente y adulterados con pesticidas y hormonas imperan porque “son más baratos” pero pasando una factura bien cara creando todo tipo desastres naturales, envenenando mares y ríos, deforestando junglas, etc. y a la par nuestros cuerpos adquiriendo, más y más, las llamadas enfermedades modernas que lo “acogemos con normalidad a pagar”. Capaz la verdadera enfermedad del ser humano es la ceguera del egocentrismo y la ignorancia de Ser… así que…
¿Nos hemos cuestionado, realmente, qué podemos hacer nosotros como seres humanos, padres, madres, educadores, ciudadanos y consumidores respecto a la alimentación en su amplio significado?
Nuestra alimentación se ha ido alejando más y más de una cocina tradicional y natural. Un primer paso para tomar conciencia en el tipo de alimentación en la cual invertimos es el de entender lo que decía Hipócrates tan sabiamente:
“Que el alimento sea tu medicina y la medicina tu alimento”.
Hay que recuperar una visión sana. Entender la calidad de la alimentación está intrínsecamente ligada a la calidad de la salud y del modo de vida. Todo en la naturaleza tiene su propia ENERGIA Y FUERZA VITAL. Siendo conscientes de las cualidades y efectos de cada alimento y observando, podremos obtener nuestros propios modelos de salud y vitalidad. De esta manera, aportamos a nuestra vida la base para la armonía y el equilibrio en el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu.