Dar el paso de acudir a terapia psicológica parece fácil, pero no lo es. Parece que es tan sencillo hacer una llamada o escribir un email para pedir cita para la primera sesión con un psicólogo. Sin embargo, en casi ninguna ocasión, es una decisión que se toma de un día para otro. Todo lo contrario. Nos empezamos a encontrar mal y nos preguntamos si necesitamos ayuda, que a lo mejor no nos vendría mal. A la vez, nos preguntamos si lo que nos ocurre es para tanto, si eso que nos hace sufrir no lo podemos solucionar por nuestra cuenta, que qué le voy a contar a una persona desconocida, cómo me va a ayudar con esto, …
Todas estas preguntas son muy frecuentes hacértelas antes de que te decidas a pedir cita. En el artículo de hoy os quiero contar cómo responder a esas preguntas y, seguidamente, explicaros cómo funciona, normalmente, una primera sesión. En este otro artículo puedes saber más sobre los beneficios de la terapia:
¿Para qué ir al psicólogo?: Cuándo ir a terapia y qué beneficios tiene.
Antes de ir a la primera sesión con un psicólogo.
¿Cuáles son las preguntas que nos hemos hecho las personas que hemos ido a terapia antes de ir la primera vez? ¿qué suelen preguntar quienes al fin acuden en la primera sesión con un psicólogo? A continuación, os dejo algunas:
- ¿Debo preparar lo que quiero decir?
Inconscientemente, desde que tienes la sesión citada (o antes) hasta que vas, tu cabeza montará un discurso mental de lo que vas a decir. Hay personas que vienen con los puntos que quieren tratar anotados, otras se quedan calladas esperando que la psicóloga les pregunte, otras no paran de hablar poniéndote en contexto. Ninguna de las opciones es mala. Lo importante es que tú te sientas a gusto. De hecho, lo más seguro que ocurra es que acabes hablando, sin más, y que no se parezca a lo que tenías planeado en tu cabeza.
- ¿Me explicará lo que me pasa?
Seguramente, no. En una primera sesión, no se deben hacer ya conclusiones y, mucho menos, diagnósticos. Ten en cuenta que tu psicóloga está intentando conocerte. Escuchará el problema por el que vienes, pero te tendrá que hacer muchas preguntas antes para poder entender cómo funciona tu problema y poder explicártelo a ti. Para eso, hay que evaluar e indagar y lleva unas cuantes sesiones. Además, las etiquetas diagnósticas, en mi opinión, no son para el paciente (a no ser que se vea necesario para dar alivio a quien sufre y no sabe por qué), son más para entendernos entre profesionales. En psicología, los criterios diagnósticos no se cumplen al 100% y hay que tener muchas más variables en cuenta, no solo lo síntomas, para entender cómo funciona.
- ¿Y si no estoy a gusto?
En la primera sesión, el terapeuta lo que más va a estar enfocado en establecer una relación terapéutica. Esto no quiere decir que os llevéis bien o que haya feeling. Se trata de que estés a gusto, que no sientas que te juzga y que te escucha. La relación terapéutica con tu terapeuta es super importante porque es través de ella que las personas reparamos el resto de relaciones y curamos nuestras heridas. Si no sientes que estás en un lugar seguro, puedes hacer dos cosas: una, hablarla con tu terapeuta y repasar si ha habido algún malentendido o si no estabais en sintonía (normalmente, esto se puede corregir) o, dos, buscar otro psicólogo. Sin hacer ghosting al anterior, si puede ser.
Durante la primera sesión.
Como ya he dicho la primera sesión tiene como objetivo establecer esa relación terapéutica y, al mismo tiempo, recabar información para empezar a entender el problema por el que acudes. En la primera sesión, se suelen hacer las siguientes preguntas:
- ¿Qué te trae a terapia?
Aquí lo que queremos (hablo en plural refiriéndome a mí, terapeuta, y a ti, paciente) saber es el motivo de consulta, es decir, qué es lo que te genera malestar, qué está ocurriendo a tu alrededor que te genera sufrimiento. Tratamos de descubrir, también, si ha habido un detonante que te haya hecho decidir empezar terapia y, en caso afirmativo, cuál ha sido.
- ¿Qué has intentado hacer por tu cuenta para solucionarlo y cómo ha funcionado?
Con esta pregunta tratamos de analizar qué has intentado hacer para parar tu angustia, o tu adicción, o para aumentar tu libido, para mejorar tu relación de pareja, para dejar de estar triste, etc. Lo que queremos es analizar qué has hecho ya y si funciona o no. Si no funciona, traer eso a la consciencia. Y, si funciona, ver si funciona a largo plazo o solo a corto plazo y no es suficiente o, incluso, contraproducente a la larga (ej.: beber alcohol ayuda a calmar la ansiedad, pero a la larga desarrollas una adicción).
- ¿Has estado en terapia antes?
Si no has estado, puede ser el momento de explicarte cómo funciona la terapia psicológica. Si has estado, nos interesa saber cómo fue, para qué fuiste, en qué te ayudó. Igualmente, es importante saber si hubo algo de esa terapia que no te gustara o que no te funcionara para nada. Con esto, indagaremos en por qué no funciono y sabremos por donde no tenemos que ir.
- ¿En qué crees que te puede ayudar la terapia?
Aquí establecemos qué objetivos tienes acudiendo a terapia y ajustaremos las expectativas. La terapia psicológica es algo muy valioso, pero no hace milagros. Si tu objetivo es, por ejemplo, “quiero que mi padre cambie”, este objetivo no es realista. En cambio, será más ajustado si formulamos que te gustaría mejorar la relación con tu padre.
- ¿Qué es lo que te haría ver que ya no necesitas terapia?
Con esta pregunta, rematamos cuáles son tus objetivos reales y nos aseguramos de que nos hemos entendido. Ahora bien, por muy claros que sean los objetivos, me parece honesto señalar que, a veces, estos se difuminan en el proceso. Pueden surgir otros o nos damos cuenta de que lo objetivos que tenías estaban mal enfocados. Esto es muy común porque a lo largo de la evaluación salen otros temas y, el trabajo del terapeuta es ver y analizar qué es más prioritario tratar, de forma que la obcecación por trabajar un objetivo no obstaculice al otro.
Conclusiones.
Por otro lado, es lógico y normal que nos dé miedo remover o que se abran heridas que creemos que están mejor cerradas. Pero no temas, un buen terapeuta se encarga de que esas heridas se abran cuando la persona está preparada para hacerlo. Por eso, se dice siempre que la terapia es un proceso. Es como construir una pared y, no se puede pretender, poner un ladrillo en la parte más alta de la pared si no están los demás ladrillos para sostenerle, pues se caería. La base de la pared es el autoconocimiento.
Por eso, es importante no tener prisa. Hay personas que me manifiestan abiertamente que quieren solucionar su problema ya. Por supuesto, existen técnicas para aliviar el malestar de poco a poco. Pero ese malestar suele tener una raíz y si no se trabajan las causas. Si tienes prisa, puedes acudir a terapias de corte cognitivo-conductual o coaching, pero lo más probable es que en un tiempo tengas que volver a ir. Las técnicas de esta corriente son como tiritas, tapan la herida, la protegen y la sanan. Pero no puedes estar con una tirita eternamente, dado que las tiritas se desgastan y las tienes que cambiar.
¿Buscas empezar terapia psicológica?
Ojalá ir a terapia no costara tanto y fuera menos tabú, de forma que no nos tirásemos meses, algunas personas años, incluso, para pedir ayuda. Si quieres más información sobre cómo trabajo puedes ponerte en contacto conmigo pinchando en este enlace.
Referencias bibliográficas.
Erskine, R. G., Moursund, J. P., & Trautmann, R. L. (2012). Más allá de la empatía. Una terapia de contacto en la relación (N. Maestre, Trad.). Descleé de Brouwer.(Trabajo original publicado en 1999).
Yalom, I. D., & Fernández, J. S. (2018). El don de la terapia. Destino.
Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2014). Terapia de Aceptación y Compromiso: Proceso y Práctica del Cambio Consciente (Mindfulness) Desclee de Brouwer. Bilbao, Spain.