Todo psicólogo ha tenido abandonos de terapia por parte de sus pacientes y, quien diga lo contrario, miente. Es algo que no te explican en la carrera, solo te enseñan casos de éxitos terapéuticos, pero nadie te habla de las dificultades particulares y los obstáculos que se pueden presentar. Sin embargo, es algo que, a final, con la experiencia, se aprende a manejar. Así pues, si te estás planteando dejar de ir a terapia tu terapeuta sabrá cómo llevar la situación. No es una situación agradable, pero se ha de evaluar cada caso y, como siempre, lo más importante es la comunicación y la transparencia.
Motivos por los que puedes querer dejar de ir a terapia.
- Sientes que no conectas con tu terapeuta.
No existe ninguna persona que conecte y sea capaz de comprender a todo el mundo, ni siquiera tu terapeuta. Un buen profesional, si no está conectando con su paciente debería darse cuenta y trabajarlo, o bien, de manera individual, o bien, hablándolo contigo para evaluar qué está pasando. Aun así, puede que, a veces, te diga cosas que no te gustan o que sientas que no te dice lo que has de has de hacer. El trabajo del psicólogo es precisamente ese, decirte lo que te ocurre y, desde luego, no puede tomar decisiones por ti.
- No es tu momento.
En otros casos, la persona puede no estar preparada para hacer terapia. Puede ser el caso de aquellos pacientes que vienen obligados o por contentar a otra persona. También, aquellas personas que no están preparadas para afrontar todos los frentes que tienen abiertos. Este tipo de paciente suele no hacer las tareas que se les mandan y, en sesión, suelen estar a la defensiva, rebatiendo todo lo que se les dice.
- La terapia se te hace muy cuesta arriba.
Es absolutamente normal salir de las sesiones de terapia peor de lo que entraste. Estoy vendiendo fatal la terapia, lo sé. Pero es así como funciona. La terapia remueve y puede abrir melones que no habíamos visto venir. Es normal que salgas de la sesión con enfado (incluso con tu terapeuta), reflexionando mucho sobre algo de lo que se ha hablado o triste. Para mí, esto es importante hablarlo en la siguiente sesión. De hecho, yo es algo que suelo preguntar si veo que una sesión ha sido especialmente dura, me intereso después cómo le ha sentado a la persona y abro un espacio en el que hablar de ello si lo necesita. Además, como se suele decir: si pica es que está curando.
- Sientes que no estás avanzando en tu proceso terapéutico.
También es común que la terapia se estanque en algún punto. Y que lo haga no tiene por qué significar que no esté funcionando. La terapia tiene sus fases y, cada persona, sus procesos. En mi modo de trabajar es importante respetar esos procesos y no forzarlos. Las prisas y la terapia no son buenas compañeras. Aun así, si es así como te sientes en tu terapia, te animo a comentárselo a tu terapeuta. Es una muy buena oportunidad para revisar qué está ocurriendo en las sesiones y, a partir de ahí, evaluar si es conveniente o no parar la terapia.
- Has cumplido con tus objetivos.
Tú sientes que hasta el punto que has llegado estás bien pero tu terapeuta no te da el alta. Pueden estar ocurriendo varias cosas. Una de ellas es que, mientras que para ti así es suficiente, tu terapeuta cree que puedes llegar mucho más allá y que podéis seguir trabajando. Por otro lado, tu terapeuta ve que aún no estás bien y que darte el alta sería contraproducente. En cualquier caso, pregúntale.
¿Qué hacer si quieres dejar de ir a terapia?
- Háblalo con tu psicóloga.
Este es la cuestión en la que no he parado de insistir en todos los puntos anteriores. La transparencia en la relación terapéutica es fundamental para que la terapia fluya. Explícale tus motivos. Si lo hablas con ella se abre un espacio para que puedas expresar cómo te sientes, evaluar entre ambas partes qué puede estar fallando y cómo se puede reencauzar. Puede que te señale lo que queda por trabajar y que tú no habías caído. Ten, al menos, una actitud de escucha y, una vez hayas oído lo que la psicóloga tiene que decirte, eres tú quien elige. Aun así, lo que no es conveniente que hagas es…
- No le hagas ghosting a tu psicóloga.
Tu psicóloga se preocupa por ti y le importas. Si desapareces sin dar explicación se queda con varias incógnitas. En primer lugar, si estás bien. En segundo lugar, si hay algo que pudiera haber hecho mal y que la propia terapia y la relación terapéutica pudiera haber reparado. Como decía antes, es normal salir de terapia con la sensación de que algo no te encaja del todo y es una pena que eso quede en el aire y no se pueda hablar.
- No dejes la terapia por Whatsapp.
En mi opinión el Whatsapp es una herramienta que nos facilita la comunicación, sin embargo, la distorsiona cuando se necesita comunicar algo importante. Además, la relación terapéutica es más que una relación terapéutica. Es una relación que sana. Por chat pocas cosas se pueden resolver. Además, hacerlo en persona, si se decide parar la terapia, da la oportunidad de hacer una sesión de cierre, lo cual siempre es positivo.
- No canceles las citas sin explicación.
Hay personas que, ante la idea de tener una sesión incómoda, prefieren ir cancelando las citas sucesivamente sin dar mucha explicación o poniendo excusas. Es lícito que temas decepcionar a tu psicóloga, ofenderla, que te confronte o que te regañe. Ella ha de ser capaz de escuchar lo estás sintiendo y sostener todo eso. Aunque no esté de acuerdo con tu decisión, preferirá hablarlos contigo de manera profesional.
Conclusiones.
Sean los motivos que sea que tengas para dejar de ir a terapia, tu psicóloga respetará tu decisión. Querer dejar de ir a terapia está bien, al igual que está bien que se lo comuniques a tu psicóloga.
Algunas personas desaparecen sin más por problemas en el apego. Tienen tanto miedo a decepcionar a los demás, incluida a su psicóloga, que prefieren cortar por lo sano a enfrentarse a un posible juicio. Es normal que temas hacerle pasar un mal trago a tu psicóloga, pero es mejor hacerlo bien. En mi caso, yo agradezco de corazón cuando la persona es honesta y me hace saber lo que está pensando y sintiendo. Explico que así todo fluye mucho mejor y valoro lo que hace porque sé que poner sobre la mesa lo que sufrimos, hablar de nuestras debilidades y exponernos a la vulnerabilidad no es nada, pero que nada, fácil.
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