Esta semana quiero hablaros de las relaciones entre personas. ¿Qué difícil verdad? Que complicado recibir aquello que queremos y necesitamos por parte de los demás justo en el momento correcto. Con el tiempo he llegado a la conclusión que todos necesitamos ser entendidos, una palmada en la espalda de vez en cuando, un te quiero sincero, una mirada de complicidad en un momento difícil, un te entiendo cuando estamos confusos, el sentirnos aceptados por nuestros compañeros de trabajo, círculos sociales o familia. Y lo buscamos… lo buscamos intensamente a través de nuestras palabras, acciones y comportamientos, a veces incluso, forzando las situaciones o insistiendo más de la cuenta por obtener una simple caricia. ¿Y qué sucede si esta no llega? ¿Que pasa si aquello que necesitamos no nos llega? La frustración se adueña de nosotros y tras ella la rabia, los celos o el enfado. Y visto así, si todos queremos caricias en nuestra vida, lo fácil seria dárnoslas o pedirlas ¿verdad? Pues No! Nos lo ponemos muy difícil. Nos callamos, lo guardamos y pensamos que la otra persona no nos acepta, no nos valora o peor aún, no nos quiere. Que no quiere darnos lo que necesitamos. Ya se que estaréis pensando… ¿el amor se tiene que pedir? ¿ de verdad? . Es algo que nace solo y que se da o no se da. Pues tienes razón, el amor si nace solo, no se puede
forzar ni aprender. Pero una caricia, es decir, mostrar ese amor a otra persona, si puede crearse.
Se acercan fechas en las que las relaciones personales se intensifican, se estrechan o bien se tensan. Os propongo que ofrezcáis caricias, un abrazo, un te queda bien el pelo, que buena esta la comida, te quiero…por que así todo se relaja y el amor aflora solo.
Marta A. Jou