Cuando vemos a una pareja damos por hecho que cada una de sus partes solo ama y se relacionará sexualmente con la otra parte. Cuando vemos a una persona buscando pareja, damos por hecho que busca a alguien que solo quiera estar con ella y cuando vemos a otra persona que solo quiere tener relaciones sexuales con otras personas asumimos (erróneamente) que queda libre de todo compromiso y responsabilidades.

Cuando damos por hecho todo esto estamos viendo nuestras relaciones sexuales y románticas a través del prisma de la monogamia. Nuestra cultura nos ha criado y educado en los valores monógamos y no nos han enseñado que otros modelos relacionales son posibles y, sobre todo, válidos.

En el artículo de hoy os quiero hablar de otra manera completamente válida de estar con otras personas sexual y afectivamente: la no monogamia. Además, os daré la clasificación que, para mí, es la más sencilla de clasificar los tipos de relación no monógama que se puede dar dentro de la no monogamia.

¿Qué son las relaciones no monógamas?

Cuando hablamos de relaciones no monógamas nos referimos a todas aquellas relaciones en las que las personas que la forman no se deben exclusividad. ¿Y qué es esto de la exclusividad? Bien, podemos hablar de dos tipos de exclusividad:

• Exclusividad afectiva. En las relaciones monógamas se da por hecho la exclusividad afectiva o romántica, es decir, se asume que cuando se establece una relación con alguien no te puedes enamorar de otra persona o no vas a querer afectivamente a nadie más. En algunos tipos de relaciones no monógamas está implícito que el afecto y el amor no son finitos y que se puede querer a más de una persona a la vez.
• Exclusividad sexual. Al igual que con la exclusividad romántica, en algunos tipos de relaciones no monógamas existe la norma y el acuerdo de que las partes que conforman la relación pueden y quieren tener relaciones eróticas con otras. La exclusividad sexual se da cuando solo están consentidas las relaciones sexuales con la pareja romántica.

Por supuesto, qué tipo de exclusividad se tiene y qué límites existen es algo que se debe hablar y acordar entre todas las partes. La principal característica de las relaciones no monógamas es que son consensuadas. Por favor, no llamemos a estos modelos relacionales, que son distintos, infidelidad permitida. La infidelidad es un engaño y sería como decir: “te permito que me engañes”. No. En la no monogamia, todo está hablado y se consensua asegurándose que todas las partes están en conocimiento y de acuerdo con ello.

¿Qué tipos de relaciones no monógamas consensuadas hay?

La clasificación que os presento a continuación es la que me gusta a mí. Diversos autores, diversas autoras y diversas asociaciones activistas de Poliamor la clasifican de otras maneras, teniendo en cuenta muchas más variables y experiencias personales. Esta es una clasificación no fija, sino que pretende ser sencilla y aclaratoria.

A mí me gusta dividirlas en función de su exclusividad y, en base a este criterio, tenemos las relaciones abiertas y el poliamor.

• Relación abierta. En una relación abierta, las partes de la pareja consensuan que no hay exclusividad sexual. Cada una de las partes puede tener relaciones sexuales con otras personas, pero se mantiene la exclusividad afectiva. Dentro de las relaciones abiertas también podemos hablar, también, de swingers (o intercambio de pareja).

  

• Poliamor. En este tipo de relación no monógama no existe la exclusividad, ni la sexual, ni la afectiva. Lo que sí hay (es importante insistir en ello), es conocimiento y consenso de todas las partes. Los tipos de relaciones poliamorosas las podemos clasificar en:
  • Poliamor jerárquico. En el poliamor jerárquico hay un vínculo principal. Esto significa que está por encima de los demás en cuanto a privilegios. Esto se traduce en lo que se comparte con el vínculo principal y lo que no con el resto de los vínculos. Por ejemplo, el vínculo principal conoce a la familia y el resto no, o al vínculo principal se le dedicará más tiempo que al resto de vínculos.

    

  • Poliamor no jerárquico. En el poliamor no jerárquico no existen vínculos principales, sino que todos los vínculos están a la misma altura en cuanto a privilegios. No obstante, con cada uno de los vínculos se pueden tener distintos tipos de relación. Por ejemplo, con un vínculo puede ser solo una pareja sexual y otros, sexuales y afectivos.
  • Anarquía relacional. Aquí no existen ni etiquetas ni jerarquías. Se entiende que cada vínculo es único, irrepetible y valioso en sí mismo. Esto no quita la ética de la ecuación. No se trata de estar con quien te dé la gana y cómo te dé la gana. Se han de respetar los límites, los acuerdos igualmente y consensuar con cada uno de los vínculos que se tengan.
  • Polifidelidad. Se trata de una relación poliamorosa (es decir, de más de dos personas) en la que hay exclusividad sexual y afectiva de cara a otras relaciones o vínculos. Aquí es donde podemos hablar de triejas cerradas o un grupo de personas.

    

Conclusiones.

Las relaciones no monógamas son un tipo de relación distintas a las monógamas. No son ni mejores ni peores. Al igual que hay personas que no encajarían en una relación no monógama, ocurre al contrario: a otras personas no les encaja el modelo relacional por antonomasia que es la monogamia.

Un pilar muy importante si estás en una relación no monógama es una buena comunicación, dado lo que tiene que prevalecer en todo momento es el consenso. Nos aferramos sin querer a las normas no escritas de la monogamia, normas que ya vienen dadas, y nos equivocamos cuando queremos que una relación no monógama fluya del mismo modo. Algunas parejas de las que atiendo han abierto su relación y establecido unos acuerdos claros y haber previsto unas normas que iban a ser necesarias. Esto hace que se desaten muchos conflictos entre las partes que se podrían haber evitado.

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Referencias bibliográficas.

Taormino, T. (2008). Opening up: A guide to creating and sustaining open relationships. Cleis Press.

Ryan, C., & Jethá, C. (2011). En el principio era el SEXO. Paidós, Barcelona.

Easton, D., & Hardy, J. W. (2020). Ética promiscua. melusina.

Rickert, E., & Veaux, F. (2021). Más allá de la pareja: Una guía práctica para el poliamor ético. Continta me tienes.