La vista es el sentido más utilizado por los seres humanos. Se estima que el 80-90% de la información del mundo exterior la recibimos a través de los ojos.
Durante todo el día los ojos reciben estímulos y los sometemos a ver material detallado (libros, cuadernos, pantallas, …), generalmente entre paredes y con luz artificial. Si pensamos en como hemos vivido durante miles de años nos daremos cuenta que no fueron diseñados para eso. Antiguamente vivíamos al aire libre, con infinitas posibilidades de enfocar lejos y a distancias diferentes, utilizábamos la visión periférica y la visión nocturna, los ojos tenían libertad de movimiento.
¿Observas diferencias con cómo los usamos hoy en día? Y quizás no hace falta irse tan atrás. Hace unos 100 años, ¿cuánta gente sabía leer y escribir? Ni siquiera existían las pantallas, la luz azul, fluorescentes, leds o cualquiera de las luces nocivas que afectan a nuestra visión.
Supongo que ahora te estarás preguntando: ¿y qué podemos hacer? Está claro que no todos podemos tirar el móvil por la ventana e irnos a vivir al campo, pero si que podemos compensar y ofrecer alternativas a nuestros ojos. Una de ellas es proporcionarles momentos al día o a la semana en su hábitat natural.
Y es que la naturaleza es el mejor escenario para relajar los ojos y practicar las técnicas de visión natural. Disfrutar de su amplia gama de colores (sobretodo en otoño); llenar los pulmones de aire puro y permitir que ese oxígeno llegue también a los ojos; nutrirse con la luz del sol; observar las montañas, las nubes y sus formas en la distancia; mirar los pequeños detalles que se encuentran en el camino; abrir los sentidos, conectar con la presencia; percibir el movimiento aparente que se genera al caminar y diluir con él los pensamientos de la mente…
Si vives en la ciudad igual no lo tienes tan fácil en el día a día, pero si que puedes buscar algún sitio al aire libre para comer o dar un paseo por un parque amplio. Y aprovechar el fin de semana para hacer alguna escapada a algún bosque o paraje natural.
Hoy en día está más que demostrado el poder curativo de la naturaleza, ya hay incluso doctores que lo recetan. En Japón, hace unos años nació la corriente de los baños de bosque, como práctica meditativa en espacios naturales con un fin medicinal, y ya ha llegado también a nuestro país. Entre los innumerables beneficios de un baño de bosque encontramos que: mejora el estado anímico, reduce el estrés y la tensión arterial, fortalece el sistema inmune, mejora la salud cardiovascular y metabólica, incrementa la actividad del sistema nervioso parasimpático y contribuye a un mejor descanso.
Así que ya sabes, saca tus ojos de paseo por la naturaleza y si tienes ganas de experimentar un baño de bosque donde aprender y practicar las técnicas de visión natural para mejorar la vista, echa un vistazo a las próximas sesiones que ofreceré en el entorno natural del parque del Montseny.
2 comentarios
Qué bien leer esto, es justamente lo que intuitivamente estoy haciendo para sentir como descansan mis ojos.
Gracias!!
Muy chulo el artículo! Gracias Mónica 🙂