Todo esto comenzó un año atrás, cuando me sumergí en un proceso de autoconciencia.
Con una inyección de optimismo y, por supuesto, de voluntad, empecé a pensar en que mi vida hasta el momento era el reflejo de los anhelos de otros más que de los míos. Para mí el éxito hasta entonces era haberme graduado de la universidad con honores, trabajar en una multinacional, tener dinero para comer en bonitos restaurantes y de vez en cuando, darme un gustillo.
Cuando logré entender que el éxito no se define en cuántos cartones colecciono, en el dinero que tengo en el bolsillo o en el tamaño de la empresa en la que trabajo, sino en la medida en la que me convierto en la mejor versión de mí misma, dije… «Un momento… ¿Qué estoy haciendo? ¿Es esto lo que quiero para el resto de mi vida? ¿Me estoy construyendo con base en convencionalismos? ¿En aquello que los demás esperan que yo sea o en lo que yo quiero ser?»
A partir de estos cuestionamientos me propuse romper el cascarón, superar mis miedos y dejar de actuar por inercia o como si tuviera siempre el piloto automático encendido, lo que los amigos de Ingeniería de lo Imposible llaman «sobrevivencia». Esto, aunque parece fácil, no lo es. Implica:
- Entender que solo hay una vida y una oportunidad para vivirla
- Tomar las riendas de mi vida, hacerme cargo de lo que venga y por, supuesto, crear o propiciar lo que sería ideal para mí
- Ampliar completamente mi «mapa» o visión de la realidad
- Poner mi energía vital en cuestiones que me aporten aprendizaje y hagan de mí a la persona de mis sueños, no la de mis pesadillas.
Entonces comienzan, casi como por arte de magia, a tomar protagonismo en mi vida mis reflexiones sobre la felicidad, el amor, el liderazgo, el trabajo, mi relación con el dinero, con mi familia e incluso con la comida.
En este espacio espero compartir ideas, reflexiones, pensamientos o cosas que se me ocurren en mi papel de coachee, figura entendida no solo como quien requiere los servicios de un coach (yo ya tengo mi coach personal de cabecera), sino también como eterna aprendiz en este viaje maravilloso por la existencia.
Los comentarios son siempre bienvenidos 🙂