¿Te sientes frustrada porque las cosas no te están yendo como te gustaría?
¿Sientes que estás a disgusto contigo mism@?
Te entiendo, yo he estado ahí. Intuyo lo que puedes llegar a sentir y por lo que estás pasando. Desde pequeña aprendí de lo que veía hacer y decir a mis padres, maestros de la escuela, compañer@s de clase, familiares etc. Me empapé de todas aquellas personas, que en aquel momento consideraba “poderosas”. Empecé a copiar lo que hacían, lo que me decían que estaba bien, me lo creí y lo cogí como una verdad absoluta. Por otro lado, sin darme cuenta fui rechazando todo aquello que percibía que no estaba considerado como bueno y correcto, sin apenas haberlo experimentado ni verificado.
En mi caso, no había recordado, hasta hace relativamente poco tiempo, ningún momento concreto en el que yo empezara a tomar decisiones, a escoger, en base a aquello que había percibido, por parte de los demás, como correcto o incorrecto. Ha sido con el paso del tiempo que he podido empezar a reconocer en mí, ciertos patrones inconscientes a la hora de responder a ciertas situaciones. En este proceso de autoconocimiento consigo ser cada vez más consciente cuando estoy siguiendo ese modelo rígido que me ha estado limitando durante tantos años.
A través de un largo proceso de observación de mí misma he podido identificar esa voz en mi cabeza, esos mensajes silenciosos que un día entraron en mí y generaron esa idea de imperfección sobre mí misma. Ejemplos: Cuando tu madre o padre dice algo cómo: “¿quieres salir así vestida? ¿no crees que debes arreglarte un poco? o quizás tus abuelas: “debes trabajar duro para convertirte en“, “yo a tu edad ya trabajada y me ganaba la vida…”. A esa voz interior yo la llamo diálogo interno, a menudo inconsciente. Se trata de esa voz con la que dialogas a todas horas y a menudo sin darte cuenta. La voz que puede haberte condicionado en la manera en la que te vives, te relacionas contigo mism@, con la vida (situaciones) y las demás personas.
Antes que nada, me gustaría decirte que actualmente la voz sigue acompañándome, día tras día, pero he de decir que tiene menos peso en mi vida, como resultado de un trabajo de interiorización que empezó fruto de una crisis de identidad. A través de los mensajes que he ido recibiendo del exterior, concretamente de “quién soy, cómo soy, lo que soy y lo que no soy, lo que soy y lo que debería de ser” se ha ido configurando dentro de mí una creencia de quién soy yo y una imagen de no ser lo bastante buena, de no ser lo que debería de ser, de no ser suficiente nunca.
En un momento dado de mi vida he llegado a sentir que el resultado de mi sufrimiento es el hecho de haberme creído las mentiras sobre mí misma. Cuando he dejado de esforzarme en convertirme en aquello que los demás quieren que sea es cuando he empezado a conectar más conmigo misma y a sentir esa paz nunca vivida desde entonces.
Si te has sentido identificad@ y sientes que puedo ayudarte, te invito a empezar este proceso de deconstrucción de lo que no eres para poder conocer la verdad que hay en ti.
Te acompaño a reconocer poco a poco a tu propia esencia, esa que siempre ha estado ahí y ahí sigue, esperando a ser descubierta.