La Palabra que Moldea una Experiencia
La menopausia es una transición natural en la vida de las mujeres, marcada por cambios hormonales, físicos y emocionales. Sin embargo, la forma en que experimentamos esta etapa está profundamente influenciada por el lenguaje que utilizamos para describirla.
La palabra «síntoma» es una de las más comunes en los textos sobre menopausia. Se utiliza para hablar de sofocos, cambios de humor, dolores articulares, insomnio y otras experiencias comunes en esta etapa. Pero… ¿Cómo afecta esta elección de palabras nuestra percepción de este proceso vital? ¿Qué impacto tiene en nuestra autoestima, en cómo enfrentamos los cambios y en cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo?
Al explorar la etimología de «síntoma» y replantear su uso, podemos transformar la narrativa de la menopausia y redefinir esta etapa como una experiencia de crecimiento y renovación personal.
La Etimología de «Síntoma» y su Carga Histórica
La palabra «síntoma» proviene del griego antiguo «σύμπτωμα» (sýmptōma), que significa «infortunio» o «fenómeno que acontece simultáneamente». Se deriva del verbo «sympíptō», que literalmente significa «caer al mismo tiempo».
Al analizar su origen etimológico, podemos ver cómo la palabra «síntoma» está cargada de una connotación negativa desde sus raíces. Se usaba para describir acontecimientos desafortunados o de mal presagio, lo que influyó en su evolución hacia un término asociado a la enfermedad.
Durante el siglo II d.C., el médico Galeno popularizó el uso de «síntoma» en la medicina para describir manifestaciones concurrentes de mal presagio. Esta visión negativa se arraigó en la cultura médica occidental, donde las experiencias corporales inusuales o incómodas se consideraban problemas a resolver o anomalías a corregir.
Con el tiempo, la palabra «síntoma» pasó al latín «symptoma», y luego al español y otros idiomas europeos, consolidándose como «una señal de enfermedad». Esta connotación patologizante se mantuvo, afectando la forma en que interpretamos las experiencias corporales, especialmente en la menopausia.
El Impacto de las Palabras en la Experiencia de la Menopausia
Cuando hablamos de «síntomas» de la menopausia, nuestro cerebro automáticamente asocia estas experiencias con enfermedad, sufrimiento y pérdida. En consecuencia, podemos comenzar a percibir esta etapa como una condición médica en lugar de una transición natural en el ciclo de la vida.
Esto se ve reflejado en la forma en que la menopausia se medicaliza en las culturas occidentales. Se presentan sus experiencias como problemas a resolver, promoviendo soluciones farmacológicas y tratamientos médicos para aliviar «síntomas».
Por ejemplo, hablar de «sofocos» como síntomas puede llevarnos a verlos como una molestia o un mal funcionamiento corporal, cuando en realidad son manifestaciones naturales del ajuste hormonal. Del mismo modo, al etiquetar la irritabilidad o los cambios de humor como síntomas, corremos el riesgo de invalidar las experiencias emocionales y tratarlas como trastornos médicos, en lugar de respuestas humanas ante un cambio profundo.
¿Síntoma o Señal? Replanteando la Narrativa en la Menopausia
¿Y si en lugar de «síntomas» habláramos de «señales»? La palabra «señal» tiene una carga más neutral y menos patologizante. Se utiliza para describir manifestaciones naturales de cambio, sin asociarlas con enfermedad o sufrimiento.
Cuando describimos sofocos, cambios de humor o dolores articulares como señales, transformamos la narrativa de «algo que está mal» a «algo que está ocurriendo». En lugar de problemas a resolver, se convierten en manifestaciones naturales de un proceso de transformación y renovación.
Esto resuena con la visión de Menopausia Renovada, donde la menopausia no se percibe como una enfermedad, sino como una etapa de sabiduría, poder y libertad. Al replantear el lenguaje, ayudamos a redefinir la experiencia emocional y psicológica de la menopausia.
El Poder de las Palabras en la Experiencia Humana
Las palabras no solo describen la realidad; también la crean. Según la neurociencia, el lenguaje influye en cómo experimentamos el mundo y cómo nos relacionamos con nosotras mismas. Al utilizar palabras negativas o patologizantes, nuestro cerebro asocia esas experiencias con sufrimiento, pérdida o disfunción.
Por el contrario, palabras más empoderadoras y neutrales pueden transformar la experiencia emocional y psicológica de la menopausia. Al hablar de «señales», invitamos a una visión más consciente y positiva de esta etapa de transformación.
Las Palabras Como Herramientas de Transformación
En su libro «Descubre tu abracadabra», Eva Sandoval escribe:
«Siento en mi interior cada palabra que digo para alinearla con la verdad. Experimento mi vida en confianza, honestidad y equilibrio. Vivo congruente. Yo creo como hablo.»
Este enfoque invita a elegir conscientemente las palabras con las que describimos nuestras experiencias. Al redefinir la menopausia a través del lenguaje, podemos liberarnos de narrativas limitantes y abrazar esta etapa como una oportunidad de crecimiento personal y transformación.
Reflexión Final: Redefiniendo la Menopausia
Al replantear el lenguaje de la menopausia, no estamos ignorando las dificultades reales que puede traer esta etapa. Más bien, estamos eligiendo verlas desde una perspectiva diferente, como señales de cambio y evolución.
En Menopausia Renovada, creemos en empoderar a las mujeres para que lideren su propio proceso de renovación. Al cambiar las palabras que utilizamos, cambiamos la narrativa, la experiencia y el significado de la menopausia.
Invitación a Reflexionar y Compartir
¿Qué palabras utilizas para describir tu experiencia de la menopausia? ¿Cómo te sentirías al cambiarlas por términos más neutrales o empoderadores?
Te invitamos a reflexionar y compartir en nuestra comunidad de Menopausia Renovada, donde estamos redefiniendo juntas el significado de esta etapa. Haz clic AQUÍ
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