El trasfondo de los discursos de auto-superación, tipo “usted puede cambiar su vida” o “usted tiene el poder”, que abundan por estos días, no es creer que somos un luchador que pelea a capa y espada por sus ideales. El verdadero poder es entender que tenemos la posibilidad de elegir, lo que sea, pero elegir.
¿Cómo es eso? La experiencia me ha enseñado que alguien verdaderamente poderoso es quien a pesar de las circunstancias (que hacen parte de la vida o de su destino, según crea), es capaz de elegir estar bien (o mal) y y tiene la suficiente determinación para sostenerse en ello. Una vez un maestro me dijo: -Supongamos que soy un guardia de un campo de concentración y me dan una metralleta para el “ejercicio de mis funciones”. Por supuesto que con un arma puedo matar a alguien, y si el poder no está dentro de mí sino fuera, quizá le dispare al primer prisionero que se me atraviese. Pero si soy poderoso, puedo elegir respetarle la vida y no hacerlo-.
Las circunstancias aparentemente “obligaban” al guardia a disparar a los prisioneros y aunque los demás lo hacían él no y no se sentía culpable por ello. En mi caso, mi familia se agobia y se preocupa porque no tengo trabajo, mientras que yo lo vivo diferente. Me siento poderosa porque entendí que YO NO SOY el trabajo. YO SOY YO y seguiré siéndolo haga lo que haga. YO NO SOY LAS CIRCUNSTANCIAS… estoy en ellas pero elijo mantener la calma, el trabajo ya vendrá. El poder es valentía, determinación y liderazgo para tomar la decisión que me conecte con mi esencia, es estar en el ojo del huracán, con la mente quieta a pesar del caos.
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