Sólo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente. ¿Hay algo peor que volverse insensible al dolor? ¿Algo peor que no dejarse afectar por las injusticias? Algo parecido está ocurriendo en la sociedad actual, miles de personas huyen de la guerra en busca de refugio seguro, miles de familias arriesgan sus vidas y las de sus hijos en el mar mientras que el resto de la humanidad miramos hacia otro lado. Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente.
Solo le pido a Dios que la reseca muerte no me llegue sin haber hecho lo suficiente, me da la sensación de que este deseo lo tenemos absolutamente todos los seres humanos, no queremos irnos sin haber hecho todo lo que consideramos que tenemos que hacer. El problema es que pensamos que tenemos todo el tiempo del mundo para hacer las cosas y pensando que más adelante lo haremos, pasan los días y no hacemos nada.
Sólo le pido a Dios, que el futuro no me sea indiferente, no dejemos de ocuparnos, no preocuparnos, de nuestro futuro, no perdamos la ilusión y las ganas de hacer aquello que nos mantiene vivos, aquello que nos hace sentir bien, para que cuando llegue el momento podamos sentirnos orgullosos de que hicimos todo cuanto ansiábamos, todo lo suficiente.