Ninguna semilla crece en tierra estéril, no importa cuánto tiempo, esfuerzo, dinero, inviertas, no crecerá….
Solo coge tu semilla y acepta que fue tu necedad, expectativa, deseo, exigencia, obsesión, la que te trajo a este momento de frustración, de pérdida, de rabia, de sensación de error.
Ni la semilla, ni la tierra son responsables, ellas son perfectas tal y como son, la semilla crecerá en tierra fértil y será lo que siempre fue, la tierra tendrá su destino y no será de cultivo, y estará bien.
Las cosas son lo que son, tratar ver un roble en un abeto, es una ilusión, ¿es culpa del abeto la mentira que construye la mente?
Es una tierra infértil, creada para sostener un hogar, ¿insuficiente?
La esencia de las cosas no está en oposición a lo que son, se reconocen, se aceptan, se aman en la verdad única de para qué fueron creadas.
Un Roble no pretende dar rosas, más su porte, nos recuerda, la fuerza, la seguridad, bajo su protección no nos faltará la sombra en un día de sol abrasador, no niega quién es, no se plantea cambiar su aspecto para dar gusto a quien observa, sabe y reconoce su lugar en el mundo, no se lo aportan los ojos que lo miran, su valor es intrínseco, ya estaba en su interior cuando solo era semilla.
No se enfada con su linaje, no pretende vivir lo que vive una mosca, ni desprender el aroma de un jazmín, no se queja por tener que soltar sus hojas en invierno, y quedarse desnudo frente al mundo, no se enfada con Dios por el lugar donde el viento llevo la semilla que será su destino, ni por su altura, ni por su frondoso tronco, ni mucho menos por los seres que compartirán su existencia; Algunos como él, enraizados al lugar estarán siempre juntos, y solo podrán verse desde el lugar que ocupan, otros vendrán y se irán, en ocasiones llegarán invasores que solo querrán usarlo, tomar de él aquello que tiene por ser quien es, y que no dudaran incluso en acabar con su vida, patógenos, ácaros o cualquier plaga, y esto puede desestabilizarlo o inducir en él sus propios mecanismos de defensa, y hacerlo más fuerte.
Otros vendrán a crear en conjunto, valerse de sus grietas para construir sus casas y a cambio despojarlo de distintos intrusos incómodos.
Aliados, enemigos, intrusos, amigos….todo forma parte del juego, la VIDA no discrimina, aunque tiene sus propios métodos para mantener el equilibrio, sin duda, los “COMOS” le pertenecen a ella, nosotros solo somos responsables de saber quiénes somos, de darnos nuestro propio lugar, reconocernos, aceptarnos, amando nuestra propia singularidad, valorando el para qué hemos sido creados, cual es nuestra esencia primigenia individual y genuina que siempre estuvo, nuestra responsabilidad está en no ocultarla, reprimirla o negarla.
Entonces…
Entonces sí, podremos compartirla, la esencia de quien Yo Soy, será el eco que no para de resonar, la luz que ilumina, el brillo que emana a través de lo opaco, lo imparable, lo incontenible, la naturaleza misma de lo inmutable que no muere, sin hacer nada, porque es causa.
Recordar QUIEN SOY (en toda su magnitud), es mi propósito cada día al despertar, y el sueño que cada noche rezo que se haga realidad. Cada noche morir a algo que no soy, y cada mañana nacer en un Yo más verdadero y libre.
Sencillamente SER con la vida…
” La muerte está tan segura de alcanzarnos que nos da toda una vida de ventaja”
Friedrich Nietzsche
Como existe la dualidad en este mundo que habitamos y la palabra no es inocente, mi propuesta es, que de la palabra ventaja, solo alimentemos la excelencia, convertirnos en nuestra mejor versión cada día, el beneficio de ser amor en la vida de otros, que la virtud de la bondad y la verdad, nos acompañen en este periodo temporal entre el nacimiento y la muerte, que las capacidades y los talentos únicos que vienen en nuestra maleta de viaje, sean puestas al servicio de la evolución, que ejerzamos el PODER que nos habita, y reneguemos de la fuerza que empuja hacia el lado contrario en resistencia.
El anhelo profundo de mi corazón y de mi alma es aportar valor a mi existencia, agradeciendo a la muerte esa ventaja que me ofrece, para convertirla en bendición
¡UN SI, A LA VIDA TAL Y COMO ES!