Abril
Iniciamos este nuevo mes con un cielo gris, después de llevar varios días de lluvias. Por lo general, nos cuesta sujetar el paraguas, se nos hace cuesta arriba salir a la carretera y encontrarnos con una fila de coches, o gruñimos al meter el pie en un charco que no habíamos visto. Porque no parece que ya sea primavera.
Y es que aquello que nos hace el día a día más complicado se convierte en un peso que suma cuando caminar se hace difícil. Sobre todo, porque vivimos en una sociedad que nos vende lo contrario: la comida que deseamos aparece en la puerta de casa ya hecha, el paraíso con el que soñamos esta a solo unas horas de avión, para no ver cosas desagradables (si es que aparecen) basta pulsar un botón. Todo debe ser rápido y placentero. Y todo el rato debemos estar contentos y motivados. Cuando, la realidad, no es así.
Porque la primavera es sol y lluvia, o los brotes no germinarían. Y la existencia es alegría y dolor, o no nos sentiríamos vivos.
Sin embargo, aceptar y transitar las emociones que no nos gustan y son desagradables no es tarea fácil. Y por eso hemos llamado a esta carta “Sostener el dolor” y no “abrazarlo” o algo parecido. Porque tan nocivo es una positividad tóxica que nos invalide el malestar y lo categorice como malo o inexistente, como pensar que si no aguantamos y ponemos buena cara a lo doloroso somos débiles o incapaces.
No, el sufrimiento nos hace humanos, pero no superhéroes. Si ha tocado vivir una enfermedad o experiencia difícil que duele, no hay que aguantarla, resignarse o querer pasarla por encima. Hay que navegarla, respetarnos y ser compasivos con nosotros mismos. ¿Después de eso seremos más fuertes? Seguramente, pero ese no será nuestro propósito, si no un efecto secundario.
Durante este mes queremos hablar de la manera más delicada, cercana y cálida que podamos de aquello que normalmente tenemos que callar. Porque normalizarlo y conocerlo es clave para saber como vivirlo, cuando nunca nos lo han enseñado. Esperamos que os sirva para ayudaros lo más posible.
Ejercicio que proponemos
Una tarea muy sencilla que puede ser a la vez muy creativa y servirnos para contemplar y analizar de manera objetiva nuestras emociones es un «mood tracker» o diario de emociones. Consiste en algo tan simple como ir anotando de alguna manera el como nos sentimos cada día. No obstante, hay mil formas de hacerlo. Se suele utilizar un código de colores asociado cada uno a un sentimiento pero se le puede dar la temática que prefiramos, os dejamos algunos ejemplos.
De esta manera veramos que aunque haya días malos, han ido seguidos (o precedidos) por días buenos y viceversa, observando lo que debería ser un balance entre las diferentes emociones. Si lo que descubrimos es que prevalecen de manera clara las emociones negativas, deberíamos pararnos e investigar a que se debe, pidiendo ayuda siendo necesario.