La teoría del Apego de John Bowlby, hace hincapié en la necesidad de establecer lazos emocionales íntimos y seguros para poder desarrollarse con confianza y autoestima. Sin embargo, esto no siempre es posible, ya que muchas veces los padres y madres, pueden tener problemas emocionales, sociales, económicos o situaciones familiares difíciles que dificulten el sostén y la contención.
Por ejemplo, en casos donde los padres han tenido infancias traumáticas (deprivación emocional, abusos, maltratos), es muy difícil que al nacer los bebes puedan ser capaces de dar una respuesta sensible, ya que ellos mismos no tuvieron esta experiencia y no saben de su importancia, ni de como darla. Asi el bebé primero experimentará en el vínculo corporal, esta distancia física que puede conducirle a enfermarse, ya que no puede expresar en palabras su malestar interno.
Cuando los bebés crecen, si al protestar, han recibido respuestas insensibles, dejarán de hacerlo o lo harán con mucha más intensidad, generándose en ellos la expectativa interna de que no están para ellos, que hagan lo que hagan, no son comprendidos, tenidos en cuenta, reconocidos y validados.
Posteriormente estos niños tendrán dificultades relacionales, serán niños callados o agresivos y con más predisposición a enfermarse. Posteriormente en la adolescencia pueden ser agresivos o tener tendencias a lastimarse, pues su autoestima es muy baja, se sienten inferiores, incapaces, idealizan a otros o se someten a figuras idealizadas, autodenigrándose.
La mejor manera de acompañar a una persona con depresión, no será animarla, ni tampoco someterse a todos sus deseos, sino validarla empáticamente, reconocerle en su identidad, ofrecerse recursos para poder afrontar su vida, aprender a regularse emocionalmente, a validarse, a cuidarse y poder sacar todo el odio y la agresividad que se ha tragado, para no lastimar a los demás, ni a si mismo.
De este modo y poco a poco se podrá construir una relación terapéutica de confianza, intimidad, empatía, respeto, donde la persona aprenda a gestionarse, ilusionarse, desear de forma realista y reconocerse positivamente.
En la clínica actual se dan muchas depresiones por sentimientos crónicos de vacío, aburrimiento, falta de sentido vital, falta de retos, ilusiones y deseos propios, en estos casos hay que dinamizar a la persona, encontrar en ella aquellas metas, relaciones y sueños que la hacen sentirse viva y útil, tratando de manejarse con los mecanismos defensivos de evitación, autoreproches, pegas..
Muchas depresiones pasan inadvertidas, son aquellas donde las personas tienen adicciones (a drogas, compras, comida, internet), a personas (de las que dependen, sin poder separarse, a las que cuidan de forma compulsiva), o donde se enferma el cuerpo, como consecuencia de una desvitalización a nivel emocional, social, relacional, en estos casos es muy importante poder comprender el sentido profundo de estos síntomas, ver que hay detrás de los mismos y poder darles voz, para transformarlos en bienestar y posibilidades.