Se acercan unas fechas muy señaladas en nuestra cultura: Las Navidades. En estas fiestas, la abundancia y los excesos con la comida son el invitado estrella en las cenas y comidas navideñas. Lo que para muchas personas es motivo de celebración y unión para otras se convierte en una época difícil, llena de retos. Y es que, para quienes sufren un trastorno de la conducta alimentaria o TCA, enfrentarse a toda esa comida sobre la mesa puede provocarles mucho sufrimiento.
En este artículo nos gustaría ofrecer algunos consejos prácticos para familiares, amistades o pareja para que puedan ofrecer apoyo a aquellas personas que no tienen una buena relación con la comida, así cómo invitaros a reflexionar sobre cómo se puede sentir alguien con un trastorno de la conducta alimentaria, en especial durante las cenas familiares.
¿Por qué las Navidades son difíciles para las personas con TCA?
Lo primero que hay que comprender es que una persona con un trastornos de la conducta alimentaria regula sus emociones a través de la comida, bien sea restringiéndola o bien dándose atracones y/o vomitándola. La complejidad de los TCA es muy grande: por ejemplo, en la anorexia la persona tiene una parte muy controladora que intentan controlar a través de lo único que siente que puede controlar, en este caso, la comida y, controlar a su vez, su cuerpo, su imagen. Por otro lado, en la bulimia, la persona tiene una parte impulsiva que no puede evitar comer y luego siente culpa por ello y para paliar esa culpa, vomita. Estos son los dos trastornos más típicos, pero pueden ser otros.
Entonces, imaginaros, a las personas con un trastorno de la conducta alimentaria, se les activan estas partes. Si tienen que enfrentarse a toda una noche, donde sus seres queridos se juntan a comer, estas partes (la impulsiva, la controladora, la que siente culpa, u otras), se van a activar mucho más.
Tampoco se les hace nada fácil cuando, en este tipo de cenas familiares, se hacen comentarios sobre el cuerpo, comentarios sobre la comida en sí o misma presión social de comer. La ansiedad por la comida se intensifica ante la ruptura de la rutina, los alimentos “prohibidos” o, incluso, los regalos navideños como la ropa.
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Los familiares también lo tienen difícil porque muchas veces no saben cómo actuar. No saben si lo que pueden decir o hacer puede beneficiar o perjudicar a su ser querido. Por eso, a continuación, os queremos dar algunos consejos o estrategias que se suelen recomendar si tienes un familiar con TCA.
1. La persona con TCA no debe participar en la planificación de la comida.
Para que prevalezca el bienestar emocional de nuestro familiar, se recomienda que no asuma la responsabilidad de elegir qué alimentos poner sobre la mesa y cuáles no. Suelen estar muy centradas en el control de la comida y lo que queremos es que se centren en disfrutar del evento en sí, no que se dispare su ansiedad con la anticipación o el mero hecho de pensar en la comida.
2. Evitar comentarios.
Obviamente, deberemos omitir todo comentario que tenga que ver con el aspecto físico. Pero también, será conveniente que no hagamos comentarios sobre la comida, en la medida de lo posible. Sabemos que esto es difícil pero seguro que la persona lo agradece, ya que puede activar la culpa, las comparaciones o pensamientos negativos. Si le damos protagonismo a la comida (quitándosela al encuentro) la persona se puede sentir muy mal e incómoda.
3. Preguntar a la persona cómo está.
No se trata tampoco de que se convierta el trastorno en un tema tabú. Sin agobiarle, podemos revisar cómo se va encontrando nuestro familiar, si quiere salir un rato, si necesita otra cosa, etc. Puede que necesite hablar de cómo se siente. Por supuesto, siempre contando con su consentimiento. Será muy beneficioso crear un espacio familiar, libre de prejuicios y abierto a hablar de las emociones.
4. Hacer otras actividades.
Lo que ya hemos señalado, como tener otros temas de conversación durante la cena, es importante. Sin embargo, tras la cena se suelen poner dulces y demás alimentos que se tiran encima de la mesa toda la velada. Lo mejor será retirarlos en cuento se termine. Quizás, en familia, podáis proponer alguna actividad que ponga el foco en otro sitio que no sea la comida. Por ejemplo, jugar a juegos de mesa o hacer un baile.
5. Elegir una persona de apoyo.
Puede ser que la persona con TCA entre en crisis o no esté a gusto. Puede ser buena idea que, entre los familiares que conocen la enfermedad, la persona elija alguien a quien acudir si necesita hablar. Debe ser alguien de confianza y con quien la persona se sienta segura y comprendida. Se aconseja que, para que la persona no coma del centro, sea este familiar de confianza quien le sirva en su plato lo que suele comer habitualmente.
6. No presionar.
No debemos hacer tampoco comentarios sobre lo poco o mucho que come. Aunque durante las cenas navideñas se tienda a comer mucho, lo recomendable es que la persona con TCA coma la cantidad que come habitualmente, ni más ni menos. No deberemos presionarla para que coma más porque sobra comida o porque el resto está comiendo más. Tampoco reñirla por no comer o ridiculizarla por comer en exceso. Estos pueden ser comentarios inocuos a simple vista pero que pueden hacer mucho daño a alguien con TCA.
7. No juzgar.
Ante todo, es importantísimo recordar que la persona no está eligiendo no comer o comer en exceso, es que no sabe regularse de otra manera. El TCA se trata de un trastorno muy poco comprendido y difícil de comprender para las personas de alrededor. Aunque nos parezca raro como se comporta o no sepamos por qué hace lo que hace deberemos mordernos la lengua. Lo que queremos es que la personas también pueda disfrutar de las Navidades y deberemos hacer lo que esté en nuestra mano para apoyarla.
En conclusión…
El trastorno de la conducta alimentaria o TCA es un trastorno muy complejo que no se cura con comentarios del tipo “si no estás gorda”, “qué necesidad de pasar hambre” o “no lo pagues con la comida”. En general, socialmente, estamos muy acostumbrados a opinar sobre los cuerpos ajenos y ridiculizamos a aquellos que no comen o comen en exceso. Esto debemos cuidarlo porque el cuerpo es algo muy individual y, a la vez, muy delicado. No sabemos el impacto que nuestros comentarios pueden tener sobre los demás, ni la relación que tiene cada cual con su cuerpo o con la comida.
Por otro lado, si tu familiar está en tratamiento psicológico de TCA cíñete a las pautas que haya brindado su terapeuta o el equipo que le trate. Aquí hemos querido dar unos consejos generales pero, luego, cada personas es diferente y, aunque compartan síntomas, un TCA puede ser algo muy complejo que entraña mucho más que una mala relación con la comida o el miedo a engordar, por eso, el tratamiento debe ser siempre personalizado.
¿Buscas tratamiento psicológico para TCA?
El trastorno de la conducta alimentaria o TCA es un trastorno grave que muchas veces no llega a diagnosticarse. Se pueden camuflar los síntomas y podemos confundirlos con otras dificultades psicológicas. Si crees que tú o alguien de tu entorno puede tener un TCA lo mejor es que pida ayuda especializada. En Vervana Psicología contamos con profesionales especializadas en este campo. Si quieres más información puedes ponerte en contacto con nosotras aquí.
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