La familia no se elige, no tienes porqué pasar las navidades con ellos.
Antes de empezar te voy a invitar a que hagas un ejercicio y reflexiones sobre ello. ¿Cuáles son los 5 valores QUE TE GUSTARÍA que te representaran AHORA MISMO? Puedes buscar en Google «lista de valores» y te aparecerán un montón.
Los míos son: amor, éxito, belleza, bienestar y acompañar.
Ahora bien, la frase «a la familia no se le elige» encapsula una verdad ineludible: nacemos dentro de un círculo de relaciones que no seleccionamos, con personas cuyos valores, formas de ser y maneras de amar pueden ser muy distintas a las nuestras. Esto, a veces, genera tensiones, heridas o distancias emocionales que pueden hacer que reuniones como la cena de Navidad sean más una obligación que un encuentro deseado.
Sin embargo, la pregunta clave no es si debemos cenar con nuestra familia, sino si queremos hacerlo y, más importante, por qué. Las tradiciones suelen imponerse como un «deber ser», pero en realidad, no hay regla que obligue a compartir tiempo con personas con quienes no nos sentimos seguros, comprendidos o en paz, aunque esas personas sean nuestra familia. Nuestra salud emocional y mental no tiene que sacrificarse en nombre de la costumbre.
Dicho esto, la Navidad también puede ser una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de relación que queremos construir con nuestra familia. Quizá no elegimos a quienes forman parte de ella, pero sí podemos decidir cómo queremos relacionarnos con ellos: desde el amor, desde la distancia o desde una mezcla de ambos. En algunos casos, estas cenas pueden ser espacios para sanar, reencontrarnos o simplemente convivir en paz. En otros, puede ser más saludable establecer límites y buscar celebrar con personas que nos eligen y que elegimos, lo que a menudo encontramos en amigos o en una familia creada a partir de los afectos y no solo de los lazos sanguíneos.
Cenar con la familia en Navidad no debería ser un acto impuesto, sino una decisión consciente. Y si esa decisión es no hacerlo, también es válida y respetable. Lo esencial es que, sea cual sea nuestra elección, busquemos crear un momento que honre nuestra paz, nuestra autenticidad y el espíritu de estas fechas: celebrar el amor, en la forma que mejor nos resuene.
Antes de terminar, volvemos al ejercicio del principio: tener claros cuáles son tus valores te ayudará a identificar a quién quieres tener cerca en los momentos más importantes y no tan importantes. Puedes ayudarte de las siguientes preguntas: ¿Ésta o éstas personas están alineadas con mis valores?, ¿siento que me respetan?, ¿siento admiración por ellas?
Espero haberte ayudado a ser tú (a tu manera) y que tomes decisiones que te hagan sentir en paz.
Un abrazo. Be.