Estos autores conceptualizan la hipocondría como un trastorno de ansiedad. Así, parten del pánico, con quien la hipocondría comparte dos características esenciales: la experimentación de síntomas físicos y su interpretación inicial como evidencias de una enfermedad grave.
La interpretación que hace una persona de sus sensaciones físicas depende del peligro percibido, que, a su vez, está en función de 4 factores cognitivos:
- Percepción de la probabilidad de enfermedad: el más importante e interactúa con el siguiente.
- Percepción del coste, lo horrible y la carga de la enfermedad: dolor y sufrimiento que acompañan al enfermo y consecuencias generales.
- Percepción de la habilidad para hacer frente a la enfermedad: en qué medida le puedo hacer frente a la enfermedad. Estrategias de afrontamiento percibidas.
- Percepción de la medida en que los factores externos nos ayudarán: como servicios de salud o ayuda médica.
Un aspecto importante es que la persona puede experimentar una elevada ansiedad por la salud sin que exista una alta probabilidad de enfermar, por el simple hecho de considerar que estar enfermo sería algo horrible.
Estos factores cognitivos juegan un papel determinante en la génesis del trastorno, pues los pacientes perciben las sensaciones y síntomas corporales como más peligrosos de lo que realmente son y la enfermedad como más probable de lo que es.
De este modo, las experiencias tempranas relacionadas con la enfermedad (propia y ajena) y las experiencias negativas con los servicios de salud llevan a formar cogniciones disfuncionales sobre los síntomas, enfermedad y conductas de salud.
Estas creencias que se van formando pueden permanecer latentes hasta que ocurre un incidente crítico que los vuelve a activar. Por ejemplo, la muerte de un familiar, sensaciones corporales a las que no estoy acostumbrado… Se genera un aumento de la vigilancia corporal y el individuo puede observar con más facilidad otras sensaciones.
Como todo trastorno de ansiedad, se manifiesta mediante síntomas de tipo:
- Conductual: comprobación, vigilancia corporal…
- Emocional: malestar, tristeza, enfado…
- Cognitivo: vigilancia, atención selectiva a síntomas
Una vez que el trastorno se desarrolla entran en juego una serie de factores que mantienen y aumentan el mismo. Por un lado, los pacientes pueden malinterpretar los síntomas de activación como una prueba adicional de enfermedad física. Además, la atención selectiva y focalizada en el cuerpo puede hacer que la persona perciba cambios en su funcionamiento corporal y los interprete como anómalos. Por último, las conductas de evitación, la auto-inspección corporal de zonas corporales y búsqueda de información tranquilizadora aumentan la ansiedad por la salud.
Esperamos que os haya gustado,
Psicología Fonseca y Figar