Situación:
Es lunes, este fin de semana no has podido descansar nada y a primera hora de la mañana ya empiezan la surgir los primeros contratiempos de la semana. Los vas sorteando durante el día mientras se van acumulando momentitos de tensión que, por mucho que no queramos, terminan aumentando nuestros niveles de cortisol. Y ya tenemos el primer pico de estrés de la semana. ¿Te suena? Sigue leyendo.
Sistema Nervioso Simpático (Nada simpático).
Probablemente ya sabrás, y si no ya te lo recuerdo yo, que cuando el cerebro se encuentra con algún «peligro» activa el Sistema Nervioso Simpático, que a su vez pone en funcionamiento una serie de mecanismos de ataque/huida para solventar o escapar del problema. Esto ha tenido significados diferentes en las distintas etapas de evolución humana ya que los peligros han ido modificándose desde que te persiguiera un depredador como pueda ser un tigre o un león a que tu madre no pare de llamarte para recordarte que te toca preparar un postre para la próxima comida familiar. Puede sonar absurdo pero debido a que nuestra vida se ha ido modificando a lo largo de los años, el Sistema Nervioso Simpático se ha tenido que adaptar y hacer evolucionar el concepto de «peligro» muchas veces. Esto, en el Primer Mundo, claro, hay que tener en cuenta que en algunos países la vida sigue siendo bastante básica, al menos en cuanto a peligros se refiere. De modo que tu organismo se puede llegar a poner en modo alerta con esa llamada insistente de tu madre, incluso al mismo nivel que si te persiguiera un gato sable. Si esto ocurre, es por un error evaluativo, que te lleva a sobredimensionar el problema. De eso hablaremos otro día.
Mecanismos.
Cuando se dan este tipo de situaciones hay una reacción en cadena para que el organismo esté preparado para salir corriendo o atacar. Entre los más destacables y relevantes para lo que nos ocupa son:
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Se envía energía a todo el cuerpo, rápidamente.
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Aumenta la temperatura corporal.
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Se segrega adrenalina y noradrenalina.
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Los músculos se contraen.
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Los sentidos se agudizan.
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De repente no te duele nada porque el cortisol es un gran antiinflamatorio.
Es decir, que de repente eres como Hulk moviéndose y hablando a ritmo de Speedy González y los sentidos del mismísimo Conde Drácula.
Otros motivos que provocan el aumento de la hormona del estrés.
Hay que tener en cuenta que hay otras situaciones que pueden llevarte a sufrir un pico de estrés.
El estrés físico también puede llevarte a aumentar tus niveles de cortisol y, sobre todo, si te estás medicando con corticoides, debes saber que es algo con lo que vas a tener que lidiar a diario.
Que no cunda el pánico.
Te han dicho alguna vez en estos casos: “Tranquilízate” y has comprobado en propia piel que no sólo no funciona sino que tu humor empeora, ¿verdad?
Conseguir que esta reacción no suponga una merma en nuestros patrones de comunicación (verbal y no verbal) o que termine provocando una serie de consecuencias no deseables en nuestro organismo es todo un arte para el cual hay múltiples herramientas que se pueden usar desde el Yoga y otras disciplinas, ya que debido al aumento de los latidos del corazón y la respiración suele reflejarse en una tensión mecánica corazón/diafragma/psoas que luego pueden provocar a su vez otros efectos perjudiciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo y fisiología.
Pero hoy vamos a hablar concretamente de cómo usar en nuestro favor el mecanismo de agudización de los sentidos.
Escuchar con total nitidez cada pequeño sonido, por tenue que sea o sentir cada vibración de esos sonidos como si fuese un terremoto puede llegar a ser muy desagradable o incluso insoportable, dependiendo del nivel del pico de estrés o de la dosis de corticoides con la que te estés medicando. Y si es este segundo caso, encima no te vale para nada porque no hay una situación real con la que lidiar por lo que parece un sufrimiento banal y esto nos lleva a un estado de ofuscación que lo único que hace es empeorar el problema.
Y lo peor es que cuanto más intentas huir de ello, más se agudizan y más aumenta la ansiedad. Vuelta al círculo vicioso.
Un arma de doble filo.
Así que… ¿Y si lo usamos con un sentido productivo? ¿Y si en vez de huir de ello, le prestamos atención?
Como sabéis, soy afectada de Esclerosis Múltiple y la semana pasada me tocó pasar cinco horitas enchufada a una bomba de infusión para mi tratamiento monoclonal semestral. Dicho tratamiento lleva ADN de ratón por lo que, para evitar un shock anafiláctico, antes de la medicación principal inmunosupresora, administran una dosis respetable de metilprednisolona y antihistamínicos. La metilprednisolona es un corticoesteroide muy popular que seguramente os sonará más bajo el nombre comercial Urbason.
Hasta ahora había gestionado los efectos biomecánicos del tremendo pico de estrés que provoca y compensado activando el Sistema Vagal y Sistema Nervioso Parasimpático varias veces al día desde el Yoga pero en esta ocasión, practicando técnicas de Nada Yoga (Yoga de los sonidos), he descubierto que me he estado perdiendo una experiencia maravillosa intentando huir/paliar el problema, cuando soy una persona más de enfrentarse a ellos directamente.
Y es por esto que quiero proponeros un ejercicio para cuando estéis en situaciones similares.
El ejercicio.
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Busca un lugar retirado, lo más aislado posible.
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Ponte en una postura cómoda, que puedas respirar bien y puedas mantenerte en quietud.
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Tómate unas cuantas respiraciones fluidas y luego lo más profundas posibles, seguramente no sean muy profundas pero no importa.
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Tapa tus oídos con tus dedos o de la forma que quieras. Puedes utilizar tapones de cancelación de ruido, cascos de protección como los que se usan en los aeropuertos o circuitos de velocidad (si podéis agenciaros uno de éstos, son maravillosos para este ejercicio).
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Presta atención a tus sonidos internos: La respiración, el pulso, tu saliva, pequeños crujidos en las estructuras, acúfenos… seguramente vas a escuchar cosas que jamás creerías si tu pico de cortisol es muy alto. Si te agobias, vuelve a centrarte en la respiración y empieza de nuevo tratando de dejarte llevar sin asociar esas sensaciones con algo negativo, que es a lo que estamos acostumbrados. Si sientes que es demasiado para ti, para y prueba en otro momento. Mantén esta parte del ejercicio durante 5-10 minutos.
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Poco a poco empieza a alejarte de esos sonidos y busca otro sonido que hay más allá de todos los comentados. Un sonido que lo envuelve todo. Al principio puede parecer una simple vibración sonora como el que hace tu nevera o un motor de aire acondicionado, pero sigue concentrándote en él y ve descubriendo patrones dentro de ese sonido que al principio te parecía sólo ruido homogéneo. Y quédate ahí. Profundiza. Piérdete en la fluctuación de ese sonido. Esta segunda fase también debería durar otros 10 minutos aproximadamente, pero si puedes hacer más, estupendo.
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Y ahora que has calmado tu mente, aprovecha para meditar, reflexionar, pensar en cómo solucionar el problema que te ha causado el pico de estrés o simplemente, relajarte y desconectar por unos instantes.
¿Te ha funcionado? Escríbeme y me cuentas.