Tu cuerpo quiere hablarte y te ha escrito una carta…
Hola, compañer@ y amad@:
TE pido humildemente y, desde un puro amor tierno, que me escuches dulcemente. No creo en el lenguaje imperativo, sino en el de la dulzura y el amor, pero a veces me he sentido obligado a levantar la voz para que me escucharas. Siento los inconvenientes que te haya podido causar, los dolores, las tensiones… En realidad, eran un grito de ayuda desesperado. Es muy sencillo:
-Yo no soy tu vehículo, no te pertenezco, no soy tuyo, sino que somos uno mismo. Tampoco soy un receptáculo de alma sin más. Yo tengo memoria…
-Necesito que me cuides, simplemente que me sientas, que me veas -no que me examines y me juzgues constantemente-, que me percibas tal y como soy (mis sensaciones, mi temperatura…), porque, como te he dicho, somos uno. Y yo te ayudo a estar presente. Así que cuidarme a mí es cuidarte a ti, cuidarnos. Es agradecernos nuestro sostén, nuestro engranaje perfecto, nuestra capacidad de dar y recibir placer, el respirar…LA VIDA
Cuando estás demasiado tiempo sin moverte y tus pensamientos están en bucle, nuestro sistema nervioso está todo el tiempo en alerta, estamos bloqueados en el sistema simpático, el de activación: la musculatura está tensa, preparada para la huida o la lucha, nuestro corazón se está “acostumbrando” a estar más acelerado y nuestra mente no está en su momento de mayor claridad porque la percepción está alterada, solo vemos por un foco muy pequeño. Por tanto, nuestra capacidad de respuesta está limitada.
Nuestro cerebro no distingue entre lo que está pasando en este momento y lo que estás imaginando. Este estado de alarma continuado, me está/nos está haciendo daño. No sólo porque el miedo está presente todo el tiempo, sino, porque se conecta con viejas memorias no sanadas, traumas. Lo que hace que todavía estemos más inmovilizados. El trauma es inmovilización. Necesitamos “movernos” para poder salir de ahí, pendular al sistema parasimpático y que el cuerpo pueda relajarse, descargar de forma controlada toda esa tensión.
¿Cómo podemos conseguirlo? Pues como te decía: escuchándome, aprendiendo a escucharme. Aprender del silencio y adentrarte en tus sensaciones corporales, observarlas; del mismo modo, contactar con tus recursos (lo que te hace sentir bien en la vida. ¡Descubrirlo es toda una aventura!), contactar con aquello que te gusta y te hace feliz. Puedes recrearlo en tu mente y, sobre todo, déjanos libres, permíteme el movimiento con conexión. Esto estimulará tu sistema parasimpático, y me permitirá/nos permitirá relajarnos y conectar con bienestar.
Busca qué te gusta hacer a ti: siéntelo en tu cuerpo, explora el movimiento y el baile; desde la conciencia, la respiración, la delicadeza y el respeto a nosotros. Verás cómo nos sentiremos mejor los dos…
Te quiere para siempre,
Tu cuerpo
Un comentario
G R A C I A S ✨❤️