Aunque los seres queridos puedan reflejar tu frustración, la Navidad es una oportunidad para abrirte al amor
La presión de justificar la soltería suele alimentar la sensación de fracaso de no tener pareja
Ya están aquí las fiestas navideñas, dónde de la noche a la mañana, “en teoría” nos reunimos felices y nos queremos todos a rabiar. Casi todos tenemos una tía, un cuñado, un amigo cercano o una conocida graciosilla que nos dice, cuando no tenemos pareja: “¡Que! ¿Sigues así solito /solita? ¿El tema de amoríos como te va? ¿Iremos de boda o de celebración o de lo que esa? ¿Cuándo nos presentas a alguien? Ja, ja ¡Se te va a pasar el arroz!”.
En ese momento, lo más sensato es tirar de algún ejercicio de mindfulness y de respiración meditativa, y verlo como un “reto del universo” para ver si somos capaces de mantener la serenidad ante las “duras pruebas” que las reuniones navideñas nos ofrecen. Y digo yo: “¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad? ¿Dónde está ese arroz que se pasa? ¿Será de mal gusto preguntar si tu arroz está crudo o chamuscado?”.
Sólo nos afectan los comentarios que nosotros permitimos y nos influyen según el grado en que somos capaces de sostener. Para que duela el dedo en la llaga, es necesario que esté abierta. “Todo es aprendizaje y todo está relacionado” nos enseña la perspectiva sistémica. “Quien se pica, ajos come” nos dice la sabiduría popular, que viene a ser lo mismo. Si nos molesta algún comentario del vecino, en parte podemos agradecérselo, porque nos va a mostrar que “no lo tenemos tan superado el tema como pensábamos”. Así que recordemos y apliquemos esta frase en estas ocasiones que pudieran llegar a incomodarnos y/o dolernos:
“Un hombre sabio puede aprender más de una pregunta estúpida de lo que un tonto puede aprender de una respuesta sabia” Bruce Lee.
Por otro lado, lo que no sabe tu tía es que se puede tener el corazón abierto y no tener en ese momento pareja. Esa abertura, en ese momento, puede otorgar la libertad, la ligereza de sentir que se puede elegir desde la consciencia a un compañero o una compañera de vida. ¿No es maravilloso? Todo lo mejor está por llegar, con todo lo que sabes y sientes ahora, y con todo lo que seguirás aprendiendo.
Cuando quieres pareja, existe una clara posibilidad de vivir lo esperado
Como nos muestra Uwe Böschemeyer en el libro de “Eneagrama. Los nueve rostros del alma”, “cada etapa de la vida tiene un propio valor”. Si sufrimos en el pasado por amor, o nos ha costado aceptar la soledad, esas “crisis son expresión de una vida no vivida, una vida que espera ser vivida”. “Casi todas las crisis son un reto vital”. Claro que si respondes a tu tía: “La pareja es para mí en este momento un reto vital”, es muy probable que te diga: “¡Nena / nene o nen deja de beber que te está subiendo demasiado!”. Lo importante no es que le llegue a ella que lleva su camino, sino que lo entiendas y lo sientas tú.
Sanar las relaciones familiares es necesario para la formación futura de parejas conscientes y la Navidad nos proporciona ocasiones para ello
En estas fechas especiales, otro aspecto que sale a la luz, es la relación que tenemos con nuestros familiares, y en concreto, con nuestros padres.
Yo he tenido la suerte de sentir el amor que me han entregado y me siguen regalando mis padres. No son perfectos, como no lo soy yo con mis hijas. Reconozco que cuando tus padres han estado, como han sabido, en los momentos difíciles de tu vida y te han entregado su cariño lo mejor que sabían, gestionar el perdón hacia mí y hacia ellos, de lo que yo hubiera querido de otra manera, podría considerarse que no ha tenido mucho mérito. Me encuentro con personas, que no vivieron estas circunstancias, donde la falta de atención y amor por parte de sus padres, la han sentido como algo repetitivo a lo largo de su vida. ¡Sí, entonces el proceso es mucho más doloroso, pero no por ello menos necesario!
“Solo cuando se reconoce el vínculo con la familia y comprende y comparte la responsabilidad, el individuo puede sentirse libre para continuar con su propio y particular camino, sin temor a que el pasado lo atrape y sea una carga para él” Bert Hellinger (quien desarrolló las Constelaciones Familiares).
Tal y como nos explica Joan Garriga en su libro “El buen amor en la pareja”, “es muy importante sanar el vínculo con los padres, porque es la forma de sanar nuestro vínculo con la vida y con nosotros mismos”. Los padres representan la vida. Honrar a nuestros padres es abrir las puertas a todas las personas de nuestro sistema; nos ayuda a querernos tal y como somos, aceptando y honrando las heridas y el dolor. Y todo esto nos prepara en el proceso de acercarnos al concepto de pareja, la tengamos o no en este momento. Tal y como este autor nos recuerda: “la pareja es vida también”. La pareja es reflejo de lo que somos, y de cómo nos relacionamos con la familia, con lo demás, con la vida.
Tratarte con compresión y compasión ante el deseo anual no cumplido de tener pareja es un buen comienzo de año
Lo peor de vivir la Navidad y el comienzo de año sin pareja no son las opiniones familiares, sino tu propia voz interior experta en exigencias y presunciones: “¿Cómo lo hacen para tener pareja? ¡Es tan complicado ahora conseguir pareja! Me lo propuse, ya es final de año, ¡y mi vida sigue igual!” La televisión, las redes sociales, nuestra cultura, nuestro inconsciente… nos taladran con mensajes, deseos de felicidad y armonía, estampas familiares entrañables donde ¡hasta parece que no les engorde ni el turrón!…lo que nos puede generar un sentimiento de exclusión y de tristeza. Donde encima, solemos añadir la exigencia personal de que “tengo que estar bien” desde la pura inconsciencia o desde una inconsciencia camuflada de “esto ya no me toca porque me lo tengo trabajado”.
La psicóloga y coach Montserrat Ribot, autora del libro “Amor de verdad” describre una soledad física al ver en los festejos la gente emparejada y una soledad más dolorosa, la emocional, pasando el amor en pareja a ser una necesidad urgente y vital. Y precisamente ese sentimiento de apremio es el que reduce las posibilidades de conseguirla porque genera esa ansiedad bloqueadora y saboteadora que contamina las condiciones para que se produzca de forma natural el encuentro amoroso desde el positivismo, el estado receptivo y la proactividad de conocer personas.
Los deseos de paz y amor que empiecen en ti
El final del año deberían ser momentos de recogimiento, de escucha interior que nuestra sociedad ha transformado en un consumismo envolvente y evasivo de nuestra verdadera esencia y de nuestra realidad espiritual. Son tiempos de conectar con uno mismo, con el amor en el sentido más amplio, con nuestras creencias, con nuestro origen, con la familia, con los amigos, con el prójimo, desde el lugar donde esté cada uno, en compañía o en soledad. Es época de evaluación, no desde la rabia y tristeza de deseos no cumplidos, sino desde el agradecimiento y la alegría de lo que somos y tenemos.
“La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero” Gandhi.
La paz en el mundo empieza por la paz con uno mismo. Para tener relaciones satisfactorias de pareja, de amigos, de contribución en el mundo, primero tenemos la responsabilidad de tener paz con nosotros mismos. Por eso os trasmito mi más sincero deseo, de que vivamos con la implicación real en nuestras vidas que nos permita vivir amando.
Si deseamos paz y amor sin cambiar nada es como presentarnos a un “concurso de mis” y recitar un discurso inmaduro y superficial sobre nuestro deseo de paz mundial.
El amor es compromiso atemporal
A menudo, asociamos el compromiso a posible dolor, a represión, a sacrificio, a eternidad imposible de cumplir.
El verdadero compromiso es fe porque nos proporciona la energía para creer en las relaciones y las fortalece. El compromiso es el cuidado y el mimo que permite que crezca el amor fuerte. El compromiso es atemporal porque no importa si dura un día o una eternidad, lo importante es que proporciona la base, la confianza, la tierra para que algo bonito florezca.
El compromiso empieza con uno mismo, luego con los demás y después con el mundo, como forma de vivir de forma íntegra.
¿Reclamas o vives con compromiso? ¿Exiges o entregas amor?
¿Qué vas a hacer diferente este año para vivir con serenidad y plenitud?
¡Feliz Navidad y próspero año nuevo lleno de valentía para vivir con amor!
¡Hasta pronto!
Un abrazo